El Modelo Divino - 18 - El sellamiento del sábado
Publicado Oct 31, 2012 por Adrian Ebens En El Modelo divino
18. El sellamiento del sábado
Como pueblo de Dios sabemos que la fiel observancia del sábado es lo que revela que Dios es el dueño de una persona. También sabemos que es el poder santificador, simbolizado por el sábado, lo que sellará al pueblo de Dios."
Eze 20:12 Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.
En el capítulo 2 exploramos la estructura de la ley como fuente, la cual refleja el modelo divino en el centro de sí misma. Es mediante este modelo divino que el Espíritu de Dios fluye hacia nosotros, nos santifica y nos da el poder para vencer. No hay nada más maravilloso que una comunidad basada en los valores familiares, adorando juntos en el día sábado. Esto abre completamente la fuente en la ley ante nosotros. Observe lo que dice Elena de White:
La verdadera santificación es armonía con Dios, unidad con él en carácter. Se recibe obedeciendo a los principios que son el trasunto de su carácter. Y el sábado es la señal de obediencia. El que obedece de corazón al cuarto mandamiento, obedecerá toda la ley. Queda santificado por la obediencia. A nosotros, como a Israel, nos es dado el sábado “por pacto perpetuo”. Para los que reverencian el santo día, el sábado es una señal de que Dios los reconoce como su pueblo escogido. Testimonios, Tomo 6, pp. 351, 352.
El sábado le trae al pueblo de Dios la dulce efusión del Espíritu de Dios. Mientras más deseamos esta bendición del sábado y hacemos preparación para ello, más pan de vida tendremos para alimentarnos.[1]
Ya que hay una maravillosa bendición en el sábado, sabemos que Satanás estará en el campo disputando cada centímetro para evitar que recibamos esta bendición.
Es aquí donde el modelo divino viene a ser importante. El principio del sábado se trata del descanso de nuestra labor. Solamente los que pueden descansar en el canal de bendiciones podrán descansar de sus labores.
En el capítulo anterior examinamos la verdadera Piedra Angular y su falsificación. Quise presentar estos pensamientos como una base, para entender el sellamiento del sábado más claramente.
Alguien que está siguiendo el modelo después de una piedra angular que encuentra valor en compartir sus dones en la familia, la comunidad y la iglesia, le resultará muy difícil prepararse para el sábado y en verdad descansar durante ese día. La piedra falsa va a crear presión el viernes por la tarde. El deseo de trabajar en cosas que revelan nuestro talento y habilidad, está en contra de la necesidad de cesar nuestra labor. Esto no es solamente dejar de hacer el trabajo físico, sino de toda actividad mental que se relaciona con nuestra labor. Hay muchos que cesan su labor física el viernes por la tarde; no obstante, durante las horas del sábado están planeando, pensando y meditando sobre lo que harán después del sábado.
Si estamos construyendo sobre la verdadera Piedra Angular, entonces la necesidad del rendimiento y el logro comienza a reducirse; la preparación se hace más fácil y el sábado se hace más dulce.
Puedo testificar que antes de comenzar a seguir el modelo de la verdadera Piedra Angular, el viernes por la tarde siempre era un día agitado. Con frecuencia estábamos haciendo trabajos a última hora mientras que el sol se ponía. Por algún tiempo decidimos no ser “legalistas” acerca de estas cosas, y tristemente violamos los bordes del sábado.
A medida que me volvía hacia la verdadera Piedra Angular, me sentía más y más convencido acerca del sábado. Yo estaba bajo la convicción profunda de que debíamos estar en un estado completamente meditativo por lo menos media hora antes de la puesta de sol y de que todos estuviesen bañados, y las preparaciones terminadas antes de la puesta de sol. Me sentía convencido de que esto debía hacerse en un espíritu de paz y felicidad en vez de frustración apresurada. Muy raramente, en toda mi vida adventista, había yo podido darle la bienvenida al sábado con el corazón y la mente en completo descanso, y esperando ansiosamente que el día de reposo llegara.
Puedo informar con alegría que esto ya ha cambiado. Tomó tiempo cambiar los hábitos de una década. Al principio teníamos que reservar todo el viernes sólo para la limpieza de la casa y la preparación. Incluso entonces encontrabamos que a veces terminábamos justo a tiempo. Nuestros espíritus todavía se turbaban debido al estrés que sentíamos al prepararnos. Pero mientras más contemplábamos al modelo divino, más fácil se hacía la preparación para el sábado.
¡Qué delicia ha llegado a ser el sábado! ¡Qué alegría estar sentados juntos, meditando sobre la Palabra de Dios y alabándole antes de la puesta del sol!
¿Cuál es la condición de quienes guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús? Si en la familia hay quienes se niegan a obedecer al Señor y rehúsan observar el sábado, no recibirán el sello del Señor. El sello es una garantía divina de perfecta seguridad sobre los escogidos de Dios. El sello indica que eres un elegido de Dios. Eres propiedad del Señor. Y habiendo recibido el sello de Dios somos una posesión de Cristo y nadie podrá arrebatarnos de sus manos. —Manuscrito #59, 1895. El Cristo triunfante, p. 104.
