Querido Hermano: El tema de la ley en Gálatas, que recibió cierta atención en el último
Congreso de la Asociación General, ha estado ocupando mi mente en forma considerable, y
sin lugar a dudas, muchos han estado pensando desde entonces mucho más que antes.
Realmente lamento que en todo momento estaba tan ocupado que no pudimos hablar sobre
el tema. Es verdad que el tema fue tratado muy brevemente en las reuniones del Comité
Teológico, pero por supuesto, lo poco que se pudo decir en esas circunstancias no fue lo
suficiente como para dejar satisfecha a ninguna parte. Se que Ud. se encuentra en todo
momento extremadamente ocupado, y yo mismo no tengo tiempo que perder, pero este
tema es de gran importancia, y ha recibido tanta atención que no hay posibilidades de
ignorarlo. Recordará que le mencioné que había varios puntos en su panfleto que me parecían
indicaban que Ud. no había comprendido mi postura. Me gustaría, consecuentemente,
mencionar algunos.