Un asunto vital - 19 - El Maestro más grande que el mundo ha visto

Publicado Nov 06, 2012 por Adrian Ebens En Un asunto vital

19. El Maestro más grande que el mundo ha visto

En el último capítulo, trazamos la batalla entre las dos simientes mencionadas en Génesis 3:15. La simiente de Cristo se aferró al principio de que la vida fluye de Dios, y se mantiene a través de relaciones amantes y cercanas dentro de estructuras familiares. Estas relaciones se protegen con los mandamientos, y se escriben en el corazón mediante el viaje revelado en el servicio del santuario. La simiente de Satanás creció con la mentira de que la vida nos es inherente, y que el valor proviene a través del poder propio y los logros.

Hemos trazado la triste historia del fracaso de Israel en preservar el canal de bendición, el desparramo de sus familias, y su cautividad en Babilonia. Israel ahora estaba firmemente esclavizado, tanto de mente como de cuerpo, a los principios de la mentira de la serpiente.

a. Liberando a los cautivos

Ahora era el tiempo para que la simiente de Cristo viniera en persona, restaurara el reino familiar de Dios, y liberara a los cautivos. La liberación de esta cautividad debía comenzar en la mente y el corazón. No tenía sentido liberar físicamente a Israel si sus mentes se mantenían esclavas al sistema del poder inherente. El reino que Cristo establecería sería espiritual, liberaría el corazón de la mentira de la serpiente, y reconectaría a la humanidad con el canal de bendición que fluía de su Padre.

El profeta Isaías habló de esta obra cientos de años antes de que Cristo viniese:

Isaías 40:3-5 Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.


Isaías 41:15-18 He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montes y los molerás, y collados reducirás a tamo. 16 Los aventarás, y los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel. 17 Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. 18 En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.


Isaías 45:13 Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos.


Isaías 61:1 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.

Cuando se corta el canal de bendición, el corazón humano se transforma en un desierto de desolación. El agua del Espíritu de Dios no puede penetrarlo, y todo muere espiritualmente. Los montes de orgullo y los valles de depresión también bloquean el camino del Espíritu de Dios, de manera que no puede alcanzar a los esclavizados.

Vemos en los pasajes de Isaías que Dios bajaría los montes y alzaría los valles. Haría que fluyese el río de vida a estos lugares desérticos. Dios enviaría a su Hijo a proclamar o enseñar los principios de liberación, y a poner en libertad a los cautivos de la mentira. ¡Qué maravilloso don del cielo! Sin la venida de Cristo, la raza humana hubiera permanecido esclavizada a la simiente de la serpiente, y todos hubiésemos perecido. Cuán preciosas son las enseñanzas que Jesús trajo al mundo; mucho más importantes de lo que muchos perciben. Ahora examinaremos brevemente el proceso y las enseñanzas que Jesús dio para liberar a los cautivos.

b. Se restablece el canal de bendición

Hemos cubierto este proceso en el capítulo 16, por lo tanto sólo lo mencionaremos brevemente aquí como parte del proceso. Para permitir que el río fluyese a las regiones desérticas del corazón humano, Jesús tenía que reconectarnos al canal de bendición que otorga vida.

Debido a que la ley de Dios estaba escrita en el corazón de su Hijo, y Jesús estaba plenamente sujeto a su Padre, él poseía aquel canal que otorga vida. Al hacerse humano como nosotros, Jesús pudo conectarnos con el canal. Al estar conectados a él, podemos tener acceso al río de vida que fluye a través suyo.

Sin embargo, Jesús también tenía que bajar los montes y alzar los valles para que el río llegara al desierto. En las orillas del río, el mundo oyó, por medio de Jesús, que Dios estaba complacido con su Hijo y lo amaba grandemente. Inmerso en estas palabras, y todavía empapado de las aguas del Jordán, Jesús penetró el desierto (símbolo del corazón humano cautivo por Satanás) para abrir el río de vida a los desolados.

Al aferrarse a su estado de Hijo y mantenerse sujeto al Padre, Cristo rompió el poder de la mentira de la serpiente como ser humano, y por lo tanto su victoria ahora fluye, a través del río de vida, a los corazones humanos. En el bautismo de Cristo y en el desierto de la tentación, el canal de bendición se volvió a conectar.

Ahora que se había establecido el canal, las paredes protectoras necesitaban construirse. Estas paredes, por supuesto, son los mandamientos de Dios. Estos mandamientos habían sido pervertidos y tergiversados por la mentira de la serpiente, pero ahora Jesús nos mostraría su verdadero significado desde el reino familiar-relacional.

c. Se restablece la ley – el canal protector

Así como Moisés subió una montaña para recibir la ley de Dios, Jesús subió una montaña para proclamar la ley de Dios en su contexto verdadero. Como profetizó Isaías:

Isaías 42:21 Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla.

