Un asunto vital - 22 - Reuniendo a Israel por segunda vez - surge el movimiento adventista y el mensaje de Elías

Publicado Nov 06, 2012 por Adrian Ebens En Un asunto vital

22. Reuniendo a Israel por segunda vez – surge el movimiento adventista y el mensaje de Elías

En el último capítulo vimos cómo Daniel habló de este cuerno/poder que se levantaría y pisotearía el servicio de adoración del santuario de Cristo, alterando los elementos clave del sistema de adoración, de lo invisible a lo visible, pero en una forma cambiada de la original. Observamos que este poder era la iglesia romana. Entre muchas cosas que cambió, intentó modificar la ley de Dios en dos áreas críticas, quitando el segundo mandamiento, que protegía contra la idolatría y la adoración visual, y luego el cuarto mandamiento, que señalaba al autor de la vida y a la fuente de bendición.

En Daniel 8 se hizo la pregunta, ¿hasta cuándo continuaría este poder? La respuesta fue: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado (restaurado)”. Pronto ubicaremos el final de este período, pero primero queremos presentar los eventos que llevaron a la culminación de los 2300 días.

La restauración del santuario requeriría el proceso de reconocer que todos los elementos del sistema del santuario están en el cielo en la esfera invisible. Este proceso comenzó con la reforma del siglo XVI.

a. La reforma comienza a recuperar la visión de lo invisible

Durante la época del siglo XVI, algunos empezaron a cuestionar realmente la integridad bíblica de la iglesia romana. Hasta ese momento, muy pocas personas tenían Biblias ni podían leerlas por sí mismas, y simplemente tenían que confiar en los líderes de la iglesia para que los guiaran en asuntos espirituales. Pero en ese tiempo, se inventó la imprenta, y los libros empezaron a multiplicarse rápidamente. La Biblia se produjo masivamente y en varios idiomas, lo que airó y frustró a la iglesia romana. Entre aquellos que estaban estudiando la Biblia diligentemente estaba Martín Lutero.

Una característica central de la iglesia romana era la misa. La misa era una ceremonia en la cual el sacerdote llamaba a la persona de Cristo para que bajase del cielo hacia el pan de la comunión. Al comer este pan, el creyente recibiría perdón y absolución de sus pecados. Esta ceremonia quitaba completamente el enfoque de la verdadera obra de Jesús en el cielo. También hacía que la gente viera visiblemente a Jesús en la hostia. En realidad la iglesia adoraba a esta hostia como Dios, una clara violación del mandamiento en contra de la idolatría.

Luego de un estudio concienzudo de la Biblia, Martín Lutero respondió:

“La misa en el papado tiene que ser la abominación más grande y horrible, pues entra en conflicto directo y poderoso con este artículo principal, [Jesús murió y resucitó para nuestra justificación] sin embargo, por encima y antes que todas las demás idolatrías papales, ha sido la principal y la más engañosa. Por tanto se ha considerado que este sacrificio o esta obra de la misa, aunque sea realizado por un rufián perverso (y abandonado), libera a los hombres de los pecados, tanto en esta vida como en el purgatorio, mientras que sólo el cordero de Dios hará y deberá hacer esto.” (Martín Lutero, The Smalcald Articles [los artículos de Esmacalda], página 10).

A medida que Lutero continuó escribiendo y presentando, varios hombres comenzaron a ver el estado de cautividad en el cual estaba la iglesia. Martín Lutero incluso escribió un libro llamado “La cautividad babilónica”, en el cual señaló muchas de las enseñanzas falsas que estaban esclavizando las mentes de la gente.

