Un asunto vital - 17 - Danos un rey, como las demás naciones
Publicado Nov 06, 2012 por Adrian Ebens En Un asunto vital
17. Danos un rey, como las demás naciones
a. Instrucciones detalladas para proteger la estructura familiar
Israel fue una nación extremadamente privilegiada al recibir la ley de Dios en el Monte Sinaí, junto con muchas instrucciones específicas sobre cómo guardar esa ley, y así mantenerse conectado al canal de bendición.
Muchas instrucciones fueron diseñadas para enseñar a las familias israelíes acerca de la naturaleza vital de las relaciones familiares. Algunas de las instrucciones parecen muy duras, hasta que nos damos cuenta de que la ruptura de la unidad familiar es el camino directo a la tiranía, la opresión, y la miseria. Nota los siguientes versículos que Dios le dio a Israel:
Levítico 20:8-10 Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico. 9 Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él. 10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.
El hombre que golpea a sus padres o los maldice, demuestra clara evidencia de que ha rechazado el canal de autoridad y bendición. Tal hombre es un peligro para sí mismo y para la sociedad. Tales acciones revelan las semillas de la tiranía, y ciertamente destruirán a una sociedad si no se les pone freno. No era el deseo de Dios el dar muerte a las personas, sino que los israelitas viesen, en estas instrucciones, las terribles consecuencias del pecado.
Muchos de nosotros estamos familiarizados con el inmenso dolor que sobreviene a las familias cuando las parejas cometen adulterio. Destroza la estructura familiar, quita el respeto, y deja una mancha en la comunidad. Estas acciones son tan peligrosas que Israel tenía que comprender que su resultado sería la muerte.
A muchas personas, estas instrucciones les parecen excesivas. Sin embargo, debemos recordar que la mayoría de las personas cree que la raza humana posee fuentes de vida independientes, con libertad de hacer lo que les plazca, en lugar de comprender que dependemos de Dios para cada latido. Tales personas no ven la naturaleza crucial de las estructuras familiares, y perciben a Dios como duro. Una vez más, la mentira de la serpiente confunde la realidad.
De los ejemplos de Isaac, Jacob y Esaú, aprendimos la naturaleza vital de la elección correcta del compañero. Los Israelitas no debían casarse con personas de otras naciones, que no comprendiesen la vital naturaleza de la estructura familiar. La historia de Nehemías revela la urgencia de este asunto para la supervivencia del sistema relacional familiar de Dios.
Nehemías 13:23-27 Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas; 24 y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo. 25 Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. 26 ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. 27 ¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras?
El casamiento de los israelitas con mujeres extrañas era un eco directo de los hijos de Dios antediluvianos que se casaron con las hijas de los hombres. El resultado sería el mismo – la tiranía. Nehemías fue apremiante en sus esfuerzos por prevenir que ocurriese esto.
Moisés recibió mucha instrucción para proteger la estructura familiar. Si Israel hubiese sido fiel, jamás hubiera sufrido como lo hizo. Dios dispuso ante ellos las bendiciones que vendrían al seguir su consejo, y las maldiciones por desobedecerlo. En Levítico 26, Dios dispone los ingredientes clave que hemos presentado para conectarnos al canal de bendición y preservarlo. Nota cuidadosamente:
Levítico 26:1-6 No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios. 2 Guardad mis días de reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová. 3 Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, 4 yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto. 5 Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra. 6 Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país.
- El mandamiento de evitar los ídolos fue dado con la intención de preservar la percepción relacional/ invisible de Dios. Los ídolos hechos de cosas materiales harían que Israel se desviase hacia un sistema basado en el poder y en el endurecimiento de las relaciones – tan duro como la madera, la piedra y el oro que adorarían.
- El mandamiento acerca del sábado era un recordatorio de la fuente del canal de vida y de quién los había creado.
- El santuario, como explicamos, proveía la carretera o el viaje para escribir la ley protectora de Dios en sus corazones.
- Los Diez Mandamientos (y las instrucciones detalladas en cuanto a esta ley), como hemos visto, son los protectores del canal de bendición. El sábado y el mandamiento de no adorar ídolos es parte de los mandamientos, pero se los ha destacado para darles un enfoque especial.
