Maranatha Media: Spanish
Autor Adrian Ebens
Publicado Jul 25, 2018
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La Rebelión de Coré

¿Quién envió a Coré, Datán y Abiram vivos al Seol?
Núm. 16:31-33 Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. 32 Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. 33 Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación.

¿Y qué hacemos con estos comentarios?

Pero Coré y sus compañeros rechazaron la luz hasta quedar tan ciegos que las manifestaciones más maravillosas de su poder no bastaban ya para convencerlos; las atribuían todas a instrumentos humanos o satánicos. Lo mismo hicieron los que, al día siguiente después de la destrucción de Coré y sus asociados, fueron a Moisés y Aarón y les dijeron: "Vosotros habéis dado muerte al pueblo del Señor". A pesar de que en la destrucción de los hombres que los sedujeron, habían recibido las indicaciones más convincentes de cuánto desagradaba a Dios el camino que llevaban, se atrevieron a atribuir Sus juicios a Satanás, declarando que por el poder de este Moisés y Aarón habían hecho morir hombres buenos y santos. Este acto selló su perdición. Habían cometido el pecado contra el Espíritu Santo,  pecado que endurece definitivamente el corazón del hombre contra la influencia de la gracia divina. PP 378, 379

¿Y qué hay de esta declaración?

En el caso de Coré, Datán y Abiram tenemos una lección de advertencia no sea que sigamos su ejemplo: “Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.  “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”. 1 Corintios 10:9-11.  3 TI 389

¿Cómo armonizamos estas declaraciones mientras mantenemos la revelación del Carácter de Dios en la vida de Jesucristo? Si buscamos a nuestro Padre con todo nuestro corazón, entonces lo encontraremos. Seamos hacedores de la ley y no solo oidores engañándonos a nosotros mismos.