El historiador J.A. Wylie hizo una evaluación muy interesante de lo que ocurría durante esta época:

“En lugar de la jerarquía cuya reserva de poder estaba sobre los Siete Montes, de donde se transmitía hacia abajo a través de una cadena mística que unía a todos los demás sacerdotes al Papa, así como el cable transmite la chispa eléctrica de continente a continente, restauraron el sacerdocio universal de los creyentes. Su fuente de poder está en el cielo; la fe como una cadena los une a ella; el Espíritu Santo es el aceite con el cual se lo unge; y los sacrificios que presentan no son los de expiación, que ha sido lograda una vez y para siempre por el Eterno Sacerdote, sino de corazones purificados por fe, y vidas que la misma gracia divina transforma en fructíferas y santas. Ésta fue una gran revolución. Se derogó una orden antigua y establecida; se introdujo otra totalmente diferente.” (Rev. J.A. Wylie, The History of Protestantism [La historia del protestantismo], Vol 1, página 843).

Esta declaración identifica claramente el asunto. El sistema romano había alejado a la gente de la fuente de vida, y había desarrollado su propia fuente, que no produce vida.

Jeremías 2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

Los reformadores mudaron sus mentes hacia el cielo, de donde provenía la verdadera fuente de poder. Se conectaron con Jesús, el verdadero Sacerdote, y oraron directamente a él para recibir poder y fuerzas. La iglesia podría haber sido un canal de bendición, para señalar a la gente hacia Cristo en el santuario celestial, pero en cambio, se interpuso y obstaculizó las mentes para que no pudieran ver la verdad.

La reforma bajo Lutero, Tyndale y otros comenzó la obra de restaurar la adoración invisible del sistema del santuario. Pero hubo muchas cosas que todavía necesitaban tratarse. La iglesia había llevado al pueblo a tan profunda oscuridad, que llevaría bastante tiempo salir de allí. Los reformadores restauraron la obra de Cristo como sacerdote en la esfera celestial, pero no descubrieron la necesidad de que el sistema del santuario también estuviese en el cielo. Gracias a Dios, él llamaría a un pueblo para que señalase que el santuario en el cielo es el cumplimiento de la profecía de los 2300 días.

b. El esparcimiento, la ira y la reunión del pueblo de Dios

El final de los 2300 días mencionados en Daniel 8:14 contiene otra clave en el versículo 19 del mismo capítulo:

Daniel 8:19 Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin.

Dice que los 2300 días también serían el fin de la ira. Esta ira nos lleva hacia atrás, a los tiempos de Israel y las promesas de bendición por la fidelidad, y maldiciones por no aferrarse a los elementos de adoración que mantendrían a Israel conectado con el canal de bendición.

El libro de Deuteronomio nos da el contexto de esta ira que sucederá en Daniel 8. Se conecta al pacto que Dios hizo con Israel para que guardara sus mandamientos y le adorara fielmente de acuerdo con el sistema del santuario que Dios había dado.

Deuteronomio 29:9-15 Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis. 10 Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel; 11 vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua; 12 para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy contigo, 13 para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. 14 Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento, 15 sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.

Si Israel hacía esto, el canal de bendición y protección se mantendría abierto, pero si no lo hacía, sus hijos se criarían sin un sentido de bendición, y estarían en peligro de convertirse en tiranos o de sentir la fuerte tentación de llegar a ser como las demás naciones, en lugar de ser diferentes. Este proceso causaría un dolor increíble a las familias de Israel, y Dios se refirió al mismo como su ira o indignación. La gente es la que hace que esto suceda, pero Dios se hace responsable de los eventos, porque no se interpone para prevenir lo que suceda.

Deuteronomio 29:16-28 Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado; 17 y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo. 18 No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo, 19 y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed. 20 No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo; 21 y lo apartará Jehová de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley. 22 Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar 23 (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira); 24 más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira? 25 Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto, 26 y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado. 27 Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro; 28 y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.

