Un asunto vital - 18 - El imperio mundial: su surgimiento y tiranía

Publicado Nov 06, 2012 por Adrian Ebens En Un asunto vital

18. El imperio mundial: su surgimiento y tiranía

a. La batalla entre las dos simientes, dos mujeres, y dos ciudades.

La batalla entre el reino familiar de Dios y el sistema de poder inherente de Satanás se describe en Génesis 3 como la batalla entre las dos simientes:

Génesis 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

La simiente de la mujer representa al pequeño grupo de gente que busca fielmente aferrarse al sistema familiar de Dios en medio de muchos ataques. El corazón de esta simiente es, por supuesto, el Hijo de Dios, porque él es la mayor expresión de sumisión a la fuente de vida de Dios, y él establece el flujo de este canal de bendición. Si se preserva esta simiente, se preserva el ejemplo del Hijo de Dios. Cuando las familias siguen los principios de liderazgo y sumisión en el contexto de los mandamientos de Dios, y caminan en la senda del sistema del santuario, son llenados del Espíritu de Cristo, revelando su carácter.

Gálatas 3:16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

Gálatas 3:29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

Como vimos en el capítulo 16, una vez que la raza humana se esclavizó bajo los principios del reino de Satanás, era imposible que quedase libre. Por lo tanto, Jesús vino como ser humano y desarrolló un carácter humano que podría entonces fluir hacia nosotros, mediante el canal de bendición, para que pudiéramos obtener victoria sobre la serpiente.

Así, cuando vemos que hay gente que responde a los mandamientos de Dios y al sistema del reino familiar, en realidad es el carácter y el Espíritu de Cristo lo que se está reflejando en sus vidas. Esto es un misterio para muchos, y era un misterio hasta que Jesús vino a la tierra y reveló plenamente estos principios familiares de sumisión.

Colosenses 1:26-29 el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, 27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, 28 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; 29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Génesis 3:15 nos recuerda que Satanás buscaría matar esta simiente. Tuvo éxito en herir su calcañar cuando mató a Jesús en la cruz, pero esa hora tan oscura llegó a ser el triunfo más grande para el pueblo de Dios, y abrió el canal de bendición al mundo entero.

Pero Satanás no sólo trató de matar directamente a esta simiente en la persona de Jesús, sino que también trató de matarla en los corazones y mentes de sus seguidores. El primer ejemplo de esto es la historia de Caín y Abel:

Génesis 4:8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.

 

1 Juan 3:11-13 Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. 12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. 13 Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece.

Estos dos hermanos simbolizan la guerra entre los principios de Cristo y de Satanás a lo largo de la historia humana. Trazaremos la historia de estos dos principios a lo largo de algunos de los capítulos siguientes.

09 The Two Paths

Luego del episodio de Caín y Abel, Satanás intentó matar a la simiente de la mujer al tentar a los hijos de Dios a casarse con las hijas de los hombres, lo cual produjo los tiranos del mundo antediluviano. Este plan casi tuvo éxito, pero Dios llamó a Noé, y ocho personas se salvaron para preservar la simiente.

1 Pedro 3:18-20 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; 19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 20 los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.


1 Pedro 1:11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.

La Biblia nos dice que era el Espíritu de Cristo en Noé el que predicaba a la gente de su tiempo acerca del diluvio inminente. Estas pobres almas (espíritus encarcelados) estaban cautivas por el reino de la fuente de vida inherente de Satanás, y el Espíritu de Cristo, que fluía a través de Noé, les predicó para advertirles. Es triste que ninguno de ellos respondiera, y que sólo se salvara la familia de Noé.

Satanás entonces atacó a la familia de Noé: tentó a Noé para que se emborrachara, y tentó a su hijo para que cometiese un acto vil e inmoral. El resultado de esta tragedia fue el hombre Nimrod, que desarrolló los principios de base para el reino de Satanás en la tierra. Este sistema entero se llama, en las Escrituras, la ciudad de Babilonia, la primera ciudad que construyó Nimrod. Gran parte del mundo cayó bajo este sistema idólatra, y por eso, Dios llamó a Abraham a salir de Babilonia, y le enseñó sus principios del reino familiar.

Satanás atacó una vez más y tentó a Abraham a temer mientras estaba en Egipto (los Egipcios eran descendientes de Cam, el abuelo de Nimrod). Abraham casi perdió a su esposa como resultado, pero Dios intervino y envió grandes plagas a Egipto para evitar que se eliminara la preciosa simiente. Satanás sí logró exterminar el reino familiar de Lot gracias a la terrible inmoralidad de Sodoma y los fuegos que se necesitaron para refrenar este sistema profundamente inmoral.

