No retrocedas, no te escabullas
Estimados Amigos del “Pan de cada día"
Cuando Jesús estaba a punto de dejar a sus discípulos solos en este mundo hostil, los animó con una promesa: Él enviaría al Espíritu Santo en su lugar, como su sustituto, un "Consolador" (dice la RV), sí, su misma Presencia. En Juan 16: 7-11 Él describe cómo es mejor "para vosotros que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré a vosotros".
El Espíritu Santo es el mismo Jesús "permaneciendo" con nosotros, viviendo con nosotros como nuestro compañero, sin ser visto, pero no menos real que cuando Jesús se dirigió personalmente a los discípulos junto al mar de Galilea. Él camina con nosotros "no visto" tan ciertamente como el Jesús resucitado caminaba con esos dos discípulos domingo por la noche en su camino hacia Emaús, cuando sus ojos fueron "cegados" y no lo "vieron" a Él (Lc. 24: 13ss). Habló con ellos a lo largo del camino. Así también lo hace con nosotros.
Jesús, por medio del Espíritu Santo, se ha determinado que no caigamos en "retroceso" - ¡nunca! Jesús, como el Espíritu Santo, toma la iniciativa del día a día, escudriñándonos, recordándonos, sí, “convenciéndonos de pecado" (Juan 16: 8). Más que eso, Él personalmente nos recuerda la "justicia", que significa que Él no permitirá que olvidemos la manera en que debemos vivir; en cada intersección a la que llegamos Él nos "convence" de la forma correcta de proceder. ¡Él no nos abandona nunca para vagar en la niebla! Y si escuchamos a esa insistencia, ese recordatorio, esa "convicción de pecado [y] de la justicia," y si nosotros no le maltratamos e insultamos, entonces, Él gentilmente nos "convence de juicio", es decir, que " el príncipe de este mundo "[Satanás]" ha sido “juzgado”, [echado fuera] de nuestras vidas. Él nos "convence" del triunfo sobre el pecado; vemos Su poder en nuestras vidas.
En otras palabras, en un lenguaje sencillo, es imposible para nosotros "retroceder" a menos que hagamos lo que Esteban dijo que los escribas y fariseos hacían: "¡Siempre resisten al Espíritu Santo"! (Hechos 7:51, NVI). El Espíritu Santo dice que te llevará de la mano como un padre conduce a un niño pequeño, o tal vez en el hebreo significa que, te llevará en sus "brazos", pero dice que nos escabullimos de él (ver Oseas 11: 3, 4, TEV). No hay necesidad de retroceder - ¡es momento de verlo como pecado!
--Robert J. Wieland