Hijo de la Fuente
Mirando a Jesús, vemos que la gloria de nuestro Dios consiste en dar. "Nada hago de mí mismo," dijo Cristo; "me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre." "No busco mi gloria," sino la gloria del que me envió. (San Juan 8:28; 6:57; 8:50; 7:18). En estas palabras se presenta el gran principio que es la ley de la vida para el universo. Cristo recibió todas las cosas de Dios, pero las recibió para darlas. Así también en los atrios celestiales, en su ministerio en favor de todos los seres creados, por medio del Hijo amado fluye a todos la vida del Padre; por medio del Hijo vuelve, en alabanza y gozoso servicio, como una marea de amor, a la gran Fuente de todo. Y así, por medio de Cristo, se completa el circuito de beneficencia, que representa el carácter del gran Dador, la ley de la vida. Deseado de todas las gentes, p. 12, 13.
No solamente es el Padre la fuente de vida (Salmo 36:9), pero se nos dice que así como Cristo vive por el Padre (Juan 6:57) también de Cristo se deriva nuestra vida. “En él hay vida que es original, que no es prestada ni derivada. En nosotros hay un arroyuelo que proviene de la fuente de vida. En él es la fuente de vida.” Review and Herald, agosto 6, 1914, de una carta escrita noviembre 1, 1905 al administrador de un sanitario.
Es la vida la cual estaba en Jesús y la fuente de vida que está en Él. También hay que tomar en cuenta que es la vida la que no es derivada. Esto es muy diferente de decir que la persona de Jesús no es derivada, o que Jesús es la fuente de vida. ¿Adonde está la fuente de vida? ¿Está en Jehová, el gran dador de vida, la gran Fuente de todo? ¿O está en Jesús, el Hijo de Jehová? ¡Está en ambos!
Ya que sabemos que el Padre le ha dado todas las cosas al Hijo (Mateo 11:27; 28:18; Juan 3:35; 13:3), el Hijo también se convierte en una fuente de vida. Así como le dijo a la mujer, a quienesquiera que Él les dé el agua de vida, se convertirá en fuente de agua en ELLOS, que brota para vida eterna (Juan 4:14), lo cual dijo Jesús en Juan 7:38: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”.
Por lo tanto ambos, Jehová y el Hijo de Jehová tienen la fuente de vida; pero Jehová es la gran Fuente de todas las fuentes. Algunos disputan que Jesús es el Hijo de Jehová, insistiendo que Jesús es Jehová. Ellos toman en cuenta a Isaías 43:10-14: “Vosotros sois mis testigos dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. (11) Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. (12) Yo anuncié y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. (13) Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará? (14) Así dice Jehová Redentor vuestro, el Santo de Israel”.
Hay una conexión muy interesante entre Isaías 43:10-14 y el capítulo 10 del libro número 43 de la Biblia. “las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos.” Juan 10:25-30.
Aquí Jesús habla de dar testimonio (In Isaías Jehová dice que somos sus testigos). In Isaías Jehová dice que “no hay quien de mi mano libre” (Jesús dice “nadie las arrebatará de mi mano) y porque su Padre es “mayor que todos”, ¡no pueden ser arrebatadas de la mano de su Padre tampoco!)
Aquel que es nombrado Jehová en Isaías es el que obra en nombre de su Padre en Juan. Pero cuando el afirma ser uno con su Padre ¡los judíos lo acusan de blasfemia! Y Jesús les pregunta porque. “¿Porque dije: Hijo de Dios soy?” Sino hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.” Juan 10:36-38.
Jesús explica que cuando él dijo que él era uno con su Padre, era lo mismo que decir que él era el Hijo de Dios. Él no estaba diciendo que él era el Padre, sino que el hecho de ser el Hijo de Dios lo hacía uno con el Padre. En Isaías el expresó la misma cosa al decir que él era el único Dios formado: no había ninguno antes de él, y ninguno después de él. El “salió” del Señor Jehová (Proverbios 8:24), el Hijo de quien “estableció todos los confines de la tierra” (Proverbios 30:4) – el Hijo de Jehová que tenía el nombre de su Padre en él (Éxodo 23:21), que tenía a su Padre, la fuente de vida, en él, y quien vino en el nombre de su Padre (Juan 5:43), hablando las palabras de su Padre (Juan 17:8).
En el volumen 3 de los Testimonios para la Iglesia, Elena de White compara el comportamiento indulgente de un “hermano B”, que abandonó sus responsabilidades para “gratificar su propio placer”. Después dijo:
“¡Que marcado contraste con esto es la vida de Cristo, nuestro modelo! Él era el Hijo de Jehová, y el autor de nuestra salvación. El laboró y sufrió por nosotros.” 3 Testimonies p. 18, 1871.