Esta obra se ha registrado más claramente en Mateo 5-7, el llamado Sermón del Monte.[1] No es casualidad que Jesús primero habla de la bendición y de cómo se recibe.

Mateo 5:1-11 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. 2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. 5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

Estas bendiciones sólo llegan mediante el canal de bendición que otorga vida, el canal que Cristo ha establecido. Si leemos estos versículos con la mente nublada por el pensamiento de la mentira de la serpiente, somos tentados a leer que Jesús nos dice que debemos ser pobres en espíritu para heredar el cielo, que debemos tener hambre para ser saciados, pero todos estos atributos vienen a los que reciben a Cristo y están conectados al canal. No podemos ser limpios de corazón, ni pacificadores, a menos que estemos conectados con la bendición de Dios.

Luego de esto, Jesús explica cómo aquellos que están conectados deben servir de canales, también. Así como Jesús permite que la bendición fluya a través suyo, debemos permitir que la misma fluya a través nuestro.

Mateo 5:13-16 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. 14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Los símbolos de sal y luz son agentes para sanar y conservar - una bendición. Como vivimos en sumisión al canal de bendición, otros serán expuestos a las aguas que fluyen a través nuestro, y serán bendecidos. Jesús ahora habla de la protección de este canal de bendición.

Mateo 5:17-19 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

Jesús habla del rol vital de la ley, y su rol de guardar la ley dentro de su contexto correcto. Los judíos habían intentado guardar la ley dentro del contexto de la mentira de la serpiente. Intentaron guardarla para ganar la aceptación de Dios, pero ahora Jesús habla acerca de la ley dentro de un contexto de reino totalmente diferente. Esto hace que los líderes judíos piensen que está tratando de destruir la ley. Jesús claramente les dice que no es así, y luego explica la naturaleza relacional de la ley, y cómo penetra en forma mucho más profunda de lo que los judíos habían imaginado.

Mateo 5:21-22 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.


Mateo 5:27-28 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.


Mateo 5:43-45 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Los judíos enseñaban a evitar el acto de matar, pero Jesús habló en contra de la violación relacional de odiar. Los judíos hablaban en contra del acto de adulterio, pero Jesús habló en contra de la violación relacional de pensar en una mujer simplemente como un objeto sexual. Los judíos hablaban de demostrar amor hacia tu prójimo, pero Jesús habló de demostrar amor hacia tu enemigo. Amar a tu prójimo que te ama no revela que el principio del amor fuese activo. Sólo cuando amamos a nuestros enemigos podemos ver que el amor mora en el corazón.

Jesús explicó la ley en forma relacional. No la presentó como un medio para ganarse méritos con Dios, sino como un medio para mantener unidas las relaciones, especialmente nuestra relación con Dios.

d. Se restablece al verdadero Dios como Padre

Jesús entonces dirige nuestra atención a la manera principal en la que debemos percibir a Dios. En la progresión de pensamientos de Mateo, Jesús primero menciona a Dios como Padre en Mateo 5:16, donde habla de ser un canal de bendición. Luego lo menciona en Mateo 5:45, donde se revelan los verdaderos atributos del amor cuando amamos a nuestros enemigos. Luego Jesús termina el capítulo 5 con una declaración que a menudo se malentiende:

Mateo 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Si leemos esto dentro del contexto de la mentira de la serpiente, quedamos con la impresión de que debemos desempeñarnos para ser como Dios y ganarnos su favor. Pero en el reino de Dios, esta declaración expresa aun más la necesidad de permitir que nuestra luz alumbre delante de los hombres, lo que mencionamos anteriormente. Si estamos dentro del canal de bendición, entonces el amor perfecto de Dios fluirá a través nuestro, y reflejaremos el canal perfectamente, como es el deseo de Dios.

En el capítulo 6, Jesús nos enseña cómo orar. Dice que llamemos a Dios “Padre nuestro”:

Mateo 6:9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Es tan vitalmente importante ver a Dios como un Padre que nos ama, valora y cuida de nuestras necesidades. Verlo simplemente como el Rey del universo no nos permite ver su corazón y su deseo por nosotros. La referencia a “Padre” es una invitación maravillosa de venir y hablar con él.

Una vez que vemos a Dios como un Padre que nos ama, nos liberamos del temor y la preocupación de intentar proveer para nosotros mismos. Ya no necesitamos enfocarnos en posesiones, ni preocuparnos por ellas. Al ver a Dios como nuestro Padre, nos liberamos de estas preocupaciones esclavizantes.

