Yo conozco tus obras

Publicado Feb 24, 2014 por Alonzo T. Jones En El Padre y el Hijo

General Conference Daily Bulletin, 1893- El mensaje del tercer ángel (nº 14)
 

Hemos visto la manifestación de la mente natural –o mente carnal- en dos de sus formas: paganismo y papado. Pero actualmente existe otra forma de reciente aparición, otro mecanismo diseñado por el autor de la mente carnal, por medio del cual engañará a un sinnúmero de personas, si están desprovistas de la mente que hubo en Cristo. ¿A quién pertenece realmente la mente carnal?

[Congregación: "A Satanás"].

¿De qué se ocupa la mente carnal?

[Congregación: "Del yo"].

En Satanás está el yo; en nosotros está el yo. Hemos visto cómo el paganismo -el paganismo declarado y desafiante- puso al yo en el lugar de Dios, haciéndolo igual a Dios, mediante su concepto de la inmortalidad natural del alma (1 Tim. 6:15 y 16). Hemos visto también cómo, cuando el cristianismo vino a este mundo, esa misma mente carnal tomó el nombre y la forma del cristianismo, viniendo a ser una falsificación del verdadero, y llamó "justificación por la fe" a lo que en realidad era justificación por las obras –la misma mente carnal-. Hablamos del papado, del misterio de iniquidad.

Pero hay otro desarrollo de la obra de Satanás en estos últimos días, separado del paganismo y también del papado, en su forma habitual de manifestarse hasta el momento. ¿De qué forma obra especialmente Satanás en los últimos días? ¿Qué nombre tiene?

[Congregación: "Espiritismo"].

Efectivamente; y el espiritismo exaltará al yo. Pero, ¿obrará siempre el espiritismo en el nombre de Satanás?

[Congregación: "No"].

Cuanto más nos acerquemos a la segunda venida del Salvador, tanto más hará el espiritismo profesión de cristianismo. ¿Quién ha de venir, o mejor, quiénes han de venir antes de la venida del Salvador?

[Congregación: "Falsos cristos"].

Vendrán muchos diciendo: "Soy Cristo". Y por último vendrá el mismo Satanás. ¿Se presentará como tal?

[Congregación: "No; se presentará como Cristo"].

Vendrá como Cristo, se lo recibirá como a Cristo. Así pues, el pueblo de Dios ha de conocer de tal forma al Salvador, como para no aceptar ni recibir ninguna profesión del nombre de Cristo que no sea lo genuino y verdadero. Pero cuando el falso cristianismo se presente al mundo, cuando aparezcan toda clase de falsos cristos, ¿de qué única forma podrá una persona estar segura? ¿Cómo podrá saber que son una falsificación? Solamente mediante Aquel que es el verdadero: sólo teniendo la mente de Cristo.

Les quiero leer ahora una expresión de esta última fase de la mente carnal. Hemos leído ya acerca de las otras dos, la pagana y la papal. Al leer ahora sobre esta última forma, dispondremos de una visión de las tres: el dragón, la bestia y el falso profeta. Y no habrá entonces excusa para que ninguno de nosotros dude acerca de la clara y singular mente de Jesucristo y la justicia de Dios, de acuerdo con su idea de la justicia. Cuando tenemos ante nosotros la expresión directa del camino de la falsedad en sus tres formas, incluso aún si no fuéramos capaces de comprender o ver plenamente lo verdadero, rechazaremos la falsedad y nos quedaremos con lo opuesto. ¿No estaremos acaso prestos a desechar al diablo a quien vemos, y a aceptar al Señor a quien no podemos ver de la forma en que desearíamos? ¿A quién preferiréis? Yo me quedo con el Señor a ojos cerrados, más bien que con Satanás con los ojos abiertos.

He traído aquí una publicación mensual. Luego les diré de lo que se trata, pero quiero antes leer uno o dos pasajes de ella. Está proponiendo una rutina para la semana, una especie de entrenamiento particularizado para cada uno de los días.

"Sea el jueves el día en el que declares tu fe"

Y veamos en qué consiste la fe.

"Di: ‘Creo que Dios está ahora obrando conmigo, a través de mí y en favor mío’. Dilo con segura confianza, pues es cierto.

