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El Vino Nuevo del Reino de los Cielos

Publicado Mar 22, 2017 por Carlos Hernández En Mandamientos de Dios
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EL Vino Nuevo del reino de los cielos

Recientemente tuve la oportunidad de leer el folleto El Pan de Vida del cielo (Living Bread from Heaven) de Adrian Ebens,disponible en español en http://maranathamedia.net/book/view/pan-de-vida-del-cielo-corregido , y encontré una gran bendición al comprender por primera vez la conexión entre las ofrendas del sistema sacrificial o ley ceremonial y las bendiciones que nuestro Padre celestial derrama sobre sus hijos a través de su Hijo unigénito y su sacrificio; estas bendiciones, espirituales y materiales, se expanden y profundizan  durante el paso del año mientras participamos de las Santas Convocaciones de nuestro Padre: diariamente, sabáticamente, mensualmente durante las lunas nuevas, y anualmente en las convocaciones de primavera y otoño del primer y séptimo mes respectivamente.; y si seguimos esta fuente sabática con efecto de cascada durante todo el año, nos estaremos sumergiendo en el río de la vida que se hace más profundo cada 1000 codos (Ezequiel 47).

Es de vital importancia comprender que todas las bendiciones que Dios le da a la raza humana fueron compradas con la sangre de Cristo.  Por eso es que en el sistema sacrificial era sacrificado un cordero, y junto con él, eran presentadas ofrendas de harina, aceite y vino en reconocimiento de las bendiciones que fueron hechas disponibles gracias al sacrificio del Cordero inmolado desde la fundación del mundo.

Num 28:3  Y les dirás: Esta es la ofrenda encendida que ofreceréis a Jehová: dos corderos sin tacha de un año, cada día, será el holocausto continuo.

Num 28:4  Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde;

Num 28:5  y la décima parte de un efa de flor de harina, amasada con un cuarto de un hin de aceite de olivas machacadas, en ofrenda.

Num 28:6  Es holocausto continuo, que fue ordenado en el monte Sinaí para olor grato, ofrenda encendida a Jehová.

Num 28:7  Y su libación, la cuarta parte de un hin con cada cordero; derramarás libación de vino superior ante Jehová en el santuario.

En el verso 7 tenemos la expresión vino superior (Shakár- Strong H7941).  Esta palabra mayormente se refiere a bebidas prohibidas, embriagantes e intoxicantes, por eso muchos la traducen como licor o bebida intoxicante, pero algunos traductores prefieren la expresión vino superior a bebida fuerte ya que Levítico 2:11 dice: “Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová.”  En Números 15:1-10 podemos confirmar que estas libaciones consistían en vino o producto de la vid y no de otro tipo de bebida, ya que se da el mandato de ofrecer una libación de vino (yayin Strong H3196) junto con los sacrificios de las Fiestas solemnes también mencionadas en Números 28.  No ignoramos que la mayoría de las versiones bíblicas traducen Números 28:7 como bebida fuerte o fermentada, pero se nos hace difícil aceptar que el Señor pida como ofrenda (que se supone que representa sus bendiciones) algo cuyo uso es condenado por Él mismo.  Así que al consultar muchas traducciones y revisiones  en castellano (exceptuando la mayoría de las católicas) noté que muchas de ellas  prefieren el término “vino superior”.  La Reina-Valera Revisada de 1909, 1960, 1994, 1995, 2000, 2004 todas presentan el término “vino superior”.  Las Sagradas Escrituras de 1569 también utiliza el término “vino superior.”  La Biblia Latinoamericana 1995 lo tradujo “vino puro.” También el Comentario Bíblico Adventista dice lo siguiente concerniente a Números 28:7:

“Muchos comentadores insisten en que en este caso shekár debe referirse al vino más noble y mejor.  Los comentadores judíos, por regla general, sostienen que en este caso del uso de shekár se excluye el concepto de vino diluido con agua, y favorecen en cambio la idea de vino recién exprimido.”