Mateo 6:31-33 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

La mentira de la serpiente hace que la gente dependa de su poder inherente para proveer sus necesidades y protegerse. Esta preocupación puede consumir el proceso entero de pensamiento de una persona, y no deja lugar para las consideraciones espirituales. Pero cuando vemos a Dios como un Padre, confiamos en que él proveerá para nosotros, para que podamos enfocarnos en mantenernos conectados con él.

e. Se restablece la visión correcta del sábado

Como hemos dicho anteriormente, el sábado es un recordatorio clave de dónde proviene la vida. Junto con el mandamiento de obedecer a nuestros padres, el sábado se coloca en el mismo centro de los mandamientos. Los líderes judíos habían transformado al sábado en una carga por la lente de la mentira de la serpiente. Tenían una lista espantosa de leyes a guardar en ese día. Sin embargo, el sábado debería representar la fuente de vida; es un monumento de libertad y descanso en nuestro Padre celestial. Fue diseñado para ser el mejor día de la semana.

Como medio para restaurar el significado verdadero del sábado, Jesús sanaba a la gente físicamente - un símbolo del saneamiento espiritual que viene cuando reconocemos a Dios como la fuente de vida.

Juan 5:5-11 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. 10 Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. 11 El les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.

Jesús también desafió a los líderes de Israel en cuanto a su percepción de trabajar en sábado. La percepción de los líderes judíos era de desplegar sus esfuerzos en evitar el trabajo. Sin embargo, este concepto está influido por la mentira de la serpiente y el despliegue del poder inherente. Jesús mostró claramente que el sábado fue creado para beneficio del hombre, y para el disfrute con su Creador.

Marcos 2:23-28 Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. 24 Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? 25 Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; 26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban? 27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. 28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.

El sábado es un monumento maravilloso cuando se lo comprende correctamente. Es triste que muchos cristianos ven al sábado como un intento de agradar a Dios mediante los esfuerzos propios. Reconocen que los líderes judíos estaban equivocados, y buscan la libertad que proviene de las buenas nuevas que trajo Jesús. Sin embargo, muchos no comprenden correctamente la fuente de vida y creen en el alma inmortal, tienen dificultades en ver al sábado como fue diseñado. Tales cristianos tampoco reciben ayuda al ver a muchos actuales observadores del sábado que aún se enfocan en una lista de reglas a obedecer para demostrar que están haciendo lo correcto.

Cuando amas a tu Padre en el cielo, la lista no es el enfoque. El enfoque es mantenerse conectado al Dador de la vida, estando en comunión con él, y descansando en su amor. Estoy tan feliz de que Jesús enseñó la comprensión correcta del sábado. Es una parte vital de la restauración del reino familiar de Dios.

f. Se restablecen los principios de sumisión

Lo más importante que Jesús vino a demostrar fue la sumisión hacia el Padre. Como expresamos en un capítulo anterior, el Hijo de Dios es el ejemplo divino de sumisión al Padre, y por lo tanto es el más capacitado para demostrarlo.

En el desierto de la tentación, observamos la sumisión de Jesús en todo su poder:

Mateo 4:3-4 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Jesús rehusó dejarse alejar de la voluntad del Padre. Notemos las siguientes expresiones de esta sumisión:

Juan 5:19 Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.


Juan 5:30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.


Juan 8:29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.

Pero es en la víspera de su muerte donde vemos la sumisión a un nivel que nunca se había visto ni comprendido antes:


Mateo 26:39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.

¡Qué fe increíble! Jesús estaba dispuesto a confiar su misma vida al Padre, y confiar en que el Padre sabe lo que es mejor – esto es asombroso de contemplar. La sumisión de Jesús hacia el Padre fijó en su naturaleza humana la disposición de sujetarse al Padre y confiar en él a cualquier costo. Esta victoria ahora fluye hacia nosotros mediante el canal de bendición. Ahora podemos confiar completamente en Dios, porque Jesús lo hizo por nosotros, y ahora lo puede hacer a través nuestro por su Espíritu.

g. Se restablece el verdadero propósito del santuario

Dios diseñó el sistema del santuario para escribir su ley protectora en los corazones del pueblo. Los judíos, influidos por la mentira de la serpiente, habían transformado al templo del santuario en un ícono nacional, un símbolo de orgullo, una posesión que los hacía sentirse bien sobre sí mismos. Encima de esto, se agregó la avaricia, el egoísmo y el deseo de ganancias de parte de los que cambiaban dinero en el templo y vendían animales de sacrificio para obtener beneficio. El sistema del santuario, como todo lo demás, había sido tergiversado y pervertido por la mentira de la serpiente.

