Existe una hermosa promesa en las Escrituras que, siglos después de haber sido dada, aún espera su cumplimiento:
1888 es un año clave en la historia del Adventismo, y el mensaje proclamado allí era el principio de la lluvia tardía. En dicho mensaje estaban las primeras gotas de raudales de bendición, que harían que el mensaje y la obra se desparramaran por el mundo como fuego por el rastrojo. En dicho mensaje, se comenzaba a presentar la justicia de Cristo, para que todo hombre pudiera conocer su propia condición, y al mismo tiempo conocer y recibir el ideal de Dios para sí mismo. ¿Qué presentaron Jones y Waggoner en esos años? ¿Qué dijeron ellos respecto de Dios, su justicia, de Cristo, de la gran controversia, de la gloria de Dios y su carácter? En este folleto juntamos perlas de sus escritos, que nos revelan la gloria que aún ha de brillar sobre un mundo perdido. Un destino glorioso le espera al pueblo de Dios, y así como Cristo fue glorificado por el Padre para que lo glorifique, así también Cristo ha de glorificar a su pueblo justo antes de su segunda venida para que la vida de Cristo sea revelada en la vida de sus seguidores.