Esto da espacio a pensar que el vino fuerte o superior de Números 28:7 se refiera a jugo de uva concentrado, sin diluir.  También está de acuerdo con la conversión del agua en vino por parte de Jesús en Caná, cuando el maestresala le dice al novio que todos guardan el vino inferior para después, pero que él había guardado el superior para lo último.  El concepto de “vino superior” como vino puro o jugo de uva recién exprimido hizo mucho sentido tras leer las siguientes citas del Deseado de todas las gentes:

Al lado de la puerta, había seis grandes tinajas de piedra, y Jesús ordenó a los siervos que las llenasen de agua. Así lo hicieron. Entonces, como se necesitaba vino para el consumo inmediato, dijo: “Sacad ahora, y presentad al maestresala.” En vez del agua con que habían llenado las tinajas, fluía vino. Ni el maestresala ni los convidados en general, se habían dado cuenta de que se había agotado la provisión de vino. Al probar el vino que le llevaban los criados, el maestresala lo encontró mejor (el original en inglés dice superior) que cualquier vino que hubiese bebido antes y muy diferente de lo que se sirviera al principio de la fiesta. Volviéndose al esposo, le dijo: “Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando están satisfechos, entonces lo que es peor; mas tú has guardado el buen vino hasta ahora.” – {DTG 122.1}

Note la relación entre el vino y las bendiciones que Dios da por medio de Cristo:

Así como los hombres presentan el mejor vino primero y luego el peor, así hace también el mundo con sus dones. Lo que ofrece puede agradar a los ojos y fascinar los sentidos, pero no resulta satisfactorio. El vino se trueca en amargura, la alegría en lobreguez. Lo que empezó con canto y alegría, termina en cansancio y desagrado. Pero los dones de Jesús son siempre frescos y nuevos. El banquete que él provee para el alma no deja nunca de dar satisfacción y gozo. Cada nuevo don aumenta la capacidad del receptor para apreciar y gozar las bendiciones del Señor. Da gracia sobre gracia. No puede agotarse la provisión. Si moramos en él, el recibimiento de un rico don hoy, nos asegura la recepción de un don más rico mañana. Las palabras de Jesús a Natanael expresan la ley de Dios al tratar con los hijos de la fe. A cada nueva revelación de su amor, declara al corazón dispuesto a recibirle: “¿Crees? cosas mayores que éstas verás.” [5] – {DTG 122.2}

El vino que Jesús proveyó para la fiesta, y que dió a los discípulos como símbolo de su propia sangre, fue el jugo puro de uva. A esto se refiere el profeta Isaías cuando habla del “mosto en un racimo,” y dice: “No lo desperdicies, que bendición hay en él.” [8] – {DTG 123.2}

Si este vino puro y superior es un símbolo de las bendiciones de Cristo, entonces la libación de Números 28:7 debe ser de la misma categoría.  Uno solo puede ofrendar a Dios reconociendo, en primer lugar, que fue Él quien proveyó.  Dios no le dio al hombre bebidas embriagantes y fermentadas.  Dios dio a su Hijo puro e incontaminado.

También notemos la similitud de la palabra shekár con el verbo shakár el cual de acuerdo con Strong H7937 podría significar alegrarse o beber abundantemente.

Con esto quise clarificar que las libaciones de Números 28 eran con vino nuevo, y representaban una bendición dada por Dios a su pueblo.

La harina utilizada para hacer el pan representa la vida que Dios da y sostiene en el Universo por medio de su Hijo; el aceite, también utilizado para hacer pan, es también un símbolo del espíritu dado a los hijos de Dios; pero ¿y qué del vino?  A menudo es usado como un símbolo de la sangre de Cristo, pero en el contexto de las ofrendas no puede ser eso, porque ya hay un tipo de la sangre de Cristo en el cordero inmolado.  En este contexto, el vino debe ser un símbolo de algo que la sangre de Cristo compró.

El pan, compuesto de harina y aceite, y el vino son símbolos de bendiciones.  Por ejemplo, cuando Abram volvió de rescatar a su sobrino Lot, Melquisedec llegó a su encuentro para bendecirlo, y trajo consigo pan y vino para Abram.

Gen 14:18  Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;

Gen 14:19  y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra;

Después de esta bendición Abram tuvo la seguridad de que él era sustentado por Dios, y no necesitaba los bienes que otros pudieran darle, y rechazó las riquezas de Sodoma.