Jesús señaló sus intenciones de restaurar una visión correcta del santuario, al purificarlo:

Juan 2:13-17 Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, 14 y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. 17 Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.

Al purificar el templo, Jesús señaló a su verdadero propósito: debía ser un lugar para que la gente se acercara a Dios y adorara. Jesús purificó el templo nuevamente hacia el final de su ministerio. Era vital para Jesús el restaurar una visión correcta del santuario, porque, como vimos, es el método designado por Dios para hacernos volver al reino familiar.

h. Se restablece la verdad acerca de la muerte y de la vida sólo en Cristo

Luego de varios años en cautividad, algunos de los israelitas fueron influidos por las enseñanzas de la serpiente acerca de la inmortalidad. Para romper esta mentira y reafirmar nuestra dependencia total de Dios para la vida, Jesús enseñó que la vida viene únicamente por él. No se encuentra vida inherente dentro de nadie más.

El Antiguo Testamento es muy claro en cuanto a lo que es el hombre, y qué sucede cuando muere:

Génesis 3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

El hombre fue creado del polvo, y al polvo volverá. No hay una vida retenida, ni un alma que se mantiene viva de ninguna manera.

Eclesiastés 3:19-20 Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. 20 Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.

Cuando el hombre muere, no se vuelve a levantar hasta la resurrección en el fin del mundo.

Job 14:12-14 Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo, no despertarán, Ni se levantarán de su sueño. 13 ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol, Que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras! 14 Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi liberación.

Jesús dejó muy claro en sus enseñanzas de que la vida únicamente proviene de su Padre, y mediante Jesús, y que sólo podemos tener vida mientras estemos conectados con él.

Juan 6:31-33 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. 32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.


Juan 6:46-48 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. 47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida.

Cuando un amigo de Jesús, Lázaro, murió, Jesús habló del estado en el que estaba Lázaro.

Juan 11:11-14 Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. 12 Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. 13 Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14 Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto.

Jesús se refirió a la muerte como un sueño. Durante el sueño, una persona está completamente inconsciente de lo que le rodea, no es activa en ninguna forma, ni participa en ninguna actividad. Descansa en su sueño, esperando la mañana cuando se levantará. Así exactamente es la muerte. Mira lo que dice Jesús:

Juan 11:25-26 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

Sólo aquellos que creen en Jesús serán resucitados para la vida eterna. Y la vida que tenemos ahora es un regalo para cada persona, dándole tiempo para decidirse a favor del reino de Dios o el de Satanás. Los que eligen al reino de Satanás, serán desconectados de la fuente de vida, y dejarán de existir.

Abdías 1:16 De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones; beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido.

Aquellos que han bebido el vino de la mentira de la serpiente, y continuamente beben de él, dejarán de existir al final.

Esta comprensión de la muerte provocará preguntas en algunos. No es el propósito de este libro el proveer un estudio exhaustivo del tema, sino de reafirmar el punto de que únicamente podemos tener vida cuando estamos conectados con la fuente de vida. Fuera de esa fuente de vida, no hay vida en absoluto. Como dice el apóstol Juan:

1 Juan 5:11-12 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

El comprender esta verdad es clave para ayudar a romper con la mentira de la serpiente de la vida y poder inherentes.

i. Se restablece la verdadera naturaleza y propósito de la oración

Una de las evidencias más claras de la creencia de que la vida y bendición existen fuera de uno mismo, es la oración personal: la oración que expresa la necesidad de fuerza; la oración que expresa la necesidad de comunión y conexión. Así es como Jesús vivió.

Mateo 14:23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.


Marcos 1:35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.

Los discípulos de Jesús eran seguidores fervientes y habían abandonado todo para seguirlo. Pero cuando escucharon a Jesús orar, le pidieron:

Lucas 11:1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.

Había algo en las oraciones de Jesús que hizo que los discípulos sintieran que les faltaba algo. La oración, para los israelitas, se había degenerado por la mentira de la serpiente, para convertirse en una forma o ritual que debía ser cumplido para uno poder ser digno. Jesús expuso esto cuando dijo:

Mateo 6:5-8 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. 7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Cuando sabemos que somos hijos de Dios por fe a través de Cristo, tenemos confianza en la oración y hablamos con él con amor y gozo. Le traemos nuestras preocupaciones y tristezas, y le abrimos nuestro corazón. En el reino de Dios, la oración es el resultado de una relación real; es relacional. La oración no es un acto a desempeñar para ser considerado santo, o para ser aceptado por Dios.