Como hemos estudiado, Israel en efecto abandonó el pacto y adoró a otros dioses, y expuso a sus hijos a la falta de valor que proviene de la maldición de estar fuera del canal de bendición. Como parte de esta ira, Israel habría de ser esparcido. Al ser esparcido, Israel perdería su liderazgo, cuyo propósito era el de servir como canal de bendición. Se quitaría este canal, y las ovejas entonces estarían sin un pastor asignado. Los huérfanos y viudas no tendrían una figura paternal para bendecirlos, por lo tanto se extendería la maldición. Se menciona a esta dispersión en varios textos:

Levítico 26:27-33 Si aun con esto no me oyereis, sino que procediereis conmigo en oposición, 28 yo procederé en contra de vosotros con ira, y os castigaré aún siete veces por vuestros pecados. 29 Y comeréis la carne de vuestros hijos, y comeréis la carne de vuestras hijas. 30 Destruiré vuestros lugares altos, y derribaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará. 31 Haré desiertas vuestras ciudades, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume. 32 Asolaré también la tierra, y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moren; 33 y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades.

Este esparcimiento ciertamente ocurrió bajo los asirios y babilonios:

Isaías 10:5-6 Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira. 6 Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles.

Jeremías 9:13-16 Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; 14 antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres. 15 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel. 16 Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que los acabe.

Aunque Israel abandonó a Dios y se volvió a otros dioses, el Señor le prometió, a través de sus profetas, que reuniría a Israel una segunda vez.

Isaías 11:11 Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar.

¿Cuándo sucedería esta reunión? Habrás notado que Dios dijo que él castigaría siete veces a Israel por sus pecados. En referencia al tiempo profético, estas siete veces suman 2520 años.

Israel se dividió en dos reinos luego de Salomón. El reino del norte fue tomado cautivo por Asiria en 723 A.C. y el rey del reino del sur, Manasés, fue llevado a Babilonia en 677 A.C.

2 Crónicas 33:11 por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia.

Si le agregamos 2520 años a las fechas 723 y 677, tenemos las fechas 1798 y 1844. El año 1798 hemos descubierto que es significativo porque el Papa fue tomado cautivo en ese año, y como resultado, hubo un gran reavivamiento del estudio de Daniel, en busca de comprender este evento tan significativo.

Esta ira se prolongaría más allá del tiempo del Israel literal, hasta el periodo del Israel espiritual. La secuencia de esta ira se detalla en Daniel 10 –12.

Daniel 11 habla de los distintos poderes a lo largo de las edades que dominarían al pueblo de Dios y que serían obstáculos, de varias maneras, para que el pueblo no pudiese adorar a Dios fielmente. Daniel 11:36 habla directamente de la iglesia romana y su conexión con la ira:

Daniel 11:36 Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá.

Los estudiosos de Daniel 11 comprenden que la secuencia de tiempo fluye desde más o menos 539 A.C. bajo Medo-Persia, hasta el fin del mundo. Este cambio del Israel literal al espiritual es importante. Los escritores del Nuevo Testamento claramente presentan un concepto espiritual de Israel:

Romanos 2:28-29 Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

 

Gálatas 3:26-29 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

A partir de la venida de Cristo y su enseñanza al pueblo, la ciudadanía del reino de Dios ya no se basó en el nacimiento, sino en las enseñanzas espirituales de Cristo, es decir de guardar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

Así como el Israel literal fue desparramado por la Babilonia literal, también el Israel espiritual será desparramado por la Babilonia espiritual. Este proceso entero tomaría 2520 años y terminaría en 1844.

En este tiempo Dios reuniría a Israel por segunda vez, así como lo hizo la primera. La primera vez reunió a Israel fuera de Egipto, les dio los mandamientos, les dio un santuario, y los guió mediante el profeta Moisés hacia muchas otras verdades importantes en cuanto a salud, educación y vida civil. El reunir a Israel por segunda vez significaría que él haría todo esto nuevamente. Y esto es lo que sucedió alrededor de 1844.

c. Surge el movimiento adventista

Uno de los hombres que estudió su Biblia meticulosamente luego de 1798 fue Guillermo Miller. Miller había sido deísta, uno que creía que Dios era como un terrateniente ausente, que creó al mundo y luego abandonó al hombre a su propia suerte. Pero luego de luchar como parte de la milicia Americana en la batalla de Plattsburgh, y de ver a una fuerza de americanos, muy superada en números, vencer a los organizados británicos, empezó a preguntarse si Dios se involucraba en los asuntos humanos, ya que le parecía imposible que los americanos hubiesen ganado aquella batalla.

