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Una Iglesia no-trinitaria rechazó el mensaje de 1888

Publicado Jun 18, 2013 por Adrian Ebens En El Padre y el Hijo
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La declaración anterior [el título] puede ser algo impactante, pero la realidad detrás de la declaración deberá ser una advertencia para los creyentes en el Padre y el Hijo.

Cuando Jones y Waggoner predicaban la justificación por la fe en verdad, el liderazgo de la iglesia – todos no-trinitarios- estuvieron en contra del mensaje y permitieron que el mismo espíritu de los judíos fuese desplegado.

Hay menos excusas hoy día para la terquedad y la incredulidad de lo que había en los días de Cristo para los judíos. Ellos no tienen ante sí el ejemplo de una nación que había sufrido la retribución de su incredulidad y desobediencia. Pero tenemos ante nosotros la historia del pueblo escogido de Dios que se separó de él y rechazó al Príncipe de la vida. A pesar que no podían redargüirle de pecado, aunque no podían dejar de ver su propia hipocresía, odiaron al Príncipe de la vida porque puso al descubierto sus malas obras. En nuestros días ha habido mayor luz y mayor evidencia. También tenemos su ejemplo, las advertencias y las reprensiones que les fueron presentadas, y nuestro pecado y retribución será más grande si rehusamos caminar en la luz. Muchos dicen, “si tan sólo hubiese vivido en esos días, no hubiera torcido sus palabras o interpretado falsamente su instrucción. No lo hubiese rechazado y crucificado como lo hicieron los judíos”. Pero eso será comprobado de la manera en que tratan este mensaje y sus mensajeros hoy día. El Señor está probando al pueblo de hoy tanto como probó a los judíos en sus días. Review and Herald, Abril 11, 1893.

La falta de voluntad para renunciar a opiniones preconcebidas y aceptar esta verdad fue la principal base de la oposición manifestada en Minneápolis contra el mensaje del Señor expuesto por los hermanos [E. J.] Waggoner y [A. T.] Jones. Suscitando esa oposición, Satanás tuvo éxito en impedir que fluyera hacia nuestros hermanos, en gran medida, el poder especial del Espíritu Santo que Dios anhelaba impartirles. El enemigo les impidió que obtuvieran esa eficiencia que pudiera haber sido suya para llevar la verdad al mundo, tal como los apóstoles la proclamaron después del día de Pentecostés. Mensajes Selectos, Tomo 1, p. 276.

Esta historia debería motivarnos a hacer una pausa y reflexionar sobre la posibilidad de ser susceptibles al mismo proceso de rechazo. Como la historia adventista demuestra –la creencia en el Padre y el Hijo no garantiza la aceptación de la justificación por la fe.

Me gustaría compartir otra idea para su consideración. La piedra angular del Mensaje del Tercer Ángel es “tal sumo Sacerdote”, que es la suma de los primeros 8 capítulos de Hebreos. AT Jones expone claramente en su libro El camino consagrado a la perfección cristiana quien es ese sacerdote: El Hijo unigénito de Dios.

Está en la naturaleza de las cosas, como verdad eterna, que el único nombre que una persona puede heredar es el nombre de su padre. Ese nombre de Cristo, ese que es más excelente que los ángeles, no es otro que el de su Padre, y el nombre de su Padre es Dios. El nombre del Hijo, por lo tanto, el que le pertenece por herencia, es Dios. El camino consagrado a la perfección cristiana, p. 8.

Para poder tener acceso al Lugar Santísimo deberíamos saber el verdadero linaje de nuestro mediador, alguien que es distinto, pero uno con el Padre. Como lo he señalado anteriormente, la doctrina de la Trinidad confunde la distinción entre el mediador y el Padre. Esta confusión invalida la necesidad para un ministerio en el Lugar Santísimo. Como trinitario, Walter Martin intentó lógicamente demostrar a los líderes adventistas la locura de creer en el juicio investigador. Poco después Desmond Ford trató de hacer lo mismo.

Al plantear esta cuestión mi intención es demostrar que un trinitario lógico no puede posicionarse para escuchar el mensaje del Tercer Ángel de una manera que conduzca a la obediencia a todos los mandamientos de Dios. Su concepto del mediador cierra la puerta al Lugar Santísimo.