Dios le advirtió a los israelitas que si fallaban en aferrarse a estos principios, serían maldecidos y sufrirían opresión, pesar, y que serían dispersados en el extranjero.
Levítico 26:14-17, 28-33 Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, 15 y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto, 16 yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán. 17 Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga. …28 yo procederé en contra de vosotros con ira, y os castigaré aún siete veces por vuestros pecados. 29 Y comeréis la carne de vuestros hijos, y comeréis la carne de vuestras hijas. 30 Destruiré vuestros lugares altos, y derribaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará. 31 Haré desiertas vuestras ciudades, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume. 32 Asolaré también la tierra, y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moren; 33 y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades.
Cuando el pueblo de Dios se quita a sí mismo del canal de bendición, él no puede protegerlos. Él se representa como el que trae estas calamidades sobre su pueblo, pero las calamidades se cosechan como parte del proceso natural de rechazar el reino familiar de Dios. Él utilizaría las maldiciones como un padre que desea corregir a sus hijos extraviados; les permitiría sufrir las consecuencias de sus malas decisiones; y como él les permite sufrir, se hace responsable de lo que sucede.
b. Israel se aleja de Dios
Si Israel hubiera seguido fielmente estas cosas, hubiera tenido paz y prosperidad, y una vida libre del temor y la guerra. Israel comenzó bien, pero luego que Moisés, Aarón, Josué y sus contemporáneos murieron, subió una nueva generación que falló en preservar estos principios.
Jueces 2:8-12 Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. 9 Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. 10 Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. 11 Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. 12 Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová.
La paz y prosperidad que Israel vivió bajo el liderazgo de Josué no los llevó a agradecer a Dios, sino que los deslizó hacia la complacencia. Esta tendencia ha ocurrido muchas veces en la historia, y es una advertencia para nosotros. Observa las naciones occidentales de hoy, que se criaron con principios cristianos. Muchas de estas naciones se volvieron prósperas y ricas, y ahora todas, lentamente, se están alejando de sus principios originales para servir al materialismo.
Israel se alejó de Dios para servir a Baalim. Baalim era un dios que se labró siguiendo el sistema de adoración de Nimrod: la adoración al poder inherente de la naturaleza, y especialmente al sol. Al alejarse del Dios verdadero, Israel se alejó de la fuente de vida. La relación marido-mujer ya no se basaba en los principios de liderazgo y sumisión, como se refleja en la relación del Padre y el Hijo en el cielo, sino que las deidades que se adoraban estaban todas basadas en el poder inherente. La pérdida del ejemplo del agente sumiso significó la condenación de Israel: se cortó el sistema del valor relacional del cielo, y se crió una generación que se volvió insegura, sin sentido de valor, y temerosa.
El libro de Jueces detalla una serie de males y pesares que cayeron sobre los israelitas. Fueron sometidos por tribus vecinas, y sus familias fueron desoladas. La sociedad se feminizó porque se perdió el rol del padre para bendecir a sus hijos. Los hombres perdieron su coraje, debido a su inseguridad y falta de bendición. Para ayudar a Israel a escapar de la tiranía de sus enemigos, Dios tuvo que usar los servicios de una mujer, porque el liderazgo masculino se había diezmado.
Dios levantó a Débora como profetiza para que ayudara a Israel a escapar de la tiranía bajo la cual se encontraba. Bajo los principios de simiente y cuidado, ella nunca hubiese tomado el manto como líder del pueblo de Dios; pero los tiempos desesperados requieren medidas desesperadas, y Dios utilizó la fidelidad de Débora para liberar a Israel. Débora le pidió a Barac que liderara un ejército para luchar contra sus enemigos, pero nota la respuesta de Barac:
Jueces 4:8-9 Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. 9 Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.
Al no estar funcionando correctamente el canal de bendición, Barac estaba temeroso y deseaba que Débora le tomara su mano como una madre. Como resultado, el honor de la victoria iría a una mujer que actuaría con coraje.
Éste es el resultado de rechazar el sistema de bendición familiar de Dios. Como dice Isaías más adelante:
Isaías 3:12 Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos.