Gen 14:21  Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes.

Gen 14:22  Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra,

Gen 14:23  que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram;

El libro de Joel utiliza la harina, el aceite y el vino como símbolos de las bendiciones de Dios.

Joe 2:19  Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones.

Meditando en el significado de los símbolos, un sábado de mañana me topé con este Salmo.

Psa 104:1 Bendice, alma mía, a Jehová. Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido; Te has vestido de gloria y de magnificencia.

Psa 104:2  El que se cubre de luz como de vestidura,  Que extiende los cielos como una cortina,

Psa 104:3  Que establece sus aposentos entre las aguas, El que pone las nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento;

Psa 104:4  El que hace a los vientos sus mensajeros, Y a las flamas de fuego sus ministros.

Psa 104:5  El fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás removida.

Psa 104:6  Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas.

Psa 104:7  A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;

Psa 104:8  Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste.

Psa 104:9  Les pusiste término, el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra.

Psa 104:10  Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos; Van entre los montes;

Psa 104:11  Dan de beber a todas las bestias del campo; Mitigan su sed los asnos monteses.

Psa 104:12  A sus orillas habitan las aves de los cielos; Cantan entre las ramas.

Psa 104:13  El riega los montes desde sus aposentos; Del fruto de sus obras se sacia la tierra.

Psa 104:14  El hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre, Sacando el pan de la tierra,

Psa 104:15  Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro,  Y el pan que sustenta la vida del hombre.

Este pasaje explica el significado de los tres tipos de ofrendas mencionados en Números 28, y está en contexto ya que su tema es Dios como dador y sustentador de la vida.  Podemos ver al pan como un símbolo de la vida de Cristo dada a los hombres que fortalece o sustenta la vida del hombre, el aceite como símbolo del espíritu que ilumina el rostro de los hombres ( ver caso de Moisés), y el vino como símbolo del gozo de Cristo que alegra el corazón  del hombre.

Podemos encontrar muchos textos bíblicos que presentan al vino como símbolo de alegría, gozo y delicia.  Uno de ellos es una parábola o alegoría en Jueces 9.

Jdg 9:12  Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros.

Jdg 9:13  Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?

La palabra aquí para alegrar es samakj Strong H8055 y es la misma palabra utilizada en el Salmo 104:15.  En el salmo 104:15 vemos que el vino alegra el corazón de los hombres, mientras que en Jueces 9:13 vemos que el vino alegra a Dios y a los hombres. ¿Cómo puede el vino alegrar o deleitar a Dios? ¿Qué es lo que sabemos del gozo del Padre, de su delicia y complacencia?

Pro 8:30  Con él estaba yo ordenándolo todo, Y era su delicia de día en día, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

Y Mateo 3:17 dice:

Mat 3:17  Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

Cristo, el Hijo Unigénito de Dios, es la delicia del Padre, su gozo y contentamiento.  Existe una bella relación entre Cristo y Dios, su Padre.  Cristo se regocija en el ágape del Padre manifestado en el designio sobre su Hijo como heredero de todo, y el Padre se deleita y se complace en su Hijo, alguien que aprecia su amor abnegado y comparte con el Universo todo lo heredado.  Cristo recibió para dar, y comparte con los hombres la delicia y gozo de la relación entre Él y su Padre.  El Espíritu de Profecía dice:

Y las palabras dichas a Jesús a orillas del Jordán: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento,” abarcan a toda la humanidad. Dios habló a Jesús como a nuestro representante. DTG 87.3

Pro 8:30  Con él estaba yo ordenándolo todo, Y era su delicia de día en día, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

Pro 8:31  Me regocijo en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

Podemos ver como cristo extiende esta delicia a los hombres.  La delicia del Padre sobre su Hijo, y la delicia del Hijo, no solo ante el Padre, sino también con los hombres.  El vino como símbolo de gozo, alegría y deleite representa a Cristo como el gozo de Dios y de los hombres.  Cristo es la delicia del Padre, y el verdadero deleite de los hombres solo puede ser el amado Hijo de Dios.

Otro símbolo de Cristo que coincide con el vino como símbolo de alegría, gozo y deleite es el río de la vida.  El salmo 46:4 dice:

Psa 46:4 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario, morada del Altísimo.