Al estudiar la Biblia, Guillermo Miller estableció unas reglas muy importantes para la interpretación. Como no estaba afiliado a ninguna de las iglesias existentes de su tiempo, no fue directamente influido por sus enseñanzas. Guillermo Miller vio la importancia de un método consistente para interpretar las Escrituras. Él sólo, con sus amigos deístas, creía originalmente que la Biblia estaba llena de errores e inconsistencias. Luego de su experiencia en Plattsburgh, sintió que necesitaba ver si podía armonizar todas estas inconsistencias. Para hacer esto, necesitaría un método consistente de estudio Bíblico. Si podía usar un método consistente, y luego desentrañar todas las aparentes inconsistencias de la Biblia, habría encontrado las respuestas que estaba buscando. En el apéndice se encuentra una lista completa de las reglas de interpretación de Guillermo Miller, pero mencionaremos algunas aquí:

REGLA I

Cada palabra debe tener su propio peso sobre el tema presentado en la Biblia.

REGLA II.

Toda la Escritura es necesaria, y puede ser comprendida mediante el estudio y la aplicación diligente.

REGLA IV.

Para comprender una doctrina, reúne todos los versículos acerca del tema que deseas conocer; luego permite que cada palabra tenga su propia influencia, y si puedes formular tu teoría sin una contradicción, no puedes estar en error.

REGLA V.

La Escritura debe ser su propia expositora, ya que es una regla en sí misma. Si dependo de un maestro para que me la exponga, y si él adivinare su significado, o desease tenerlo de cierta manera debido a su credo sectario, o para que lo creyesen sabio, entonces sus suposiciones, deseo, credo o sabiduría es mi regla, en lugar de la Biblia.

REGLA VI.

Dios ha revelado muchas cosas que sucederán, mediante visiones, en figuras y parábolas, y de esta manera muchas veces se revelan las mismas cosas una y otra vez, mediante diferentes visiones, o en diferentes figuras, y parábolas. Si deseas comprenderlas, debes combinarlas todas en una.

Mediante un método cuidadoso y consistente, Guillermo Miller comenzó a estudiar Daniel 8 y a ponderar el significado de los 2300 días.

Notó que no se había dado una fecha de comienzo para los 2300 días, y que al final de Daniel 8, Daniel todavía no había comprendido la visión acerca de este período de tiempo. A través de una serie de conexiones entre Daniel 8 y 9, vio que el comienzo de las setenta semanas de Daniel 9 también sería el comienzo para los 2300 días.

Como la profecía de las setenta semanas, la aplicación consistente requería que los 2300 días proféticos también se comprendiesen como 2300 años. La fecha de comienzo para las setenta semanas era 457 A.C. Cuando Guillermo Miller primero hizo el cálculo, incluyó un año 0 en la transición entre A.C. y D.C. Esto lo llevó al año 1843.

Guillermo Miller también había estudiado fielmente las profecías acerca de la ira, y había establecido que los “siete tiempos” de Levítico 26 también concluían en 1843. Las profecías de los 1290 y 1335 años de Daniel 12 también se conectaban con esta fecha. Un análisis detallado de estas profecías quedaría fuera del alcance de este libro, pero Guillermo Miller estableció que los 1290 años terminaban en 1798, y que los 1335 años, que comienzan en la misma fecha, terminarían en 1843.

2520 with other dates

Guillermo Miller estaba sorprendido que tenía varias líneas de profecía, todas terminando en 1843, al usar un método consistente de estudio bíblico.

