EL REGRESO DE ELÍAS - Capítulo 5 – Mismos Dioses, Diferentes Nombres

Publicado May 01, 2012 por Adrian Ebens En El regreso de Elías

Capítulo 5 – Mismos Dioses, Diferentes Nombres

A. Una transformación radical

La habitación hervía de actividad, risas, música y excitación de juventud. Hacia el frente de la habitación, había dos grandes altavoces que retumbaban con los ritmos dominantes de una embriagadora guitarra. Yo había organizado una fiesta para celebrar con un grupo de mis amigos. Bueno, por lo menos trataba de hacerlo. Fui a sentarme en un rincón de la habitación donde un entusiasmado adolescente describía una escena de una de las últimas películas. Me acomodé y traté de empaparme de la atmósfera, pero algo no estaba bien. Me puse de pie, salí al patio trasero y me junté con algunos galanes que comentaban sus más recientes hazañas en la captura de las mujeres de sus sueños. No, no podía entrar en ese grupo tampoco. Caramba, ¿qué está pasando conmigo? La música comenzaba a alterarme los nervios. Dirigí la mirada hacia el otro lado de la habitación y vi una escena en el video que estaban pasando que me pareció muy ofensiva. Una idea me golpeó como un tren de carga: ¡Odio esto!

Mi mente se aceleró con posibles escenarios. Hasta ahora, ésta había sido mi definición de diversión, y ahora no podía soportarlo más. Algo se había apoderado de mi corazón y me había hecho imposible mantener el status quo. De alguna parte del abismo salió la idea monstruosa de que mi vida de diversión había terminado y que nunca más podría volver a divertirme. El temor era tan grande que experimenté una fuerte tentación de dejar de someterme a mi Salvador y regresar a mi antigua vida. Gracias a Dios Jesús pacientemente me guió a través de esto, y continuamos caminando juntos amorosamente.

Pasaron algunas semanas después de mi experiencia del camino a Damasco con Jesús. Mi vida quedó de cabeza. Nunca había sentido tanta paz en mi vida, y la Biblia comenzaba a cobrar vida. Bebía todo aquello, y experimentaba una libertad que nunca antes había conocido. Cuando Jesús llegó a mi vida, fue como un estruendo. De repente caí en cuenta de que mi lenguaje era inapropiado, que algunos de mis chistes eran vulgares y que ciertos aspectos de mi estilo de vida eran incompatibles con la nueva dirección en que ahora me dirigía. Estaba en un viaje hacia el nuevo reino. Era como ir a un país completamente desconocido y aprender el lenguaje y las costumbres desde el principio. Quería aprender porque amaba al Señor de ese reino, pero había sido enseñado en un reino diferente e iba a necesitar algún tiempo para adaptarme.

Cuando acepté a Jesús como mi Salvador, por semanas sentí que flotaba. Sentía una cercanía especial con él que ha permanecido conmigo hasta el día de hoy. Jesús había abierto para mí las puertas del cielo, pero ahora debía de ayudarme a quitar las semillas del pensamiento basado en el rendimiento. Debía de ayudarme a arrancar la filosofía de la vida que convertía mi desempeño  y mis logros—lo que yo hacía y lo bien que lo hacía—el centro de mi sistema de valores—quién era yo y cuál era mi valor. Es un viaje que todo hijo de Adán debería hacer. La única manera en que podemos hacerlo es mantener los ojos fijos en la luz de la cruz y valientemente entrar en los principios del nuevo reino.

Comencé a asistir a una reunión de oración junto con mis amigos. La primera noche, cuando nos arrodillamos, sentí alrededor de nosotros el dulce Espíritu de Dios, pero había otro espíritu de mi antigua vida que me estaba molestando. A medida que orábamos por turnos alrededor del circulo, me asaltó un pensamiento: “Yo no puedo orar como estas personas. Ellas son muy elocuentes”. Mi mente parecía fija en esta idea, y a medida que el círculo se movía más cerca de mí, el corazón me comenzó a latir más rápido. Pronto estaría bajo el reflector y todos estarían escuchándome. Pero, espere un momento, ¡Esta era una reunión de oración acerca de Jesús, no acerca de mí!

He aquí la maldición del pensamiento basado en el rendimiento. Aunque yo le había entregado mi corazón a Jesús y estaba tratando de seguirle, los principios de mi antigua vida todavía estaban allí dispuestos a arrastrarme de vuelta a hacerme el centro de todo; a hacer de mi desempeño en la oración el asunto, en oposición a mi relación con Dios en oración.

