Conocer al Padre

Publicado Dic 09, 2011 por Adrian Ebens En El Padre y el Hijo

Christ-baptism

Juan 14:6-10 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (7) Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. (8) Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. (9) Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿Cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? (10) ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

Nadie viene al Padre excepto a través de Cristo Jesús. ¿Es este un paradigma arbitrario decidido sobre el concilio de tres seres celestiales o es realmente de la forma en que está escrito; significando que la realidad del universo es que es imposible venir al Padre excepto por medio de Jesús?

El contexto de esta discusión es “conocer”. No es simplemente la habilidad de estar en Su presencia. Significa conocerlo de corazón; experimentar intimidad y cercanía con el que engendra calor, amor, seguridad y todas las cosas que el corazón humano necesita.

Si leemos la Biblia claramente, entonces hay que dar por sentado que no hay manera posible de conocer al Padre salvo a través de Jesús. La versión Reina Valera dice nadie, y es lo que la palabra griega original ?????? actualmente significa, quiere decir ninguno o nadie, ni siquiera los ángeles pueden conocer al Padre excepto por medio del Hijo de Dios.

La pregunta obvia es, ¿por qué?

Es aquí donde deberíamos tener un entendimiento del reino del Padre. Escuche lo que el dice:

Jeremías 9:23,24: Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. (24) Más alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

Conocer a Dios verdaderamente es conocer su carácter y su persona. Sin embargo, ya que el Dios del universo dispone de poder ilimitado, y tiene una lista sin fin de logros, habilidades y talentos, sería imposible para nosotros como seres creados conocerlo realmente debido a quien él es, en vez de por lo que él hace.

Solo piense en esto por un momento; Sería imposible para nosotros, seres creados, realmente conocerlo debido a quien él es, en vez de por lo que él hace. ¿Por qué? He aquí un ser que no sabemos de adonde procede, ni como hace todas estas cosas. Todo lo que sabemos es que el hace estas cosas, incluyendo el mantenernos vivos. Su falta de origen hace imposible para nosotros que lo conozcamos sobre una base puramente relacional. De nuevo, ¿Por qué? Porque cuando usted conoce el origen de alguien usted lo puede conocer debido a quien pertenece y no necesariamente debido a lo que hace.

Aquí es donde el Hijo de Dios viene a nuestro rescate. Escuche cuidadosamente:

Juan 10:15 Así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre...

La herencia que Jesús recibió del Padre le permite conocer verdaderamente al Padre en un contexto puramente relacional. La habilidad de Jesús de conocer al Padre de esta manera cuando el Padre no tiene origen, mientras que Cristo si lo tiene, es suficiente evidencia de su linaje. Un ser creado nunca podría “conocer” a un ser sin origen. Eso es imposible. Sin embargo, Jesús, el Hijo divino de Dios conoce al Padre. Por lo tanto al contemplar a Jesús nos conectamos a un ser que es conocido simplemente en un contexto relacional. El término Hijo de Dios es su más alta majestad y gloria. Es él quien procedió del Padre. Su origen relacional asegura una plataforma de un reino relacional sobre la cual las obras y hechos son llevadas a cabo. Esta es la razón:

Isaías 9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro....

El gobierno del universo tiene que descansar sobre el Hijo porque el ser originado del Padre asegura la naturaleza puramente relacional del reino del Padre. Sobre esta base, conociendo al Hijo es la única manera de verdaderamente conocer el corazón del Padre. Es por esto que Jesús dijo:

Juan 14:7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.

Solamente por medio de Cristo podemos discernir el corazón de nuestro infinito Dios. Es a través de un ser que tiene un origen que podemos conocer el corazón de un ser que no tiene origen. O, cuán gloriosa es la persona de Jesús. Me conmueve hasta las lágrimas el gozo de solo pensar en ello.

¡JESUS ES EL CAMINO AL PADRE!

La misma cosa que es anatema al trinitario es vida para el creyente en el Hijo de Dios y en el hecho de que Jesús tiene un origen. Lo conocemos primero y sobre todo, debido a quien pertenece y no debido a lo que el posee o lo que puede hacer. Es la mente de Satanás que ha creado la idea de que no podemos conocer el origen del Hijo de Dios.

Juan 7:26-27 Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo? (27) Pero éste, sábemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.

Los judíos habían sido seducidos por la mentira satánica que el origen del Mesías no se conocería, sin embargo esto es exactamente lo que la trinidad del Adventismo está buscando decirnos hoy. Se nos dice que Cristo no tiene origen, y que si lo tuviese, esto probaría que el no es un ser divino.

Los trinitarios reclaman que si usted cree que Jesús es verdaderamente un Hijo por heredad, entonces usted hace de él un ser derivado, y por lo tanto inferior. Pero al quitarle a Jesús su origen, usted destruye la capacidad de conocerlo en un contexto verdaderamente relacional. Entonces solamente puede conocerlo por sus hechos y obras, y he aquí la altura de la idolatría humana. La adoración de un ser que es conocido por sus hechos y obras es exactamente lo que Satanás desea y lo que cada ser humano caído desea. Esto es lo absurdo de la trinidad; con el fin de pervertir su divinidad, usted destruye su identidad. La belleza del Adventismo pionero, es que ambas, la identidad y la divinidad de Jesús son preservadas y eso sucede a través del rechazo de la misteriosa trinidad.

La filiación de Jesús y su origen lo es todo para nosotros y es la misma gloria de su persona. No uso la palabra comienzo porque esta palabra está relacionada con tiempo, y el tiempo nunca puede ser usado como una medida de divinidad en un contexto relacional. La palabra origen solamente habla de una fuente. No habla de edad. El origen del Hijo del Hombre es el eslabón crítico que nos permite conocer al Padre. Sin ello nunca podríamos verdaderamente conocerlo.

El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Juan 14:9