El viernes sé valiente, fuerte y poderoso; vence todo obstáculo por tu palabra; di: ‘todo lo puedo en Cristo que me fortalece’; dilo con toda la fuerza de tu ser, y te aseguro que puedes realizar todo aquello que desees hacer, incluso milagros"

Tiene apariencia de piedad, pero se trata una mentira. A fin de que puedan ver claramente que se trata de una mentira, les leeré el ejercicio propuesto para los miércoles:

"Los miércoles utiliza las afirmaciones; no solamente las afirmaciones en la ciencia, afirma más bien todas las buenas cosas que hay en ti mismo"

[Alguien en la congregación: "Eso demuestra la mentira"]

¿Pero acaso no afirman que Dios está obrando en mí, por mí y para mí? Una vez que hemos venido a Jesús y que hemos recibido su justicia y su bondad, ¿no podemos acaso entonces afirmar que nosotros somos buenos?

[Congregación: "¡No!"]

¿Por qué no?

[Alguien en la congregación: "Es en Cristo, no en nosotros"].

¿Quieren con ello decir que, incluso habiendo encontrado a Jesús, con toda la riqueza, el honor, poder y dones que hay en él, ni siquiera entonces podemos confiar en nuestra bondad? ¿Es eso lo que quieren decir?

[Congregación: "Así es"]

¿Están seguros?

[Congregación: "Sí"].

¡Bien! Eso no es todo. Hay más:

"Afirma todas las buenas cosas que hay en ti mismo. Felicítate por ser tan cortés y amable, y por ser tan sincero en tus intenciones de servir al bien; felicítate por ser tan firme en esos mismos propósitos; felicítate por ser tan fuerte y gozar de una situación tan saludable"

¿Quizá también: ‘Felicítate porque vives siguiendo estrictamente los principios de la reforma en la alimentación, de forma que disfrutas de una excelente salud’?

            "Felicítate por tener una disposición tan caritativa"

¿Es una actitud recomendable?

[Congregación: "No"].

Pero una vez que sus pecados han sido perdonados y son liberados de todas esas cosas por el poder de Cristo, entonces, ¿no pueden felicitarse por su disposición tan caritativa, porque ustedes han logrado una cosa tan buena como esa?

[Congregación: "No"].

Bien. Continúo leyendo:

"Felicítate porque ves solamente lo bueno en los demás, y en todo en el mundo. Felicítate por todo lo bueno que ves en ti mismo, y por todo lo bueno que quieres ver en ti mismo... Debes felicitarte por las buenas características que allí hay para fortalecerte, y da las gracias por poder hacer que aparezca aquello que pareciera faltar, pues sabes que aquello que pronuncien tus labios vendrá a la existencia"

Bien, a eso es a lo que se llama "Ciencia cristiana". Pueden leer el título (sosteniendo el libro). Un hermano me facilitó una copia hace unos días. Se titula "Ciencia cristiana", y en la cubierta hay una cita de la Escritura: "Mis palabras no pasarán". ¿No les parece, hermanos, que es tiempo de que comencemos a creer en las Escrituras y en los Testimonios? ¿No es precisamente ahora cuando debiéramos tener la mente de Cristo?

[Congregación: "Amén"].

Necesitamos esa mente que confiesa la veracidad de lo dicho en los Testimonios, eso que ha molestado a tantos hermanos cada vez que se lo ha leído. Leámoslo ahora una vez más, y veamos si estamos de acuerdo en que eso es así, sea que lo creamos o que no. Testimonio nº 31, p. 44:

"¿Estáis en Cristo? No, si no os reconocéis como errados, desamparados y condenados pecadores"

No están en Cristo, a menos que reconozcan todo lo dicho. ¿No es así?

[Congregación: "Así es"].

¿Están resueltos a aceptarlo ahora, sea que comprendan o no cómo sucede?

[Congregación: "Sí"].