El ejemplo de Jesús en la oración fue otra pieza clave para traer nuevamente a la familia humana al reino familiar. Si Jesús como humano sintió necesidad de orar, ¿cuánto más deberíamos nosotros sentir esta necesidad?

j. Se restablece la dignidad de la mujer

En el reino familiar de Dios, el rol de la mujer es vital dentro de la familia. Una esposa y madre establece la autoridad de su esposo, y a través de los principios de sumisión, le enseña a sus hijos lecciones claves en cuanto a la sumisión al liderazgo.

Satanás siempre ha tratado de dificultar las vidas de las mujeres, y hacerles resistir el rol sumiso, o ser pisoteadas por un esposo indiferente u hostil. Los líderes judíos habían colocado a la mujer en una posición muy difícil. Por ejemplo, un hombre podía divorciarse de su esposa por las razones más triviales, y hacer que una mujer se sintiese extremadamente insegura, y por lo tanto complaciente, si quería mantener el respeto de la comunidad.

En caso de adulterio, generalmente se culpaba a la mujer como la causa del adulterio. Jesús trató con este asunto directamente, y vemos una impresionante defensa a una mujer de la que los líderes judíos se habían aprovechado. Veamos el siguiente pasaje:

Juan 8:3-11 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? 6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. 7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

Jesús defendió a esta mujer de los insensibles y crueles fariseos. No aprobó su parte en el pecado, pero le dio un sentido de valor al defenderla y salvarle la vida. No condenó su pecado, sino que le ofreció la esperanza de una nueva vida.

En otra ocasión, algunas madres trajeron a sus hijos a Jesús para que los bendijese. Estas mujeres, atraídas por el Espíritu de Dios, captaron algo en Jesús que sus hijos necesitaban, y que Jesús podía proveerles al bendecirlos.

Marcos 10:13-16 Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. 14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. 15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. 16 Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.

Los discípulos de Jesús vieron este evento como una intromisión en asuntos más importantes. Para demostrar la seriedad de esta situación, la Biblia indica que Jesús estaba “indignado”, o más claramente, bastante enojado de que se le negara el pedido a las madres. Hay pocas veces en las que se registra que Jesús haya estado enojado, y ésta es una de ellas. Mediante este acto, Jesús demostró que comprendía y le importaban las penurias de una madre, e hizo lo que pudo para aliviar esa carga.

Es interesante ver que fue la defensa de una mujer lo que finalmente llevó a Cristo a la muerte. Notemos este pasaje:

Mateo 26:6-16 Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, 7 vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. 8 Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? 9 Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. 10 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. 11 Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. 12 Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. 13 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella. 14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.

Cuando María vino a lavar los pies de Jesús, los discípulos, liderados por Judas, la despreciaron y la acusaron de ser derrochadora. Jesús inmediatamente defendió sus acciones y reprochó a los discípulos por sus corazones duros hacia ella, y luego pronunció que, donde fuera que se predicara el evangelio, se contaría la historia de María. Esto debe haber sido muy alentador para María. Ella demostró perfectamente la verdadera posición de un pecador arrepentido, y manifestó el gozo del perdón. Jesús quería que el mundo supiera que lo que ella había hecho era la respuesta más apropiada a su obra.

Luego que Judas fuera reprochado por Jesús, fue directo a los sacerdotes en busca de un acuerdo para traicionar a Jesús. Esta historia demuestra cuánto estaba dispuesto a sacrificar Jesús para elevar la dignidad de la mujer.

Esta obra fue vital para ayudar a restaurar las verdaderas relaciones familiares y el rol vital de una esposa y madre dentro de la familia.

Todas estas enseñanzas que Jesús restableció se encuentran en el libro de Apocalipsis como la “fe de Jesús”. La “fe de Jesús” es el conjunto de principios que Jesús vivió y enseñó. Esta fe, como descubriremos más adelante, sobrevivirá hasta el fin de los tiempos bajo el fuerte ataque de Satanás. Pero la simiente de la mujer triunfará, y el reino familiar de Dios finalmente gobernará al universo. Por lo tanto puede decirse: “aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12).




[1] Es interesante ver cuán claramente se revela la secuencia de restauración en Mateo. Los capítulos 1 y 2 hablan de la humanidad de Jesús y su resultante lazo conector con nosotros. Los capítulos 3 y 4 hablan del bautismo y la victoria en el desierto, donde se reconecta el canal de bendición. Los capítulos 5 al 7 hablan de la ley de Dios – la protectora del canal. Los primeros 7 capítulos de Mateo se han redactado cuidadosamente con el objetivo de sentar las bases para el reino celestial de Dios.