El sello puesto en la frente es Dios, nueva Jerusalén. “y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios” (Apocalipsis 3:12). 15 Manuscript Releases, p. 225.
Para los que hemos estudiado este tema en profundidad, sabemos que el sello de Dios se encuentra en el sábado. Su nombre, título y su dominio se encuentran sólo en este mandamiento.
Apo 14:1 Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.
El espíritu de la profecía afirma:
Juan vio a un cordero en el Monte Sion, y con él 144,000, que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Tenían el sello de Dios. Reflejaban la imagen de Dios. Estaban llenos de la luz y la gloria del Santísimo. Si hemos de tener la imagen y el sello de Dios debemos abandonar todo lo malo, y entonces dejar nuestros casos en las manos de Dios. Mientras que estamos ocupados en nuestra salvación con temor y temblor, Dios producirá en nosotros, el querer como el hacer por su buena voluntad. Mientras que debemos poner de nuestra parte, no obstante, es Dios quien debe ayudarnos y santificarnos. Cristo nos hace penitentes para así perdonarnos. Pensamos que tenemos que hacer una parte de la obra solos. Hemos pensado que hay dos o tres escalones que hemos de tomar sin ningún apoyo o sosten, pero no es así. El Espíritu de Dios está continuamente atrayendo al alma hacia propósitos correctos, y hacia la armonía con la ley de Dios. La invitación se le ofrece a los indefensos, “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche”. Tan pronto como nos separemos del mal, y escogamos servir a Dios, responderemos a esta invitación. Review and Herald, 19 de marzo de 1889.
El nombre del Padre en la frente significa exactamente lo que está escrito: Padre. Nuestro reconocimiento de Dios como el Padre de nuestro Señor Jesucristo establece el modelo divino del “de quién” y “por quién”. Ver al Padre como la gran fuente de todo[2] nos hace ver al Hijo como el que lo hereda todo y descansa en la palabra de su Padre. Cuando vemos a Cristo en esta capacidad de Piedra Ángular se nos capacita para ser cambiados a su semejanza y por ende aprendemos a descansar en el día sábado. Mediante este proceso somos sellados y preparados para la crisis final.
He encontrado en la palabra de Dios y mi experiencia personal, que la piedra angular falsa me hizo considerar al sábado con ligereza[3] y empujar mis proyectos casi al borde del sábado, y de hecho, a menudo hasta las mismas horas del sábado.
Los que no aceptan a Jesús como el Hijo del Padre de hecho no creen en Dios como el Padre de nuestro Señor Jesucristo. No obstante es este nombre, “El Padre”, que será sellado en las frentes de los que se mantienen fieles a Dios.
Las traducciones modernas han alterado este versículo indicando que es el nombre del Padre y del Cordero:
Apo 14:1 Y MIRÉ, y he aquí el Cordero estaba sobre el monte de Sión, y con él había ciento cuarenta y cuatro mil personas, que tenían su nombre y el nombre del Padre de él, escrito en sus frentes. Versión Moderna, H. B. Pratt, 1929.
Pero sabemos que el Cordero tiene el nombre de su Padre:
Éx 23:20-21 He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. (21) Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.
Ya que el Cordero tiene el nombre del Padre en él, a medida que lo modelamos, llegamos a ser como él, y también tenemos el nombre del Padre al igual que Cristo. Así como Jesús nos dijo:
Jn 20:17… Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Hermanos, apelo a ustedes para que pongan orden en sus hogares en una forma calma, tranquila y gozosa para estar listos para el sábado, si no está sucediendo ya. Nada debe interponerse en el camino de estar preparados antes de la puesta de sol para tener nuestros corazones llenos de alabanza y agradecimiento hacia Dios y el Cordero. Esta preparación se hace más y más fácil a medida que contemplamos el modelo divino y aprendemos a descansar en el amor del Padre, al igual que nuestro Señor Jesús descansa en la palabra de su Padre.
[1] Cubro este tema en mas detalle en mi presentación “The Law of the Wise”, [La ley del sabio], (En inglés), por si desea explorarlo con más profundidad. http://vimeo.com/15831639.
[2] “No busco mi gloria,” sino la gloria del que me envió”. Juan 8:28; 6:57; 8:50; 7:18. En estas palabras se presenta el gran principio que es la ley de la vida para el universo. Cristo recibió todas las cosas de Dios, pero las recibió para darlas. Así también en los atrios celestiales, en su ministerio en favor de todos los seres creados, por medio del Hijo amado fluye a todos la vida del Padre; por medio del Hijo vuelve, en alabanza y gozoso servicio, como una marea de amor, a la gran Fuente de todo. Y así, por medio de Cristo, se completa el circuito de beneficencia, que representa el carácter del gran Dador, la ley de la vida”. Deseado de todas las gentes, p. 12, 13.