Satanás atacó una vez más con la introducción de Agar como medio para producir un heredero para el reino que Dios le prometió a Abraham. Sin embargo, un verdadero heredero nació en la persona de Isaac.

Una vez más, Satanás atacó al esclavizar a los israelitas en Egipto, y evitó que ellos guardaran los mandamientos que protegían el canal de bendición. También intentó feminizar su sociedad para debilitar el canal.

Entonces Dios llamó a Moisés para que restableciera sus principios del reino familiar, y le dio instrucciones detalladas en cuanto a cómo la ley, que protege al canal de bendición, podría escribirse en los corazones de su pueblo. Esto se transmitió mediante el sistema del santuario.

Satanás atacó a través de la queja del pueblo contra Moisés. Atacó al lograr que adoraran al becerro de oro. Atacó al tentarlos que dudaran de la palabra de Dios que decía que podrían entrar en la Tierra Prometida. Sobre las orillas del Jordán, Satanás tentó a Israel con mujeres extranjeras, y luego de la muerte de Moisés, Josué y toda esa generación, finalmente logró romper el sistema del canal familiar cuando Israel abandonó al Señor y adoró a otros dioses – dioses que reflejaban los principios de Satanás de una fuente de vida inherente.

Dios envió a varios profetas para que intentaran preservar la simiente justa que llevaba el Espíritu sumiso de Cristo, y mantener un remanente fiel. Debido a que el canal se había debilitado tanto, el Señor pudo encontrar a muy pocos hombres que liderasen una obra de reforma. Debió levantar a mujeres en Israel, como la profetiza Débora, lo cual, aunque no fue lo óptimo, era lo mejor que se podía hacer en una situación desesperada.

Entonces Satanás tentó a Israel para que pidiera un rey, como las demás naciones. Ésta era una táctica para esclavizar los corazones y mentes de Israel bajo los principios de Nimrod y Babilonia, y evitar que el Espíritu de Cristo se manifestase en su pueblo. Los reyes de Israel fueron en su mayoría un desastre, y prepararon el camino para que Israel fuese recapturado físicamente.

Hacía mucho que Satanás venía preparando su simiente para la conquista del dominio mundial. Si Satanás podía controlar al mundo entero a través de su simiente, entonces podría cortar los principios del reino familiar de Dios. Podría borrar el santuario, los mandamientos y el pueblo de Dios, y todo lo que representase los principios del canal de bendición y el Espíritu de Cristo.

Mirando hacia adelante desde la época de Babilonia, vemos una serie de poderes mundiales que Satanás utiliza para atacar al pueblo de Dios, sus mandamientos, su santuario y su ciudad, Jerusalén, ciudad de paz. Luego que Cristo conquistó a Satanás en la tierra y colocó a su simiente, en forma segura, dentro de la iglesia (su esposa), Satanás provocó un ataque mundial a gran escala contra aquellos que guardaban los mandamientos de Dios y la fe del sistema del canal familiar de Jesús. Leemos acerca de esto en Apocalipsis 12.

Apocalipsis 12:1-5 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. 3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.


Apocalipsis 12:13-17 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

La mujer fiel, que representa a la iglesia de Dios, estaba bajo un ataque severo de parte del dragón y sus agentes. Satanás había aprendido desde temprano que uno de sus mejores métodos para descarriar al pueblo de Dios era introduciendo otra mujer. Aprendió este principio al introducir a Agar la egipcia para que fuese esposa de Abraham. Por lo tanto, la Biblia revela:

Apocalipsis 17:3-7 Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. 4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; 5 y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. 6 Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro. 7 Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos.

Así como Sara tuvo que lidiar con Agar, la iglesia de Dios tendrá que lidiar con otra mujer que declare ser la verdadera esposa de Cristo. Y así como, lamentablemente fue Sara quien sugirió utilizar a Agar para producir un hijo, también la iglesia misma fue la que permitió que esta otra mujer entrara y dominara a la familia de Dios.