¿Lo aceptan frente al paganismo, el papado y el espiritismo en sus diversas fases? Entonces no hay razón para que carezcamos de esa mente que rechaza totalmente aseveraciones como las que he leído en la publicación "Ciencia cristiana". Sigo leyendo del Testimonio:

"¿Estáis en Cristo? No, si no os reconocéis como errados, desamparados y condenados pecadores. No si estáis exaltando y glorificando al yo"

Así, a pesar de que citen las palabras de Cristo, se trata de una falsificación. Saben que el Vol. IV nos dice que cuando el propio Satanás personifique e imite las palabras de gracia que pronunció el Salvador, las dirá en un tono similar, y confundirá a quienes no tienen la mente de Cristo. Hermanos, no hay salvación para nosotros, no hay antídoto ni seguridad, excepto que tengamos la mente de Cristo.

Y afecta también a nuestras obras. El Testimonio no es simplemente para el pastor, sino para todos. ¿Recuerdan, en la charla que nos dio el hermano Kellogg sobre la obra médica misionera, lo que nos dijo a propósito de que el conocimiento médico secular tiene una gran laguna en cuanto a alcanzar y curar la mente? ¿Recuerdan cómo nos expuso esa gran carencia en la práctica médica habitual? Explicó que el conocimiento científico médico de hoy carece de un remedio eficaz para alcanzar la mente y tratar el alma enferma, de forma que el cuerpo reaccione positivamente y sane, ayudado por los remedios aplicados por los médicos.

Hermanos, ¿no ha suplido Cristo ese gran defecto que hay en todos los sistemas médicos, mediante su propio sistema médico que nos ha dado a través de su Espíritu? El enfermero y el médico pueden aliviar al angustiado y al enfermo, al que sufre y al que perece, llevando a Jesús la mente del sufriente para que reciba la mente de Cristo, y para que la aparte del yo. Entonces, cuando el paciente logra el reposo, el médico puede avanzar en el cuidado de su cuerpo, y tendrá un resultado saludable mientras que disfruta de las bendiciones y la paz de Jesucristo, así como de la mente de Cristo que él da. ¿Pueden ver cómo está presente en todo su quehacer, manifestándose en todo lugar? No es la primera vez que el doctor nos lo expone. Pero en ese reconocimiento del defecto existente en el sistema médico, quiero que comprendan que la mente de Cristo es lo único que puede suplir ese defecto. Sigo leyendo del Testimonio:

            "No estáis en Cristo si estáis exaltando y glorificando al yo"

Ahora observen:

"Si es que hay algo bueno en vosotros, se debe totalmente a la misericordia de un Salvador compasivo"

Y vean lo que sigue:

"Vuestro nacimiento, vuestra reputación, vuestra riqueza, vuestros talentos, vuestras virtudes, vuestra piedad, vuestra filantropía o cualquier otra cosa en vosotros, o relacionada con vosotros, no formará un nexo de unión entre vuestra alma y Cristo"

¿Es así?

[Congregación: "Sí"].

[Hermano Underwood: "Por favor, lea eso de nuevo"]

"Vuestro nacimiento, vuestra reputación, vuestra riqueza, vuestros talentos, vuestras virtudes, vuestra piedad, vuestra filantropía o cualquier otra cosa en vosotros, o relacionada con vosotros [incluyendo vuestras buenas obras], no formará un nexo de unión entre vuestra alma y Cristo. Vuestra relación con la iglesia, la forma en la que vuestros hermanos os ven, carecerán de todo valor a menos que creáis en Cristo"

Y ahora recalcaré las palabras escritas en cursiva:

            "No es suficiente con creer acerca de él, sino que habéis de creer en él"

"En él". ¿Qué significado tiene?

            "Habéis de reposar totalmente en su gracia salvadora"

Eso es cristianismo. Es la mente de Cristo. Es lo contrario al satanismo. Son mutuamente excluyentes. Lo encontrarán también en El Camino a Cristo, si bien no exactamente en las mismas palabras. Leeré algunos párrafos del libro, en las páginas 62 a la 71:

"La condición para alcanzar la vida eterna es ahora exactamente la misma de siempre, tal cual era en el paraíso antes de la caída de nuestros primeros padres: la perfecta obediencia a la ley de Dios, la perfecta justicia"