Al continuar en mi viaje, desarollé un profundo amor por la Biblia. Era una de las mejores maneras de aprender acerca del héroe que dio su vida por mí. Me encantaba estudiar acerca de Jesús y era una bendición, pero mi antigua vida estaba lista para hacerme caer en una trampa. Comencé a notar que la gente a mi alrededor tenía muchos menos conocimientos que yo de cosas bíblicas. Mis crecientes conocimientos bíblicos me daban más confianza para hablar. Pronto estaba dirigiendo pequeños grupos y luego grupos grandes en estudios bíblicos. Nuevamente, esto era gran bendición para mí y los que estaban a mi alrededor, pero lenta y firmemente, yo estaba regresando a una plataforma de valores por desempeño en vez de valores por relación. Sucede lenta e imperceptiblemente, pero sucede. En retrospectiva, veo que muchos de nosotros tenemos los  mismos dioses pero con diferentes nombres.

Si usted mira la tabla que aparece más abajo, puede ver cuán fácil es creer en la Biblia, pero vivir como el mundo. No quiero decir tener un estilo de vida desordenado. Quiero decir alcanzar valía por lo que hacemos.


En el mundo

En la iglesia

Educación

Conocimiento bíblico

Habilidad atlética

Capacidad para hablar en publico

Nivel en el trabajo

Puestos en la iglesia

Posesiones

Dones espirituales

Apariencia física

Desfiles de modas en la iglesia

Nacionalidad

Teología conservadora/liberal

 

Para muchos de nosotros, el andar con Jesús ha sido asaltado por el insidioso poder de la mentira de la serpiente. Cuando miro alrededor de la iglesia hoy día, puedo ver que los dioses de los cuales tratábamos de escapar en el mundo nos han hallado en la iglesia. Se han vestido de ropas de luz y les hemos abrazado como a buenos amigos. El resultado inevitable es ira, amargura y peleas en la iglesia.

C. La distancia entre la creencia y la acción

Es muy fácil parecer piadosos en la iglesia, pero ¿y qué de la persona sentada al otro lado de la iglesia que no quiere hablarle porque usted dijo algo acerca de ella a sus espaldas y esta persona se enteró? ¿Y qué acerca de la policía doctrinaria que va de un lado para otro en la iglesia buscando a los que no se adhirieron a su definición de ortodoxia, para que puedan ser expulsados de la iglesia? ¿Qué acerca de esos “espíritus libres” que tratan de tomar por asalto el comité de cultos e imponer a todo el mundo su nuevo estilo de culto y pobre de aquéllos a los que no les guste? La lista es interminable, y el gran enemigo de nuestras almas sabe que, mientras pueda mantenernos danzando a este son, somos esencialmente súbditos de su reino. Podemos creer en las enseñanzas de Cristo, pero todavía vivimos como el diablo con el pensamiento basado en el rendimiento. Estamos atrapados entre:


LOS_DOS_REINOS_-_

 

La evidencia más fuerte de que todavía estamos paralizados por el reino de Satanás es el alto grado de desunión y falta de amor cristiano en la iglesia. Si consideráramos nuestras relaciones como Dios considera las suyas, habría mucho más amor en la iglesia y mucha mayor preocupación sobre cómo nos tratamos los unos a los otros.

Es muy interesante que esta sutil transferencia de dioses de este mundo a la iglesia en nuestra experiencia personal también haya ocurrido en la experiencia corporativa de la iglesia. En el siglo cuarto, cuando Constantino “abrazo” el cristianismo, hubo toda una gama de cambios que tuvieron lugar en la iglesia cristiana. Un punto que es particularmente interesante es que muchas estatuas de los dioses paganos que estaban en el panteón fueron transferidos a la iglesia cristiana y sus nombres fueron cambiados por los personajes bíblicos como Moisés, David, y Pedro. Los mismos dioses con diferentes nombres.

No importa cómo lo disfrazan; todavía son paganos. ¿Y qué podemos decir en la actualidad? Una cosa es atacar a la iglesia corporativa por su apostasía de la verdad apostólica. Otra es ver los mismos principios en operación en nuestras propias vidas. Asegurémonos de que sacamos la viga de nuestro propio ojo antes de tratar de sacar la mota en el ojo de nuestro hermano.

Es interesante estudiar el viaje de los más ardientes seguidores de Cristo – sus discípulos. El problema del poder y la posición a menudo levantaba su cabeza. Observemos algunos pasajes de la Escritura:

En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? (Mateo 18:1, NVI).

