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Tomando los principios desarrollados por Waggoner y Jones, Fifield teje una trama de evangelio puro en sus presentaciones. La expiación, el evangelio, el ministerio de Cristo, el carácter de Dios, todos están bellamente expresados. Es hermoso de leer y digerir. Estos sermones son vitales para aquellos interesados en el movimiento del Padre de Amor. He aquí un ejemplo de los muchos en los que Fifield contrasta la visión cristiana común de la expiación con la bíblica.
"Esta es la expiación; por eso llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, para poder hacer eso por nosotros, derribando todas esas cosas que separan los corazones de los corazones, tanto humanos como divinos. A pesar de ello, le tuvimos por azotado, herido de Dios y afligido. Eso era lo que pensábamos al respecto. Decíamos, Dios está haciendo todo esto; Dios lo está matando, castigándolo, para satisfacer su ira, para dejarnos libres. Esa es la concepción pagana del sacrificio. La idea cristiana del sacrificio es ésta. Notemos el contraste. "Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna". Esa es la idea cristiana. Sí, señor. La indiferencia retiene, el odio retiene, el egoísmo retiene, y si da algo, lo hace a regañadientes, contando el costo, y calculando alguna devolución mayor en el futuro. Pero el amor, y sólo el amor, sacrifica, da libremente, se da a sí mismo, da sin contar el costo; da porque es amor. Eso es sacrificio, ya sea el sacrificio de toros y machos cabríos, o el de Aquel que es el Cordero de Dios. Es el sacrificio que se revela a lo largo de toda la Biblia. Pero la idea pagana del sacrificio es todo lo contrario. Es que algún dios está siempre ofendido, siempre enojado, "