Inmediatamente luego de este descubrimiento, se sintió obligado a compartir sus descubrimientos con el mundo, pero igual que Moisés, tenía temor, y no quería hacerlo. Pensó que tal vez estaría equivocado, y quería asegurarse. Este descubrimiento ocurrió en 1818, luego de dos años de estudio bíblico profundo, pero Guillermo Miller pasó otros 12 años tratando de ver si su razonamiento tenía alguna falla. Buscó todas las razones posibles para refutar lo que había descubierto, pero no pudo encontrar nada significativo.

Finalmente en 1831, luego de luchar con el Señor, comenzó a predicar. Comenzó al principio con pequeños grupos, pero luego de unos años, empezó a predicar en grandes ciudades y pueblos.

Guillermo Miller predicó que la purificación del santuario en 1843 debía ser la venida de Cristo para reunir a su pueblo. Es verdad que Dios reuniría a su pueblo, pero antes que esto pudiera ocurrir, debía haber una restauración de la verdad acerca de la ley y el santuario.

Luego que pasó 1843, Miller y los miles que ahora creían se dieron cuenta de que se había agregado incorrectamente el año “0”, y que la fecha real era 1844, no 1843.

Este mensaje se transmitió a cada misión del mundo. Otros estudiosos además de Guillermo Miller también habían descubierto el final de este periodo de tiempo; en todos lados la gente era llamada al arrepentimiento. Avanzó el mensaje de que la hora del juicio de Dios había llegado, y que debían prepararse.

Tristemente, los milleritas se chasquearon porque Jesús no volvió en 1844. Tenían razón en cuanto a la fecha, pero se equivocaron en cuanto al evento. Así como el Israel literal debía salir de Egipto, aprender la verdad acerca del santuario, la ley y el sábado, y luego entrar a la Tierra Prometida, así también el Israel espiritual debía hacer lo mismo.

22 When Jesus Becomes the Judge

i. La restauración del santuario celestial

Luego del gran chasco de los milleritas, muchos de aquellos que habían declarado creer en el movimiento apostataron. Pero un pequeño grupo de estudiantes de la Biblia, luego de mucha oración y búsqueda del corazón, comenzaron a darse cuenta de que el evento al final de los 2300 días era una obra que Jesús debía hacer en el cielo, en un santuario celestial. Un hombre llamado Hiram Edson conectó el trabajo descrito en Daniel 7 acerca del juicio del cuerno/poder con eventos descritos en Hebreos 8 acerca del santuario celestial. También vio la conexión con Apocalipsis 14 y la hora del juicio que se describe allí.

Hebreos 8:1-2 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.

En el año 1844, el santuario celestial fue restaurado en las mentes de un grupo de creyentes cristianos. La recuperación de esta verdad del santuario puso final al esparcimiento de Israel, y ahora podría comenzar la reunión. No podría reunirse Israel sin el santuario en su lugar correcto. Ahora que este pequeño grupo de cristianos miraba al santuario celestial, podría una vez más comenzar a recibir el canal de bendición.

ii. La restauración de la ley de Dios

El objetivo del santuario era el de escribir la ley de Dios en nuestros corazones, para que el canal de bendición de Dios pudiese ser protegido. Este grupo de personas, ahora llamados adventistas, comenzaron a ver la importancia de la ley de Dios más que nunca antes, no porque se hubiese escrito sobre piedra miles de años antes, sino porque la ley de Dios ahora moraba en el santuario del cielo. Ya no era un evento que ocurrió en el pasado, sino algo muy actual. Juan describe la experiencia del pueblo de Dios, al ver la ley de Dios, cuando dice:

Apocalipsis 11:19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo.

El reconocimiento de la ley de Dios los llevó a otro descubrimiento importante: el sábado.

iii. La restauración del sábado

Ahora que los adventistas miraban directamente al santuario celestial y a la obra que Cristo estaba haciendo en el cielo, sus mentes fueron dirigidas hacia el pasaje en Daniel 7:

Daniel 7:9-10 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. 10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.

