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Dios no excusa la ignorancia

Publicado Feb 27, 2014 por Ramon Irizarry Sr En El Padre y el Hijo
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Apocalipsis 6-16-17

“Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquel que está sentado sobre el trono y de la ira del cordero; Porque el gran día de su ira ha llegada; ¿Y quién podrá sostenerse en pie?” (Apocalipsis 6:16-17).

Así quedó demostrado que las sagradas Escrituras no autoriza a los hombres a permanecer ignorantes con respecto a la venida de su amado Hijo Jesucristo en la gloria del Padre (Mateo 16:27). Pero los que buscan más que un pretexto para rechazar la verdad, cerrarán los oídos a esta explicación.

Cuando la gente despierta y empieza a adquirir el camino a la salvación, los maestros en religión se interponen entre aquellos que desean adquirir la verdad de salvación, tratando de tranquilizar sus temores con falsas interpretaciones de la palabra de Dios.

Los atalayas infieles colaboran en la obra de engaño y claman paz, paz, cuando Dios no ha hablado de paz. Como los fariseos en el tiempo de Cristo, cuando muchos se negaban a entrar al reino de Dios, e impedían a otros a entrar. Después de conocer una gran verdad se olvidaban que la sangre de esas almas sería demandada de sus manos.

En el pasado, muchos se dejaron descarriar por maridos, esposas, padres e hijos, y se hizo creer que las enseñanzas del movimiento Adventista eran pecado. Hoy día, los que han aceptado el mensaje velan por el advenimiento, por ver al Hijo de Dios viniendo con la gloria de su Padre, y saben que esa venida está muy cerca; es por eso que ellos entienden bien el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12. Ven con claridad el evangelio eterno, o sea, el conocimiento de quién es Dios, quién es Cristo, y lo que el Padre y el Hijo han hecho por ellos. (Ver Juan 17:1-3, 3:16-21).

Al conocer al verdadero Dios tal como es revelado en 1 Corintios 8:6, los hijos de Dios saben a quién temer, a quién dar gloria y adorar; más aún, entienden la relación del Padre y el hijo en la creación del universo, y en especial nuestro planeta tierra. Tienen un conocimiento del segundo ángel y de la destrucción de Babilonia y reconocen la ira de Dios registrada por el tercer ángel. Por consiguiente, los verdaderos hijos de Dios comprenden que Dios no excusa la ignorancia.