Si ustedes y yo no la tenemos, jamás alcanzaremos la vida eterna; ni ahora, ni en ninguna ocasión posterior. Si no tenemos "perfecta obediencia a la ley de Dios", desde nuestro primer suspiro hasta el último, entonces estamos desposeídos de la vida eterna. Pero tan ciertamente como tengamos "perfecta obediencia a la ley de Dios", tenemos vida eterna ya desde ese mismo momento. Ahora bien, como ya he dicho, esa "perfecta obediencia" ha de extenderse, desde el primer suspiro que dimos al nacer, hasta el que estamos dando ahora, y hasta el último que demos, aunque se tratara de miles de años en las profundidades de la eternidad futura. No pido que lo comprendan: créanlo y lo comprenderán. Alguien pensará quizá: -‘¿Acaso no contradice eso lo que ha venido predicando anteriormente?’ –No. No contradice lo que he venido predicando. Precisamente es lo que he venido predicando todo el tiempo, y lo ha venido predicando todo el que haya estado predicando el evangelio.

"La condición para alcanzar la vida eterna es ahora exactamente la misma de siempre, tal cual era en el paraíso antes de la caída de nuestros primeros padres: la perfecta obediencia a la ley de Dios, la perfecta justicia. Si la vida eterna se concediera con alguna condición inferior a esta, peligraría la felicidad de todo el universo...

No podemos obedecer perfectamente una ley santa. No tenemos justicia propia con que cumplir lo que la ley de Dios exige"

Es así. Entonces, ¿de qué forma vamos a poder alcanzar la vida eterna?

[Congregación: "Mediante Cristo"].

¡Amén! "La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom. 6:23). Pero hemos de lograr la "perfecta justicia" antes de recibir ese don, ¿lo comprenden? "En Cristo hay perfecta justicia, hay perfecta obediencia a ley de Dios, desde el nacimiento hasta la tumba; acéptala y satisfará plenamente la condición ineludible bajo la cual es posible para cualquiera obtener la vida eterna".

¿No les alegra que sea sí?

[Congregación: "Sí"].

A mí me alegra sobremanera. No hay nada que desee más que eso. Dios quiere que tenga vida eterna. Nada hay que me haga merecedor de ella. No poseo nada de lo que se requiere, nada que cumpla la gran condición bajo la que puede únicamente ser otorgada. Todo lo que yo tengo significaría la ruina para el universo de Dios, si fuera la base sobre la que se me otorgara la vida eterna. Dios no puede dármela de esa manera, pero lo cierto es que él quiere dármela, y tan intenso es su deseo de que tenga la vida eterna, que murió para poder dármela

[Congregación: "¡Amén!"].

Podemos afirmar que es como si Dios, quien es amor, viniera y nos dijera: ‘Aquí, en Cristo, tienen perfecta obediencia desde la primera respiración que dieron, hasta la última. Tómenlo a él y a su justicia, y tendrán su perfecta obediencia’. Esa es la condición. ¡Alabado sea Dios!

"No tenemos justicia propia con que cumplir lo que la ley de Dios exige. Pero Cristo nos preparó una vía de escape"

¡Gracias sean dadas al Señor!

"[Cristo ] vivió en esta tierra en medio de pruebas y tentaciones como las que nosotros tenemos que arrostrar. Sin embargo, su vida fue impecable. Murió por nosotros, y ahora ofrece quitar nuestros pecados y vestirnos de su justicia"

¡Magnífico intercambio! ¿No es increíble que los hombres duden, se lo piensen tanto y demoren someterlo todo, a fin de permitir ese bendito intercambio? ¿No es pasmoso?

"Si os entregáis a él y le aceptáis como vuestro Salvador, por pecaminosa que haya sido vuestra vida, sois considerados como justos debido a él. El carácter de Cristo reemplaza el vuestro, y sois aceptados por Dios como si no hubierais pecado" [traducción revisada]

Efectivamente, una vez que hemos procedido así, quedamos ante Dios como si nunca hubiésemos cometido un pecado en este mundo, como si hubiéramos sido ángeles todo el tiempo. Tal es la bondad de Dios. Así de maravilloso es nuestro Salvador.

[Congregación: "Amén"].

Permitámosle que obre según su voluntad. "Más aún". ¿Podría haber más aún? -Efectivamente: así lo afirma el Señor.

            "Más aún, Cristo cambia el corazón, y habita en él por la fe" (p. 63).