Hay una razón, y una solamente, de por qué los discípulos hacían esa pregunta – interés propio. Los discípulos creían que Jesús eral el Mesías, el Cristo. Estaban emocionados y apasionados acerca de su creencia en él. Algunos hasta estaban dispuestos a morir por él, pero del mismo modo que cuando yo me preparaba a orar mi mente cambiaba de mi relación a mi desempeño en la oración, los discípulos se movieron de su relación con el Mesías a su posición en su nuevo reino.

Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéramos. Él les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. (Marcos 10:35-37).

El Dios de la posición y del status se había apoderado de tal manera de los principios del nuevo reino que Santiago y Juan estaban aprendiendo, que le pidieron a Jesús que les permitieran sentarse a su izquierda y a su derecha en su reino. Afortunadamente, Jesús nunca se cansó de que ellos fallaran en abandonar los principios del viejo reino. Él entendía que nos toma tiempo ver cuán profundamente enraizados están realmente los principios de Satanás. El problema que enfrentamos es que permitimos que los viejos principios prevalezcan. Sucede lo siguiente:

Cuando lo oyeron los 10, comenzaron a enojarse contra Santiago y Juan. (Marcos 10:41).

Cuando permitimos que nos gobiernen los principios del viejo reino, la contienda siempre es el resultado. Lo que Santiago y Juan hicieron hizo enojar a los otros discípulos. ¿Por qué? Porque ellos estaban enviando un mensaje que decía: “Nosotros somos mejores que ustedes”. Puede que no hayan querido hacer eso, pero casi siempre ése es el resultado. Jesús aprovechó esa oportunidad para tratar de ampliar la comprensión de ellos de cómo el reino de Dios es diferente de aquél en que ellos se habían criado. Tendrían que aprender a pensar de modo diferente.

Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:42-45).

¡Que estas palabras resuenen en nuestros oídos para siempre! Si usted desea ser grande en el reino de Dios, aprenda entonces a disfrutar de servir a los demás en vez de manipularles y contralarles. Jesús nos dice que los paganos (gentiles) se enseñorean de otros y disfrutan de ejercer su autoridad y demostrar quién manda. Por extraño que parezca, este mismo espíritu a menudo gobierna la iglesia, cuando varios miembros tratan de imponer su voluntad y autoridad sobre la iglesia.

¿Por qué el enemigo de nuestras almas encuentra tan fácil arrastrarnos de vuelta a nuestra antigua manera de pensar? Como hemos dicho antes, es nuestro profundo sentido de inseguridad lo que hace fácil para Satanás tentarnos para que nos probemos a nosotros mismos. A menos que recordemos cómo obtenemos nuestra valía, encontraremos imposible resistir tratar de convertir piedras en pan para demostrar que somos algo.

Hay algo que encuentro muy aterrador acerca de este principio basado en el rendimiento que se aferra tenazmente a nosotros. Jesús fue el mejor maestro que este mundo haya conocido jamás. Pasó más de tres años con los discípulos, enseñándoles todo lo que podía acerca del reino de los cielos, y aun después de esto, hallamos que, hasta en la misma noche de la crucifixión, los discípulos todavía estaban siendo controlados por los principios de la antigua vida.

De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. A la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado! Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quien de ellos sería el que había de hacer esto. Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.

En la víspera misma de la mayor demostración de amor que el universo ha visto jamás, los que estaban más cerca de Jesús, que conocían más de su reino que ninguna otra persona, estaban arguyendo sobre quién de ellos era el mayor. ¡La tristeza que Jesús experimentó en ese momento debe haber sido inmensa! ¿Podrían aquellos de nosotros que afirmamos ser seguidores de Jesús  estar repitiendo los errores de los discípulos – ferviente seguidores de Jesús – y sin embargo, estar dándonos de codazos y empujones entre nosotros en cuanto a quién es el mayor?

Sólo hay una cosa peor en el mundo que ser controlado por los principios basados en el rendimiento. Es ser controlados por ellos en la iglesia. Estamos absolutamente seguros de que nuestra experiencia cristiana no se rige por esta forma de pensar en alguna área? ¿Estamos seguros de que ninguna de nuestras creencias han sido forjadas en el crisol del pensamiento basado en el rendimiento? ¿Estamos seguros de que ninguna de nuestras enseñanzas han sido distorsionadas por el pensamiento basado en el rendimiento? Vamos a buscar a través de la Biblia de rodillas y suplicarle a Dios para que nos enseñe la verdad para que la semilla de Cristo no sea ahogada por la maleza o caíga en las rocas del orgullo, tomada por las aves del miedo, sino que caerá sobre la tierra buena de una relación fundada en Dios como nuestra fuente de vida y nuestro tesoro.

 

Presentacion_7_-_Capitulo_5_-_Sistemas_de_fuentes_de_vida