Esto nos lleva de nuevo a nuestro punto original y es que sólo una iglesia que no es trinitaria podría estar en posición para escuchar el mensaje del Tercer Ángel y la historia lo confirma.

Por desgracia, como hemos señalado, la iglesia en ese tiempo rechazó el mensaje. No podemos saber todas las razones por las que el rechazo se llevó a cabo, pero sabemos que una de las cuestiones claves fue una guerra sobre el ejemplo vs la sustitución de Cristo. Una guerra sobre que parte hace Cristo y que parte hacemos nosotros. Esta guerra podría ser vista en su mejor expresión en los libros contrastantes de Waggoner y Butler. Waggoner tituló su libro El evangelio en Gálatas o “Buenas nuevas” y Butler le llamó al suyo La ley en Gálatas.

Este conflicto sobre el ejemplo vs sustitución debe trazar su origen a la misma persona del Hijo de Dios y cómo lo entendemos. Permítanme ilustrarlo de esta manera:

Un Hijo arriano

Un Hijo verdadero

Dios el Hijo

Énfasis en el ejemplo

Cristo obra en nosotros para que sigamos su ejemplo al descansar en él.

Énfasis en la sustitución

Énfasis en la ley y la obediencia

Gracia llena de obediencia

Énfasis en la gracia y el perdón

Valor por medio del poder y la capacidad heredada

Valor a través de la relación con el Padre

Valor por medio del poder inherente y la capacidad

Uso el término Hijo arriano por decirlo de alguna manera, pero ayuda a llenar el espectro en respuesta a la Trinidad. También he añadido una capa de valor [a la tabla anterior]para mostrar que el verdadero Hijo es valorado por su relación. Hay muchos que creen que Jesús es el Hijo Divino de Dios, pero si esta afiliación no hace que lo percibamos como igual al Padre, entonces hay un movimiento constante hacia el arrianismo. Si nuestra percepción del Hijo lo hace menos en algún grado, entonces naturalmente caeremos victimas a las consecuencias de inferioridad. La inferioridad genera un énfasis en las obras, la ley y la obediencia. La iglesia adventista ha observado correctamente este proceso, pero sencillamente se ha desplazado hacia el extremo opuesto.

El mensaje de 1888 revela la verdadera condición de Cristo como Hijo y su igualdad con el Padre, lo cual automáticamente muestra el balance perfecto de sustitución y ejemplo. Es imposible encontrar armonía entre la ley y el evangelio si entendemos la condición de Cristo como Hijo de forma incorrecta.

Nuestra historia como adventistas pone de manifiesto que a pesar que nuestros líderes creían en el Hijo divino de Dios, sus suposiciones subyacentes relativas a la igualdad de Jesús al Padre influyeron el rechazo del mensaje de la justificación por la fe. El libro de Butler llamado La ley en Gálatas es un rechazo del verdadero Hijo de Dios a favor de un hijo arriano. Hay mucho más que decir sobre este punto, pero sólo quería dejar algunas ideas preliminares sobre cómo el conocimiento del Hijo de Dios afecta el Mensaje del Tercer Ángel.

¿Cuál es el mensaje principal para aquellos de nosotros que creemos en el Divino Hijo de Dios? Cuando vemos una fuerte inclinación hacia la Ley y un menor énfasis en la obra de sustitución de Jesús, entonces estamos viendo el surgimiento de un Jesús arriano y como resultado las mismas fuerzas están en la obra que causará el rechazo del mensaje del Tercer Ángel. Por el contrario, cuando vemos un énfasis en la sustitución y una minimización de la ley, estamos viendo un movimiento hacia el Jesús trinitario (Dios, en su propio derecho, hace todo por nosotros) y también el rechazo del Tercer Ángel.

Sólo cuando nos apropiamos de la verdadera condición de Cristo como Hijo y su verdadera divinidad como igual al Padre podremos estar posicionados para aceptar el mensaje del Tercer Ángel. Esto es exactamente lo que Waggoner estaba diciendo en Cristo y su justicia.

Me disculpan si esto es un poco conciso en expresión, me expandiré más sobre esto en artículos futuros.