La palabra hebrea empleada para alegran es otra vez samakj, y podemos ver que este río en la ciudad de Dios alegra toda la ciudad.  De acuerdo a Apocalipsis 22, este río fluye del trono de Dios y del Cordero.  ¿Podría este río ser un símbolo del deleite del Padre en su Hijo compartido con el Universo a través de Cristo, el Canal, el Mediador, el Puente, el Único camino? Así lo creo.  Para mí, lo más hermoso de todo esto es que el vino del cielo, el gozo  y la delicia del cielo, nos es dado gratuitamente.

Veamos otro pasaje bíblico:

Psa 36:7 ¡cuán preciosa es, oh Dios, tu bondad! Por eso los hijos del hombre se refugian bajo la sombra de tus alas.

Psa 36:8 Se sacian de la abundancia de tu casa; les das a beber del torrente de tus delicias.

Psa 36:9 Ciertamente contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.

En el verso 9 vemos que el manantial de vida está con Dios.  Sabemos que la Biblia enseña que el Padre es la Gran Fuente de todo, y aquí se hace referencia a alguien que está con Dios como el Manantial de vida.  En Proverbios 8 vemos a Cristo con Dios, en Juan 1:1 vemos que el Verbo o la Palabra, estaba con Dios, y en Apocalipsis vemos al Cordero sentado con Dios en su trono.  Vemos aquí la posibilidad de que en este verso 9 de salmos 36  se esté haciendo referencia a Cristo como el Manantial de vida, porque él es el río, el canal por el cual la vida, el espíritu y el gozo y todas las bendiciones de Dios fluyen al Universo.  El Espíritu de Profecía dice:

Las mismas figuras, bellas y expresivas, se conservan en toda la Biblia. Muchos siglos antes de que llegara Cristo, Moisés lo señaló como la roca de la salvación de Israel (Deuteronomio 32:15); el salmista cantó sus loores, y le llamó “roca mía y redentor mío”, “la roca de mi fortaleza”, “peña más alta que yo”, “mi roca y mi fortaleza”, “roca de mi corazón y mi porción”, la “roca de mi confianza”. En los cánticos de David su gracia es presentada como “aguas de reposo” en “delicados pastos”, hacia los cuales el Pastor divino guía su rebaño. Y también dice: “Tú les darás de beber del torrente de tus delicias. Porque contigo está el manantial de la vida”. Y el sabio declara: “Arroyo que rebosa” es “la fuente de la sabiduría”. Para Jeremías, Cristo es la “fuente de agua viva”; para Zacarías un “manantial abierto [...] para el pecado y la inmundicia”. Salmos 19:14; 62:7; 61:2; 71:3; 73:26; 94:22; 23:2; 36:8, 9; Proverbios 18:4; Jeremías 2:13; Zacarías 13:1. – {PP 389.2}
Isaías lo describe como “la Roca de la eternidad”, como “sombra de gran peñasco en tierra calurosa.” Y al anotar la preciosa promesa evoca el recuerdo del arroyo vivo que fluía para Israel: “Los afligidos y necesitados buscan las aguas, pero no las encuentran; seca está de sed su lengua. Yo, Jehová, los oiré; yo, el Dios de Israel, no los desampararé”. “Porque yo derramaré aguas sobre el secadal, y ríos sobre la tierra seca”. “Porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la estepa”. Se extiende la invitación “a todos los sedientos: Venid a las aguas”. Y esta invitación se repite en las últimas páginas de la santa Palabra. El río del agua de vida, “resplandeciente como cristal”, emana del trono de Dios y del Cordero; y la misericordiosa invitación repercute a través de los siglos: “Y el que tiene sed, venga. El que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida”. Isaías 26:4 (VM); 32:2; 41:17; 44:3; 35:6; 55:1; Apocalipsis 22:17. – {PP 389.3}

En Salmos 36:8 vemos que cualquiera que beba de este río, bebe de las delicias de Dios.

Psa 36:8 Se sacian de la abundancia de tu casa; les das a beber del torrente de tus delicias.

Esta asombrosa comunión con Dios de delicias y complacencia nos es dada.