Para Israel, esta obra de juicio ocurría una vez al año en el lugar santísimo. El pasaje paralelo en Daniel 8 proveyó más información para entender de qué se trataba este evento.

Daniel 8:14 Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.

El juicio en Israel era la purificación del santuario. Eran uno y el mismo evento. Este juicio se basaba en la ley que moraba en el arca del lugar santísimo. Este concepto del juicio se desarrolló aun más al reconocer a los ángeles de advertencia de Apocalipsis 14, que vienen justo antes de la segunda venida para advertir en cuanto al juicio.

Apocalipsis 14:6-7 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, 7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.

La descripción del juicio en Apocalipsis 14 se conecta directamente con la adoración de Aquel que hizo los cielos y la tierra. El único lugar donde se revela este concepto en el contexto de la ley y el juicio es en el cuarto mandamiento acerca del sábado.

La restauración del sábado abrió una vez más las mentes de las personas hacia el origen del canal de bendición. El canal de bendición no podía fluir correctamente sin una clara comprensión de dónde viene la vida y cómo se mantiene. El mandamiento del sábado es el que nos enseña estas cosas.

iv. La restauración del estado de los muertos y la segunda venida

La creencia en el sábado hizo que los adventistas vieran a Dios como la única fuente de vida. Esto los llevó a cuestionar la creencia en la inmortalidad del alma. La otra razón que tenían para revisar esta enseñanza era que ahora creían en un tiempo cuando sucedería un juicio en el cielo. El comienzo del juicio, como notamos, ocurrió en 1844. Durante este juicio se determinaría quién recibiría vida eterna, y quién no.

La mayoría de los cristianos creía que cuando los creyentes morían, iban directamente al cielo, pero esto sería imposible si el juicio comenzaba en 1844. Entonces se dieron cuenta lo que Jesús dice al final del Apocalipsis:

Apocalipsis 22:12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

La recompensa de la vida eterna no sería entregada sino hasta la segunda venida de Cristo al fin del mundo. Por lo tanto, la gente no podría recibir su galardón hasta que Cristo viniera en las nubes de gloria. Nota lo que dice la Biblia:

1 Tesalonicenses 4:15-17 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

La Biblia claramente dice que cuando Cristo vuelva, los muertos serán resucitados primero, luego los que están vivos serán arrebatados juntamente con ellos. El Señor primero debe descender para recibir a sus fieles antes de que ellos suban al cielo.

Job 14:10-13 Mas el hombre morirá, y será cortado; Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? 11 Como las aguas se van del mar, Y el río se agota y se seca, 12 Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo, no despertarán, Ni se levantarán de su sueño. 13 ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol, Que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!

Como declara Job, el hombre no se volverá a levantar hasta que no haya cielo, y ese evento ocurre en la segunda venida.

2 Pedro 3:10-12 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!

El estado de los muertos fue una verdad clave para quebrantar la mentira de la serpiente, que declaraba que ciertamente no moriríamos. También reforzó la verdad de que la vida sólo proviene de Dios, y de que sólo podemos recibirla mediante una relación cercana con él.

v. La restauración de la relación del Padre y del Hijo

La otra verdad clave que se hizo aparente para los adventistas fue que los pasajes en Daniel 7 hablaban de dos seres en el santuario celestial, que operaban en el juicio.

Daniel 7:9, 13, 14 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. 13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.

Este dominio que se le dio a Cristo es un paralelo de la piedra que destruyó a la imagen en Daniel 2. El juicio de Daniel 7 describe la recuperación de la iglesia de Cristo, y la entrada de un reino relacional familiar que jamás pasaría. ¡La era del tirano gobernante sin valor terminaría! Alabado sea Dios.

Sin embargo, como hemos mencionado, la Biblia describe al Anciano de Días y al Hijo del Hombre como que obran en un santuario literal en el cielo. Este hecho hizo que los adventistas realmente pensaran acerca de la relación entre el Padre y el Hijo. Notemos lo que Jaime White, uno de los fundadores del movimiento adventista, dice en cuanto a esto:

“Dice el profeta Daniel, ‘Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente (7:9).’ ‘Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino (7:13, 14).’”