Esa es la gran bendición. ¿De qué serviría la vida eterna con un corazón irregenerado? -No. No se para en ese punto: cambia el corazón.

"Debéis mantener esta comunión con Cristo por la fe y la sumisión continua de vuestra voluntad a él"

A ese particular dedicamos la meditación de ayer. La lección se repite una y otra vez.

"Mientras lo hagáis, él obrará en vosotros para que queráis y hagáis conforme a su beneplácito. Así podréis decir:"

Dios nos ha dado permiso para decir:

"’Aquella vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó, y se dio a sí mismo por mí’. Así dijo el Señor Jesús a sus discípulos: ‘No sois vosotros quienes habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros’. De modo que si Cristo obra en vosotros, manifestaréis el mismo espíritu y haréis las mismas obras que él"

No pueden hacerlo de otra manera. Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Es el mismo aquí, en nuestra carne ahora, como lo fue en los días de su carne.

    "...las mismas obras que él: obras de justicia y obediencia. Así que no hay en nosotros mismos cosa alguna de que jactarnos"

Gracias al Señor. No vayan a jactarse diciendo: "Soy rico y estoy enriquecido; ahora soy sabio; ahora sí que estoy en lo correcto". No. ¿Acaso no sería quien eso pretendiera la criatura más errada del universo? ¿Cabría concebir una situación peor que la suya? Aquel que estaba enteramente perdido y desamparado confesó, y el Señor tiene una compasión tan maravillosa como para darle todas las riquezas del universo. Tras haberlas recibido, la persona comienza a jactarse de lo bueno y digno que es. ¿Cabe imaginar una conducta más ofensiva hacia la bondad del Señor? "El que se gloría, gloríese en el Señor" (2 Cor. 10:17).

[Congregación: "Amén"].

"Así que no hay en nosotros mismos cosa alguna de qué jactarnos. No tenemos motivo para ensalzarnos"

Aquel que recibe a Jesús tal como es, será siempre humilde. El recibir a Cristo por la fe hace humilde a la persona. Ahora bien, si no lo recibiera por la fe, sino que se lo ganara, entonces sí tendría algo de qué jactarse.

"El único fundamento de nuestra esperanza es la justicia de Cristo que nos es imputada y..."

¿Qué piensan que seguirá después del "y"?

"El único fundamento de nuestra esperanza es la justicia de Cristo que nos es imputada y la que produce su Espíritu obrando en nosotros y por nosotros"

El único terreno de nuestra esperanza es la justicia de Cristo que nos es imputada, y la justicia que trae el Espíritu Santo en las obras que realizamos. Y el siguiente párrafo pone de relieve la diferencia entre la creencia satánica y la fe genuina, tal como hemos visto con anterioridad. Es el mismo tema.

"Cuanto más cerca estéis de Jesús, más imperfectos os reconoceréis; porque veréis tanto más claramente vuestros defectos a la luz del contraste de su perfecta naturaleza. Esta es una señal cierta de que los engaños de Satanás han perdido su poder" (p. 64 y 65).

¿Cuál es, pues, la condición de aquel que comienza a considerarse a sí mismo con satisfacción por haber alcanzado una bondad encomiable, y se felicita a sí mismo? Está siendo presa de los engaños de Satanás. Incluso si ha estado viviendo con el Señor quince o veinte años, si comienza ahora a pensar que es bastante bueno, ¿cuál es la condición del tal? Cayó bajo el engaño de Satanás: ¡así de sencillo! Hubo un hombre que vivió con Jesucristo treinta años. En sus comienzos, en los primeros años de su vida con Cristo, dijo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gál. 2:20). Unos treinta años después, próximo ya a su muerte, declaró:

"Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales... [fui] el primero".

[Congregación: "Soy el primero"].

No: Pablo había sido el primero.

[Congregación: "No: Soy el primero"].

¡Oh, no! Cuando Pablo era Saulo de Tarso, cuando perseguía a los santos, entonces sí que fue el principal de los pecadores...

[Congregación: "No: Soy el primero"].

Así es. Exactamente.

"Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero" (1 Tim. 1:15). ¿Cuándo?

[Congregación: "Ahora"].

¿Después de haber estado viviendo treinta años con Jesucristo?