Esta fue la única vez que ella dijo, “Hijo de Jehová” pero ella habló con frecuencia del Hijo de Jehová:
“El corazón de Dios añora a sus hijos terrenales con un amor más fuerte que la muerte. Al darnos a su Hijo, Él ha derramado sobre nosotros todo el cielo en un regalo. Por medio de ese regalo, llega a nosotros, día tras día el inagotable caudal de la bondad de Jehová.” Dios nos cuida (1991) p. 65; Review and Herlad, enero 21, 1873
La vida del Padre fluye a través de su Hijo; la bondad de Jehová fluye a través de su Hijo, su único regalo. La presencia de Cristo, envuelta en el pilar de nubes día tras día y el pilar de fuego de noche, seguía a este pueblo errante en el desierto. El Ángel del Pacto vino en nombre del Señor, como el líder invisible de Israel. El Hijo de Dios sobre su propia casa es más grande que Moisés, más alto que el más alto de los ángeles. El lleva el nombre de Jehová sobre su tiara, mientras que sobre su pectoral está escrito el nombre de Israel. 7 Bible Comentary, p. 928, Carta 97, 1898.
Jesús, el Ángel del pacto, el Hijo de Dios, vino en el nombre de su Padre, y lleva el nombre de Jehová su Padre. A pesar de que el Hijo de Dios estaba vestido con humanidad, aun así Jehová, con su propia voz, le asegura que él es el Hijo del Eterno. En esta manifestación de su Hijo, Jehová acepta la humanidad, exaltada a través de la excelencia de su amado Hijo. 2 Spirit of Prophecy p. 60.
Jehová, Dios, el Eterno, le asegura a su Hijo amado, el Hijo de Dios, de su relación con su Padre. Adán se lo puede decir, es la semilla de la mujer que herirá la cabeza de la serpiente. Pregúntele a Abraham, él se lo dirá, es Melquisedec, el Rey de Salem, Rey de paz, Jacob le dirá, Él es Siloh, de la tribu de Judá. Isaías se lo dirá, Emmanuel, Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Jeremías se lo dirá, Renuevo de justicia, EL SEÑOR, justicia nuestra. Daniel se lo dirá, Él es el Mesías. Oseas se le dirá, Dios de los ejércitos, El SEÑOR es su nombre. Juan el Bautista se lo dirá, él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
El gran Jehová ha proclamado desde su trono este es mi Hijo amado. Nosotros, sus discípulos, declaramos, este es Jesús el Mesías, el Príncipe de Vida, el Redentor del mundo. Incluso el príncipe de los poderes de la oscuridad lo reconoce diciendo, “Yo sé quien Tú eres: el Santo de Dios." 2 Spirit of Prophecy, p. 395.
El, (el príncipe de este mundo) representó mal al Señor Jehová, y al alto Comandante del Cielo.” Review and Herald, abril 25, 1893.
Jehová es Dios el Padre; Jesús su Hijo amado, es el alto comandante del cielo, el Capitán del Señor de los ejércitos (Jueces 5:15)
“El Señor Jehová es el benefactor del universo. Él es de tierna compasión, lleno de bondad, y su amor es hacia la humanidad sufriente. El salmista dice: “Los ojos de todos esperan en ti, Y tú les das su comida en su tiempo. Abres Tu mano, Y sacias el deseo de todo ser viviente.” El Hijo único de Dios que era el exaltado comandante del cielo, que recibía la adoración de los ángeles, aunque era rico, por nuestra causa dejó el trono real, abandonó las cortes celestiales, hizo a un lado las vestiduras reales y por nuestra causa se hizo pobre, para que nosotros por medio de su pobreza seamos enriquecidos.”’ Signs of the Times, julio 2, 1894
“El Hijo de Dios, el Comandante glorioso del cielo, se conmovió con compasión por la raza caída. Él entró en un pacto con Dios para salvar al hombre, y para vindicar el carácter de su Padre, tal como se expresa en la ley. Él vino a la tierra en forma de hombre para refutar la mentira de Satanás, que Dios había dado una ley que el hombre no podía cumplir. Él vino a entregarse como un sacrificio por el pecado, revelando así al universo celestial que la ley es tan inmutable y eterna como es el mismo Jehová." Signs of the Times, 23 de julio 1902.
“Jehová permitió que la gloria de su Hijo fuera velada para que la raza caída pudiese ser redimida." Review and Herald, 15 de julio 1909.
“Tenemos todas las razones para creer que el Señor Jehová y los ángeles del cielo estaban contemplando a Cristo, al comenzar su obra de misericordia para el mundo perdido. Al comienzo de sus labores públicas, el endoso celestial fue estampado sobre su obra y misión, pero después que fue bautizado, las huestes celestiales sabían que Jesús había puesto sus pies en la senda manchada de sangre que lo llevó al Calvario. Cuando su misión comenzó, los cielos se abrieron, y la gloria de Dios rodeo al Hijo de Dios, pero cuando terminó, el colgó en la cruz del Calvario, y hasta el sol que él había creado, se negó a brillar en la escena de su agonía. La oscuridad, más densa que la media noche, envolvió al Hijo de Dios." Youth Instructor, 23 de junio 1892
Mientras seguimos el caudal del agua de vida, desde el trono, a través del árbol de la vida, hasta llegar a aquellos que respondan a la invitación del Espíritu de Cristo (el novio) y la novia (la iglesia) invitándoles a "Ven y bebe del agua de vida gratuitamente" (Apocalipsis 22:17) entendemos que el don de la vida eterna se da a cada fuente en sucesión. Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo (Juan 5:26); Y así como el Hijo tiene vida en sí mismo, “asimismo el Hijo también da vida a los que Él quiere.” (Juan 5:21) para que podamos llegar a ser hijos de Dios (Juan 1:12).