“Aquí hay una sublime descripción de la acción de dos personajes; a saber, Dios el Padre, y su Hijo Jesucristo. Si se niega su personalidad, no hay ni una idea clara en estas citas de Daniel. En conexión con esta cita, léase la declaración del apóstol de que el Hijo era la imagen expresa de la persona del Padre. ‘Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia (Hebreos 1:1-3).’”[1]


“El lugar santísimo, que contiene el arca de los diez mandamientos, fue entonces abierto por nuestro Gran Sumo-Sacerdote para que entrara a hacer expiación por la purificación del santuario. Si nos tomamos la libertad de decir que no hay un arca literal, que contiene los diez mandamientos en el cielo, podremos ir sólo un paso más adelante y negar la ciudad literal, y al Hijo de Dios literal. Ciertamente, los adventistas no deben escoger la visión espiritual, en lugar de la que hemos presentado. No vemos una posición intermedia que pueda tomarse.”[2]

Para comprender correctamente las declaraciones en Daniel 7, el Padre y el Hijo debían ser comprendidos como dos personas separadas, sino no tendría sentido. La visión que tenían de Dios se interpretó a través de su comprensión del sistema del santuario celestial.

La iglesia de Roma, que había bloqueado el canal de bendición al confundir las mentes del pueblo en cuanto a la ley, el santuario y el estado de los muertos, desarrolló una visión muy rara de Dios, a la que llamaron la Trinidad. Tres personas en una sustancia, una extraña y mística unión que desafía el uso de la razón, y debe simplemente ser aceptada como algo más allá de la comprensión – y eso es exactamente lo que es.

Esta visión de Dios que Roma denomina Trinidad hizo imposible creer en la obra del Santuario en el cielo. Para reivindicar la visión celestial del sistema del santuario, el pueblo de Dios necesitaría una correcta comprensión de los personajes en Daniel 7, sino jamás lo verían, y la reunión no podría comenzar. Hay muchos que concluyen que la visión de estos adventistas pioneros estaba errada y necesitaba desarrollarse. Siempre hay lugar para el desarrollo, pero el punto clave es que para comprender correctamente la enseñanza del santuario, la relación del Padre y el Hijo debía comprenderse correctamente, y cualquier desarrollo que sucediera tendría que ser conforme con una visión correcta de la relación del Padre y el Hijo.

La otra razón por la cual debía comprenderse su relación era que recuperaba una visión correcta de los principios de liderazgo y sumisión. Adán y Eva fueron creados en la imagen del Padre y el Hijo. Esta imagen incluía los principios de liderazgo y sumisión. El canal de bendición no podía fluir correctamente con una visión incorrecta del agente sumiso divino. Este agente sumiso divino, como vimos, es Cristo, y gracias a Dios, la conciencia de la obra en el santuario celestial restauró todos estos puntos vitales.

d. Una plataforma sólida

Las piezas del rompecabezas comenzaron a juntarse. El santuario, la ley, el juicio, el estado de los muertos y la segunda venida, todos se conectaron para construir una plataforma sobre la cual el Israel espiritual podría reunirse. El mensaje de amonestación final de traer gente a esta plataforma se encuentra en Apocalipsis 14:6-12. Se lo denomina comúnmente el mensaje de los tres ángeles, y cada mensaje es como un escalón que te guía hacia la plataforma sólida.

Platform of Truth

A través del movimiento adventista, Dios sentó una plataforma para reunir a su pueblo y restablecer sus principios del reino familiar. El paso ahora estaba preparado para que los principios protectores de la ley se escribiesen plenamente en el corazón, para que pudiésemos dar gloria a Aquel que hizo los cielos y la tierra.




[1] The Personality of God [La personalidad de Dios], páginas 3 y 4.

[2] J.S. White, The Parable [La parábola], página 16.