Cuando se requiere que las mujeres lideren al pueblo de Dios, es una señal de que el pueblo está en profunda apostasía, y que el canal de bendición está destruido. Los principios de liderazgo y sumisión nunca pueden funcionar correctamente bajo el liderazgo femenino, porque esto confunde los roles masculinos y femeninos. Sin embargo, era mejor que los israelitas fuesen liberados por las manos de una mujer antes de que continuaran sufriendo bajo el yugo de sus enemigos – eso hubiera sido mucho peor.
No es casualidad que el libro de Jueces presente a Sansón como un mujeriego de carácter débil, que le gustaba bromear, divertirse, y aterrorizar a la gente. Esto también es el resultado de la ruptura del canal de bendición. Una vez más, Dios hizo que los eventos funcionaran como para liberar a su pueblo de sus enemigos, pero Sansón es un ejemplo pobre de liderazgo masculino.
Vemos que, al elegir esposa, Sansón no fue sabio:
Jueces 14:3 Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada.
Sansón no tenía presente la naturaleza vital de la elección de una esposa fiel; lo único que le importaba era que le agradaba. Sansón era como un niño egoísta y egocéntrico dentro de un cuerpo de hombre.
Sansón, en verdad, se vio dominado por su deseo hacia las mujeres. Un hombre dominado por la pasión es el resultado típico cuando se destruye el sistema de bendición relacional, y cuando el pueblo de Dios se aleja del modelo del Padre y el Hijo, de liderazgo y sumisión, para seguir los modelos de igualdad y poder inherentes de Baal.
Sansón, moliendo para los filisteos, es un buen ejemplo de cuando el pueblo de Dios se aleja del Dios verdadero. Sansón era miserable, pobre, ciego y desnudo, esclavizado bajo un sistema falso de valores, y privado de las semillas de bendición que todo hombre necesita para ser un líder sabio y con discernimiento.
c. Israel consagra el sistema de la creencia en el poder inherente
Luego de muchos años de pruebas y tristezas, Dios levantó a un profeta, Samuel, para que liderara al pueblo de Dios. Mirando el contexto de la historia de Samuel, una vez más vemos la maldición del sistema del poder inherente - en la vida de Elí. Elí no era un hombre que podía refrenar a sus hijos y ser un líder fuerte. El padre de Samuel tampoco tenía discernimiento, y no parece ser el líder espiritual que debería haber sido.
Dios utilizó a Samuel para que hiciera volver a Israel al sistema de culto de Dios, y Samuel hizo una muy buena obra. Sin embargo, incluso él tuvo problemas para criar una familia de acuerdo con los principios de Dios, y sus hijos no siguieron el camino correcto.
Los pasos vacilantes de Samuel como padre dieron a los principales de Israel la oportunidad que habían estado buscando por mucho tiempo.
1 Samuel 8:4, 5 Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, 5 y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.
Los líderes israelitas no se contentaban con seguir viviendo en grupos familiares, bajo el liderazgo benévolo del profeta. Querían un monarca que reinara en forma absoluta. El deseo de tener un rey era un llamado a los principios de Nimrod. Ellos querían ser como las demás naciones; no querían ser diferentes ni peculiares. Sus inseguridades no podían lidiar con la idea de ser distintos. Este pedido fue un rechazo completo de Dios y de sus principios del reino familiar.
1 Samuel 8:7 Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.
El deseo de tener un rey aseguraría la destrucción final de Israel. Una vez que entraran en este camino, no habría escapatoria hasta que estuviesen completamente dominados, no sólo de mente, sino también de cuerpo. Esto es precisamente lo que sucedió más adelante con el cautiverio en Asiria y Babilonia. Satanás estaba al borde de una gran victoria. Si él podía atraer a Israel para que deseara un rey, podría entronizar sus principios de familia y gobierno, siguiendo el modelo de Nimrod, y asegurar la destrucción del sistema de bendición del canal familiar.
Samuel rogó que no hicieran esto, pero estaban resueltos a hacerlo:
1 Samuel 8:10- 20 Y refirió Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey. 11 Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro; 12 y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. 13 Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras. 14 Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos. 15 Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos. 16 Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras. 17 Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos. 18 Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día. 19 Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; 20 y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras.