[Congregación: "Sí"].

Efectivamente: "soy el primero". Pablo tenía una visión tan clara del Señor, de su santidad, de su perfecta pureza, que al mirarse a sí mismo, al verse a él separado de Cristo, se reconoció como el peor de todos los hombres. Eso es cristianismo. Esa es la mente de Cristo. Lo opuesto es la mente de Satanás.

Por consiguiente:

"Esta es una señal cierta de que los engaños de Satanás han perdido su poder, y de que el Espíritu de Dios los está despertando. No puede haber amor profundo hacia el Señor Jesús en el corazón que no comprende su propia perversidad. El alma transformada por la gracia de Cristo admirará el divino carácter de Él; pero cuando no vemos nuestra propia deformidad moral damos prueba inequívoca de que no hemos vislumbrado la belleza y excelencia de Cristo"

Eso es cristianismo, hermanos. Estudiemos ahora lo que declara la Biblia. ¿Qué les parece? Hermanos, nuestra situación es terrible en esta Asamblea, en esta reunión. Terrible. Lo dije ya en una ocasión anterior, pero me doy mayor cuenta ahora que entonces. No puedo evitarlo, hermanos. Ni uno solo de entre nosotros ha podido soñar cuál es el terrible destino que está en juego en los días en los que nos encontramos.

[Hermano Olsen: "Así es"].

Sí. Hermanos, mientras que los días pasan, ¿está creciendo nuestro fervor por buscar a Dios?, ¿o está más bien languideciendo?

Las primeras lecciones, cuando comenzamos aquí, fueron frescas y nuevas; trajeron la verdad en líneas claras y enérgicas, y pudimos ver su efecto. Fueron tocados los corazones, "como se estremecen los árboles del monte a causa del viento" (Isa. 7:2).

Pero hermanos: ¿cesó la brisa?, ¿qué sucede ahora? Si nuestras impresiones, nuestro sentido de la necesidad, si nuestro fervor no está profundizándose, entonces hay motivo para que cada uno de nosotros nos preocupemos. No estoy refiriéndome a nosotros como una comunidad, simplemente de una forma general; la única forma en que podemos lograrlo es de forma individual; si no lo estoy haciendo, si no lo están haciendo, entonces algo anda mal.

Ahora, hermanos, otro pensamiento: El Espíritu de Dios nos constriñe a que examinemos las obras de la mente carnal, y a que veamos lo que harán por el hombre, cómo lo engañarán de toda forma posible: el paganismo, el papado y la imagen del papado –el dragón, la bestia y el falso profeta. Lo hemos visto, y el Señor tiene en ello una lección para nosotros. Ahora, hermanos, liberemos toda restricción para que nuestra alma pueda rehusar todo lo que impide que recibamos con la presta disposición de un niño aquello que Dios tiene para darnos.

[Congregación: "Amén"].

Permitamos que avancen el examen del corazón y la confesión del pecado. ¿Acaso no nos dice Jesús: "Sé, pues, celoso y arrepiéntete"? ¿Qué significa ese "pues" causal? Es como decir: ‘Por lo tanto, sé celoso y arrepiéntete’. El ‘por lo tanto’ obedece a las causas o razones que han sido expuestas previamente a esa disposición, y que vamos a examinar.

¿Qué dijo antes el Testigo Fiel?

"Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Tú dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y estás desnudo. Por lo tanto, yo te aconsejo que compres de mí oro refinado en el fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez. Y unge tus ojos con colirio para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, PUES celoso y arrepiéntete" (Apoc. 3:15-19).

¿Cuánto abarca ese "pues" causal? ¿Lo abarca todo?

[Congregación: "Sí"].

Lo primero que dice es: "Yo conozco tus obras", y lo último: "Sé, pues, celoso y arrepiéntete". ¿Están ahora dispuestos a arrepentirse de sus obras? ¿Lo están realmente? ¿Están dispuestos a admitir que las obras que han realizado no son tan buenas como las que Jesús hubiera hecho si hubiera estado aquí, en lugar de ustedes?

[Una voz: "Sí. Mil veces sí"].