1Jn 1:3 lo que hemos visto y oído lo anunciamos también a vosotros, para que vosotros también tengáis comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

Hay tiempos señalados para estos refrigerios; fluye en los sábados.

Isa 58:13 "Si apartas tu pie por respeto al sábado, para no hacer tu capricho en mi día santo; si al sábado llamas delicia, consagrado a Jehovah y glorioso; y si lo honras, no haciendo según tus propios caminos ni buscando tu propia conveniencia ni hablando tus propias palabras,

Isa 58:14 entonces te deleitarás en Jehovah. Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer de la heredad de tu padre Jacob. Porque la boca de Jehovah ha hablado."

También fluye en las lunas nuevas.

Eze 46:1 Así ha dicho el Señor Jehovah: "La puerta del atrio interior que da al oriente estará cerrada los seis días de trabajo. Pero será abierta el día de sábado, y también será abierta el día de luna nueva.

Eze 46:3 Asimismo, el pueblo de la tierra se postrará delante de Jehovah a la entrada de la puerta, tanto en los sábados como en las lunas nuevas.

Cristo nos invitó a beber del agua viva en las Fiestas.

Joh 7:37 Pero en el último y gran día de la Fiesta, Jesús se puso de pie y alzó la voz diciendo: —Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

Joh 7:38 El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior.

Hay una conexión entre los símbolos del vino y del río de la vida porque el vino, tal como la harina y el aceite, fluye a través de las aguas vivas del río de la vida, el manantial de vida, Jesucristo, el Hijo Unigénito del Padre.  En la celebración de la fiesta de los tabernáculos en tiempos de Jesús, los sacerdotes conmemoraban la dadiva de agua en Horeb al traer desde Siloé agua al templo en un recipiente dorado.  Había dos palanganas, una para el agua, y la otra para el vino; estas dos se mezclaban en un conducto que desembocaba en el Mar Muerto. Esto es muy similar a lo que leemos en Ezequiel 47.

 Eze 47:7 Cuando volví, he aquí que en la ribera del río había muchísimos árboles, tanto a un lado como al otro.

Eze 47:8 Y me dijo: "Estas aguas van a la región del oriente; descenderán al Arabá y llegarán al mar, a las aguas saladas; y las aguas serán saneadas.

En la NVI reza de esta forma:

Eze 47:7  y al llegar vi que en sus márgenes había muchos árboles.

Eze 47:8  Allí me dijo: "Estas aguas fluyen hacia la región oriental, descienden hasta el Arabá, y van a dar al Mar Muerto. Cuando desembocan en ese mar, las aguas se vuelven dulces.

La fiesta de los tabernáculos era una celebración de gozo por las bendiciones que Dios le dio a Israel.  Es muy posible que el símbolo del vino en esta celebración también se refiriera al gozo, la alegría y el deleite.  Notemos lo que el Espíritu de Profecía dice:

Una vez establecidos en Canaán, los israelitas se acostumbraron a celebrar con demostraciones de gran regocijo el flujo del agua de la roca en el desierto. En la época de Cristo esta celebración se había convertido en una ceremonia muy impresionante. Se realizaba durante la fiesta de las cabañas, cuando el pueblo de todo el país se congregaba en Jerusalén. Durante los siete días de la fiesta los sacerdotes salían cada día acompañados de música y del coro de los levitas, a sacar en un recipiente de oro agua de la fuente de Siloé. Iban seguidos por grandes multitudes de adoradores, de los cuales tantos como podían acercarse al agua bebían de ella, mientras se elevaban los acordes llenos de júbilo: “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”. Isaías 12:3. Luego el agua sacada por los sacerdotes era conducida al templo en medio de la algazara de las trompetas y de los cantos solemnes: “Nuestros pies estuvieron en tus puertas, Jerusalén”. Salmos 122:2. El agua se derramaba sobre el altar del holocausto, mientras que repercutían los cantos de alabanza y las multitudes se unían en coros triunfales acompañados por instrumentos de música y trompetas de tono profundo. – {PP 388.1}
El Salvador utilizó este servicio simbólico para dirigir la atención del pueblo a las bendiciones que él había venido a traerles. “En el último grande día de la fiesta” se oyó su voz en tono que resonó por todos los ámbitos del templo, diciendo: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva”. “Y esto -dice Juan- dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él”. Juan 7:37-39. El agua refrescante que brota en tierra seca y estéril, hace florecer el desierto y fluye para dar vida a los que perecen, es un emblema de la gracia divina que únicamente Cristo puede conceder, y que, como agua viva, purifica, refrigera y fortalece el alma. Aquel en quien mora Cristo tiene dentro de sí una fuente eterna de gracia y fortaleza. Jesús alegra la vida y alumbra el sendero de todos aquellos que lo buscan de todo corazón. Su amor, recibido en el corazón, se manifestará en buenas obras para la vida eterna. Y no solo bendice al alma de la cual brota, sino que la corriente viva fluirá en palabras y acciones justas, para refrescar a los sedientos que la rodean. – {PP 388.2}