Todo lo que Samuel advirtió, sucedió. Querían un rey que peleara sus batallas por ellos. Sus inseguridades y falta de bendición hicieron que les faltara el coraje, y revelaron que eran niños en cuerpos de hombres, en busca de un fuerte libertador que los protegiera. El punto clave que pasaron por alto es que los efectos desoladores de su sociedad quebrantada los obligaba a producir un hombre que fuese de coraje, fuerte y recto. Saúl, según todas las apariencias, parecía la elección perfecta, pero era un niño de la inseguridad, el temor y la falta de sentido de valor dentro de un cuerpo de hombre. Su falta de sentido de valor hizo que reinara como un tirano caprichoso.
Esta es una advertencia para el mundo hoy. Vivimos en una sociedad feminizada que está revelando una tiranía y falta de santidad que van en aumento. Eventualmente, la gente clamará por un libertador que los salve – pero será un rey implacable y sin corazón como Nimrod, sin consideración por los valores familiares verdaderos. No será un rey como Jesús, que es la misma encarnación de los principios verdaderos de bendición, y de la hombría santa.
d. Los reyes de Israel
Fueron muy tristes los resultados de la elección de Israel de tener un rey. Nunca se sentaron correctamente las bases, por lo tanto el canal de bendición rara vez fluyó. Como dijimos, Saúl cargaba con todas las características de un niño inseguro y maldito.
Cuando Saúl vio que David mató a Goliat, percibió a David como una oportunidad. Pero cuando la gente comenzó a cantar alabanzas acerca de David por su coraje en la guerra, lo percibió como una amenaza.
1 Samuel 18:6-9 Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. 7 Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles. 8 Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. 9 Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.
Esta mentalidad de oportunidad y de amenaza es una clara evidencia de cómo obraba en Saúl la mentira de la serpiente. Él falló en reconocer que todas las cosas provienen de Dios, y esto lo hizo perseguir a David durante el resto de su vida. Sus inseguridades y su falta de valor lo abrumaron tanto que constantemente lo acosaban los espíritus malignos.
1 Samuel 18:10-12 Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano. 11 Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces. 12 Mas Saúl estaba temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl;
El resto de la vida de Saúl es la triste historia de un hombre que se ahoga en su propia falta de valor, utilizando su poder para atacar y destruir amenazas reales e imaginarias, para poder asegurar su trono.
El Señor estaba con David, cuya fe en Dios y en el poder de Dios en lugar del poder propio, le permitió ser utilizado para hacer grandes cosas. Por la razón que sea, sin embargo, no fue impresionado por las lecciones de Abraham, Isaac y Jacob en cuanto a la estructura familiar, y falló en establecer su reino sobre principios correctos de liderazgo y sumisión.
2 Samuel 3:2-5 Y nacieron hijos a David en Hebrón; su primogénito fue Amnón, de Ahinoam jezreelita; 3 su segundo Quileab, de Abigail la mujer de Nabal el de Carmel; el tercero, Absalón hijo de Maaca, hija de Talmai rey de Gesur; 4 el cuarto, Adonías hijo de Haguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital; 5 el sexto, Itream, de Egla mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.
Si David lo hubiese sabido, hubiera buscado en oración una esposa que actuara como agente sumiso para que criara cuidadosamente a sus hijos y le asegurara su reino. Pero David parece ser ignorante en cuanto a estos asuntos vitales, y construye los fundamentos de su reino sobre varias esposas, incluyendo una, Maaca, como un contrato de paz con el rey de Gesur.
La casa de David estaba basada en un fundamento fallado, y los frutos pronto se manifestarían en sus hijos. Las múltiples esposas que competían por el afecto de David, combinado con las aspiraciones de cada mujer de que su hijo fuese el próximo rey, desarrollaron una corte real de celos, maquinaciones e intriga.