Analizaremos estos versículos en detalle en los siguientes capítulos, y revelaremos cómo Satanás atacó al pueblo de Dios, sus mandamientos y su santuario luego de que Jesús regresara al cielo hace 2000 años atrás. Pero primero debemos volver a la cautividad de Israel y al surgimiento del dominio mundial.

b. La simiente de Satanás gobierna al mundo

Durante el tiempo de los reyes de Israel, Dios intentó advertirles mediante los profetas. Tanto Isaías como Jeremías advirtieron a los reyes de Israel de que serían llevados cautivos si no se volvían a Dios.

Jeremías 25:9-11 he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua. 10 Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada, ruido de molino y luz de lámpara. 11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.

Lamentablemente, no oyeron. Los reyes de Israel rechazaron los mandamientos de Dios y su sistema del santuario, en favor del sistema del reino de Satanás. Israel rechazaba continuamente el canal de bendición de Dios, y vivía fuera de él, por lo tanto Dios ya no podía protegerlo. Cuando nos alejamos del canal de bendición, damos a Satanás el derecho de atacar, destruir y desolar libremente. Finalmente llegó el momento en que Israel fue llevado al mismo centro de los principios del reino de Satanás: Babilonia.

2 Crónicas 36:5-7 Cuando comenzó a reinar Joacim era de veinticinco años, y reinó once años en Jerusalén; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios. 6 Y subió contra él Nabucodonosor rey de Babilonia, y lo llevó a Babilonia atado con cadenas. 7 También llevó Nabucodonosor a Babilonia de los utensilios de la casa de Jehová, y los puso en su templo en Babilonia.


2 Crónicas 36:18-20 Asimismo todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y chicos, los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey y de sus príncipes, todo lo llevó a Babilonia. 19 Y quemaron la casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusalén, y consumieron a fuego todos sus palacios, y destruyeron todos sus objetos deseables. 20 Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas.

Notemos cómo Nabucodonosor destruyó el santuario de Israel y tomó los utensilios del santuario y los colocó en su propio santuario o templo. Éste es un símbolo apropiado del dominio de la simiente de Satanás sobre la de Cristo durante esta época. Pero el Espíritu de Cristo luchó en forma maravillosa. Satanás deseaba gobernar la tierra para siempre a través de Babilonia, y construir un reino que durase eternamente. El sistema babilónico sí reinaría por mucho tiempo, pero al final, la simiente de la mujer heriría la cabeza de la serpiente. Esto significa que las mentiras de la serpiente en cuanto al poder inherente, finalmente, serían exterminadas.

Dios envió un sueño al rey de Babilonia acerca de estas cosas, pero lo dejó sin una interpretación. A través de la providencia, Dios permitió que un joven entre los cautivos de Israel interpretara el sueño, y le dio gran influencia sobre el rey de Babilonia, para que pudiese presentarle los verdaderos principios del reino de Dios. La historia del reino y su interpretación se encuentra en Daniel 2. Miraremos brevemente los puntos clave, pero te animo a leer el capítulo entero si no estás familiarizado con él.

El rey tenía “sabios” que declaraban tener conexiones con el mundo espiritual, y que deberían haber podido decirle al rey su sueño, pero no pudieron. Cuando trajeron a Daniel ante el rey, él humildemente explicó que el poder de interpretar sueños no venía de él, sino del canal de bendición de Dios.

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Daniel 2:26-28 Respondió el rey y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi, y su interpretación? 27 Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. 28 Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama.

Daniel entonces describió el sueño, que revelaba la estatua de un hombre. Este hombre estaa constituido por varios metales que disminuían en calidad y aumentaban en dureza. Estos metales representaban cuatro grandes reinos. Luego de esto vino una división en diez reinos, representada por los dedos del pie. El sueño entonces llega a un punto clave: vendría una roca y destruiría la estatua del hombre, y se establecería un nuevo reino que jamás terminaría. Este reino es el reino familiar de Dios, y Dios estaba diciéndole a Nabucodonosor que, aunque estaba reinando ahora, la simiente de la mujer al final triunfaría sobre la mentira de la serpiente.

Los estudiantes de historia bíblica identifican estos cuatro imperios mundiales como Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. La Biblia claramente indica que la cabeza es Babilonia, porque Daniel le dijo al rey que así era.[1] También sabemos, al leer más adelante en Daniel, que los reinos segundo y tercero son Medo-Persia y Grecia, porque el ángel se lo dice directamente a Daniel.[2]

Estos cuatro reinos dominarían al pueblo de Dios hasta la segunda venida de Cristo. Mientras tanto, Dios mantendría viva la simiente, y conservaría un testimonio de su reino familiar en la tierra, pero ese pueblo siempre estaría en la minoría. En la época de Media y Persia, Dios hizo que el rey permitiese al pueblo de Dios volver a Israel y reconstruir su templo. Tuvieron cierto grado de autonomía, pero la simiente de la serpiente estaba siempre allí, buscando controlarlos. Durante el tiempo de transición entre Grecia y Roma, los servicios del templo fueron interrumpidos por un rey llamado Antíoco Epífanes. Él profanó el templo al sacrificar un cerdo sobre el altar, e hizo muchas otras cosas malvadas e insultantes.

