En la vida de Saúl vemos el fruto del deseo de Israel de tener un rey. Israel había rechazado a Dios como su líder. Se apartaron de Él y, en su lugar, la providencia les proporcionó una manifestación de sus propios corazones. 

Dicen que el poder corrompe pero el poder absoluto corrompe absolutamente. A Saúl no se le dio poder absoluto, pero actuó como si lo tuviera. Saúl rechazó las apelaciones y las reprimendas de Samuel. 

“Pero al rechazar el instrumento elegido por Dios, rechazaron a Cristo, su líder invisible. Insultaron al Espíritu de Dios; y los juicios siguieron de cerca a su pecado. Fueron engañados por Satanás, pero por su propio consentimiento; porque se colocaron bajo su poder ".

“Así fue con Saúl. Tenía la evidencia más decisiva de que Samuel había sido designado e inspirado por Dios. Fue en oposición a todos los dictados de la razón y el buen juicio que se atrevió a ignorar el mandato de Dios por medio del profeta. Su presunción fatal debe atribuirse a esta hechicería satánica, que lo dejó ciego al pecado y descuidado de sus consecuencias. Saúl había manifestado un gran celo por suprimir la idolatría y la brujería, decretando que todos los culpables de estas prácticas debían ser castigados con la muerte. Sin embargo, el profeta le muestra que en su desobediencia al mandato divino había sido impulsado por el mismo espíritu de oposición a Dios, y había sido realmente inspirado por Satanás, como si hubiera practicado la hechicería ”. ST 14 de septiembre de 1882