El primogénito de David, Amnón, tentado por el diablo, sedujo a su media hermana Tamar y la violó. Esto airó a Absalón, el cual discretamente conspiró su muerte. Absalón era el hijo de Maaca, la esposa extranjera de David, que debía ser un medio para un contrato de paz. David poco sabía que las semillas de las enseñanzas de Maaca a Absalón lo harían extremadamente ambicioso, astuto y maquinador. Esta mujer, que debía ser un lazo de paz, casi destruyó el reino entero de David.
Un misterio rodea al hijo de Abigail, Quileab, o Daniel, como se expresa en 1 Crónicas 3:1. Abigail parecía ser la más sabia de las esposas de David, y comprendía los principios de sumisión, pero luego de la muerte de Amnón, jamás se menciona a Quileab como candidato a rey. Aparentemente no hay mención de lo que sucedió con él.
En lugar de esto, el sucesor de David vendría de una relación adúltera con Betsabé. Podríamos pretender que esta mujer se estaba bañando inocentemente en su terrado, y que no tenía idea de que el rey podía verla, pero eso reflejaría un alto grado de ignorancia en cuanto a lo que ella estaba haciendo.
2 Samuel 11:2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.
Si Betsabé hubiera sido inocente, hubiera rechazado la invitación del rey de acostarse con él. Sin embargo, pareció bastante dispuesta, pues no se registra protesta de su parte. David, al actuar de esta manera, demostró que le faltaba completamente la comprensión del sistema del canal de bendición de Dios.
Las semillas de culpa que se encontraban en David y Betsabé por el adulterio y por la muerte del esposo de Betsabé, fueron parte de la receta que entró a su hijo Salomón. Es verdad que el Señor amaba a Salomón y lo bendijo con sabiduría porque había muchos buenos rasgos que recibió de sus padres, pero las malas semillas de la falta de valor, y la fallada estructura familiar, eventualmente, saldrían a la superficie.
Aunque Salomón tuvo gran sabiduría en muchas áreas, falló grandemente en el área donde más se la necesitaba. Tuvo 700 esposas y 300 concubinas. Construyó su ejército y se comprometió en grandes proyectos de construcción, y luego cobró impuestos al pueblo y los puso a trabajar. Aunque muchos señalan la gloria de Salomón, en realidad los resultados finales de su reinado fueron un desastre, y su reino acabó dividido. Él terminó adorando a los dioses falsos de algunas de sus esposas, y les construyó templos. Qué insulto al Dios del cielo.
1 Reyes 11:1-4 Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; 2 gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. 3 Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. 4 Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.
Salomón marcó la tendencia para que Israel siguiera un mal camino. El reino de Israel, que se separó de Judá luego de la muerte de Salomón, no produjo ni un solo buen rey. Varios reyes de Israel hicieron lo recto ante el Señor, pero incluso los buenos reyes parecían carecer de discernimiento. Por ejemplo, Josafat permitió que su hijo se casara con la hija de Jezabel. ¿En qué estaba pensando? La riña de este matrimonio llevó al primer “rey” femenino de Judá, Atalía, y ella casi destruyó a la nación entera.[1] Ezequías fue grandemente bendecido por el Señor, e hizo muchas buenas cosas para preservar el culto al Dios verdadero, pero cuando los babilonios vinieron a su puerta, les mostró toda su riqueza y tesoros, y dejó una semilla en la mente de los babilonios de que debían volver un día y llevarse esos tesoros.[2]
Israel, al fracasar en preservar el sistema del canal familiar, aseguró que los principios de Nimrod gobernaran al mundo. El deseo por territorio y poder no sería satisfecho hasta que surgiera un líder que dominara al mundo entero. Los principios del poder inherente, con toda su falta de sentido de valor, demandan de los hombres un deseo de poder ilimitado. Este poder es la única droga que puede calmar sus egos frágiles y sus almas sin sentido de valor. El primero de estos imperios mundiales surgió en la nación de Babilonia.
Aunque Israel deseaba un rey que lo reinara y que peleara sus batallas, no discernió que las familias de los reyes, a menudo, no producen hijos que son aptos para reinar, y el resultado es, generalmente, la tiranía. Además, la esclavitud voluntaria de los líderes de Israel a los principios del reino de Nimrod, haría que sus hijos fuesen cautivos físicos de este sistema.