Sin embargo, tristemente, éste no fue el mayor problema. Luego de que los israelitas regresaran a su tierra, estaban decididos a no volver a caer en la idolatría. En lugar de reforzar el sistema familiar del canal de bendición, desarrollaron numerosas leyes acerca de cómo guardar la ley, el sábado, y cómo adorar en el santuario. Esta era una nueva táctica de Satanás para hacer que los israelitas probaran que eran fieles a Dios al guardar todos sus requerimientos, y aun más.

Debido a que estas leyes no eran un producto del canal de bendición, todavía estaban infectadas por la mentira del poder inherente de la serpiente. Sólo que ahora el concepto del poder inherente estaba dirigido hacia el intento de seguir fielmente al Dios verdadero. El efecto de estas leyes endureció e insensibilizó los corazones de los hombres, y los puso bajo el control de Satanás tanto como antes, sólo que ahora era más difícil darse cuenta de eso.

c. El Mesías Príncipe viene a su pueblo

Sabiendo que todo esto sucedería, Dios le dijo a Daniel en profecía de que la verdadera simiente vendría a liberar espiritualmente a su pueblo. No tenía sentido liberar físicamente al pueblo de Dios si sus mentes todavía estaban esclavizadas bajo la mentira de la serpiente. La paz y prosperidad jamás vendrían. Al enviar a su Hijo, Dios restauraría los verdaderos principios de su reino, y mantendría un remanente de seguidores fieles hasta la segunda venida de Cristo.

La venida de Cristo se enseñaba cada día en el servicio del santuario dado a Moisés, pero debemos recordar que este sistema entero era una colección de símbolos diseñados para mostrar el modelo de cómo Dios liberaría las mentes de su pueblo para que le adoraran verdaderamente como un Padre, y se aferraran al modelo de sumisión revelado en su Hijo.

El mueble en el atrio del santuario era el altar del sacrificio, y éste era el símbolo de la muerte del Mesías que vendría. Era la primera etapa del viaje hacia la restauración de la ley de Dios en nuestros corazones.

Vayamos a Daniel para ver la profecía que señala cuándo vendría el Mesías:

Daniel 9:24-26 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

Parte del lenguaje aquí es un poco difícil de comprender y requiere cierto estudio, pero el punto clave es que habría un período de setenta semanas proféticas en las cuales la nación israelita tendría que aceptar plenamente, o rechazar plenamente, al Mesías venidero.

Cuando se trata de usar tiempo profético, la Biblia aplica el principio de un día por un año:

Ezequiel 4:6 Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado.

El punto de partida para estas 70 semanas es la orden de restaurar y reconstruir Jerusalén. Un estudio cuidadoso de la Biblia revela que el año en que se cumplió esto fue el 457 A.C:

Esdras 6:14 Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia.

Hubo tres decretos que emitieron los reyes persas, pero como Esdras 6:14 señala, la orden entera se ejecutó en la época de Artajerjes. Los primeros dos decretos comenzaron el proceso, pero la restauración de toda Jerusalén vino con el tercer decreto. Este decreto fue dado en el séptimo año de Artajerjes, lo cual fue el 457 A.C.[3]

Para resumir, tenemos el siguiente cuadro:

12 When Jesus Becomes Messiah

La historia de la vida, muerte y resurrección de Jesús se relata simbólicamente en la historia de Apocalipsis 12, que vimos recientemente. Satanás intentó matar a Cristo poco después de su nacimiento, a través del rey Herodes, pero no tuvo éxito. Jesús completó su obra de establecer los principios del reino familiar, desarrolló un carácter humano perfecto, con el cual luego volvió al cielo para hacer fluir el canal de bendición a sus seguidores, mediante su rol de sacerdote en el santuario celestial.

En el siguiente capítulo veremos las enseñanzas de Jesús y cómo éstas restauran el canal de bendición.




[1] Daniel 2:38

[2] Daniel 8: 20, 21

[3] Esdras 7:8