Bien. ¿Cuánto bien van a hacerles esas obras? ¿Son perfectas? ¿Son justas? "Todo lo que no proviene de fe, es pecado" (Rom. 14:23). ¿Hay, o ha habido obras en ustedes que no sean de fe? ¿Ha habido obras en las que exista el yo?

No olviden la vestidura que debemos comprar. Habiendo sido confeccionada "en el telar del cielo, no tiene ni una sola hebra de invención humana" en ella. Por lo tanto, si ustedes y yo hemos incluido aunque sea una sola hebra de nuestra propia invención en esa vida que hemos profesado vivir en Cristo, hemos arruinado la vestidura. Hermanos, ¿pueden suponer que ustedes y yo hemos andado en los pasados quince o veinte años de forma tan absolutamente perfecta como para no haber incluido nunca una hebra de invención humana en nuestros caracteres y en nuestro proceder?

[Congregación: "No"].

Así pues, podemos arrepentirnos por ello. ¿No os parece?

[Congregación: "Sí"].

Quiero que reflexionen en eso en esta noche.

Y ahora, en los pocos minutos que nos restan, leamos unos pocos pasajes de las Escrituras. Isa. 59:6. Ese capítulo de Isaías está precedido por el 58. ¿Cuándo tiene su aplicación el capítulo 58?

[Congregación: "Ahora"].

Bien. Entonces, ¿cuándo tiene su aplicación el capítulo 59?, ¿setecientos años antes de Cristo, o ahora?

[Congregación: "Ahora"].

"Sus telas no servirán para vestir ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad y obra de rapiña está en sus manos"

¿Qué ha estado procurando ese pueblo? ¿Qué ha estado intentando hacer con sus obras?

[Congregación: "Cubrirse con ellas"].

Cuando afirma que no serán cubiertos de sus obras, la implicación es que eso es precisamente lo que han estado pretendiendo. ¿Está diciendo la verdad?

[Congregación: "Sí"].

Por lo tanto, cuando afirma que ustedes y yo hemos estado procurando cubrirnos con nuestras propias obras, ¿acaso no está en ello afirmando que sea cual haya sido nuestra profesión, en realidad hemos estado poniendo nuestra confianza en la justicia o justificación por las obras?

[Congregación: "Sí"].

¿No es ese precisamente el mensaje a Laodicea? "Yo conozco tus obras". Y ¿qué han hecho nuestras obras por nosotros? Nos han hecho desgraciados, miserables, pobres, ciegos y desnudos. Por contraste, ¿qué quiere el Señor que tengamos? "Vestiduras blancas para vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez".

¿Cuál es nuestra condición? Saben bien que nuestros esfuerzos como tales no han logrado gran cosa. Cada uno ha procurado hacer lo mejor que podía. Cada uno sabe que eso causó el mayor desánimo, de entre todas las cosas que hemos procurado en este mundo. Saben que hemos tenido que gemir y clamar, debido a que nos hemos dado cuenta de que no podemos desarrollar la bondad suficiente como para enfrentarnos al juicio

[Una voz en la congregación: "Ni siquiera la bondad que nosotros mismos pudiéramos aprobar"].

Efectivamente, vimos nuestra propia desnudez, tras haber hecho todo cuanto podíamos para cubrirnos a nosotros mismos. Saben que es así. Así lo afirma el Señor, ¿no es cierto’

[Congregación: "Sí"].

¿No es ya tiempo de que confesemos: "Señor, es así"? Leo de nuevo:

"Sus telas no servirán para vestir ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de iniquidad y obra de rapiña está en sus manos".

El Señor desea que estemos cubiertos, de forma que no aparezca la vergüenza de nuestra desnudez. Él quiere que poseamos su perfecta justicia, de acuerdo con su propio ideal perfecto de la justicia. Quiere que poseamos ese carácter que resistirá la prueba del juicio sin contratiempo, cuestión o duda. Aceptémoslo de él como el bienaventurado y gratuito don que es.

Ahora, hermanos, en la próxima lección, mi objetivo es que entremos de lleno en las Escrituras, de la forma exacta en que nos hablan a ustedes y a mí en cuanto a cómo podemos tener a Jesucristo y la plenitud de su justicia con todo lo que trae consigo, sin descontar ni una partícula. ¿Qué dicen a esto?

[Congregación: "Amén"].