El río de la vida también es un símbolo de Cristo derramando su sangre, su vida, para que tuviéramos vida y todas las bendiciones que el Padre Celestial nos quiere dar, incluyendo la alegría, el gozo y la felicidad y la delicia del Padre.

La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado... Siempre debiéramos recordar la eficacia de la sangre de Jesús. La sangre purificadora y sustentadora de la vida, aceptada mediante fe viviente, es nuestra esperanza. Nuestro aprecio por su inestimable valor debiera crecer, porque habla en favor nuestro sólo cuando clamamos por fe su virtud, si tenemos la conciencia limpia y estamos en paz con Dios. Se la representa como la sangre perdonadora, inseparablemente relacionada con la resurrección y la vida de nuestro Redentor, ilustrada por la corriente ininterrumpida que procede del trono de Dios, el agua del río de la vida.—Carta 87, 1894. – {HHD 228.2}

Nuestro Salvador no había de ser sacrificado una segunda vez; y solamente es necesario para los que buscan las bendiciones de su gracia que las pidan en el nombre de Jesús, exhalando los deseos de su corazón en oración penitente. Esta oración presentará al Señor de los ejércitos las heridas de Jesús, y entonces brotará de nuevo la sangre vivificante, simbolizada por la corriente de agua viva que fluía para Israel. – {PP 387.3}

El vino que alegra el corazón del hombre fluye a través del río de la vida.  Por medio de Cristo recibimos todas las bendiciones, y todo esto es posible por el moler,  abatir y aplastar de Cristo; sus sufrimientos; el derramamiento de su sangre.  Todos los símbolos de las ofrendas hablan de esto.  El trigo tiene que ser molido para hacer harina, las olivas o aceitunas tienen que ser machacadas para producir aceite, y las uvas tienen que ser pisoteadas y aplastadas para hacer el vino.  Si venimos a Cristo en los tiempos que él nos llama a una bendición especial, reconociendo el precio que Él y su Padre pagaron para hacer disponible todas las bendiciones, beberemos de Él y nos sumergiremos en el río que se hace más profundo cada 1000 codos mencionado en Ezequiel 47[1], Él ha de satisfacer toda necesidad, aun la necesidad de ser aceptados por el Padre y de saber que él se deleita en nosotros.  Esta felicidad y gozo establecerán el fundamento para construir sólidas y saludables relaciones familiares que a su vez traerán a nuestras vidas alegría y muchos momentos felices.

La única gran ofrenda que ha sido hecha es amplia para todos los que crean. El amor de Cristo animará al creyente con nueva vida. El que bebe del agua de la fuente de la vida, estará lleno con el vino nuevo del reino. 1MS 454.2

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


[1] Es interesante notar que Ezequiel 47:9 dice: Y será que toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos rios, vivirá; y habrá muchos peces en gran manera por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este arroyo.  La única forma de nadar en el río y vivir es avanzar en el río hasta los 4000 codos (ver Eze. 47:5) donde las aguas solo pueden ser cruzadas a nado.  Si el río se hace más profundo cada 1000 codos (refiriéndose a los tiempos señalados) y las bendiciones se expanden y profundizan con él, y escogemos no seguir en el río hasta el punto en el que podamos nadar en él, estaremos perdiendo una grande y necesaria bendición.