Prefacio

Publicado Mar 11, 2012 por Daniel Bernhardt En Estudio sobre la Divinidad

Estimado lector:

Es mi anhelo que pueda leer este escrito rogando al Señor por la dirección del Espíritu Santo.

Hay algunos versículos que durante tiempo me han llamado profundamente la atención por la fuerza del mensaje que dan. Uno de ellos es:

1 Juan 4:8  El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

Este versículo nos habla básicamente de dos acciones del ser humano para con Dios. Nos habla de amar y de conocer. O mejor dicho de conocer y amar. “El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.” Mi tibieza, nuestra tibieza, ¡¡es un problema de conocimiento!! Si conociéramos al Señor tal cual es, tal como él es reflejado en las Escrituras, si conociéramos al Señor en nuestro caminar diario, le amaríamos, con todas las implicancias que esto tiene. ¡Cuán importante es conocer a Dios! Y el otro versículo que me ha impactado es el siguiente:

Juan 17:3  Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti,  el único Dios verdadero,  y a  Jesucristo,  a quien has enviado.

Esta es la vida eterna. ¿Cuál es entonces la vida eterna? Conocer “el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado". ¿Qué debo hacer para ser salvo? es la pregunta que se escucha por doquier. ¿Dónde puedo comprar el pasaje al cielo? ¿Cómo alcanzar la vida eterna? Estas preguntas están presentes en la vida por dondequiera que uno va. Y son preguntas que también me hago. ¿Qué debo hacer para ser salvo? Sin quitar Juan 3:16, este versículo nos suma algo más. Hay que conocer. Debemos conocer. ¿A quién debemos conocer? ¿Qué dice el versículo? El pasaje a la vida eterna consiste en el conocimiento de "el único Dios verdadero, y Jesucristo". ¡Ese es el pasaje a la vida eterna! Y volvemos al tema planteado con el versículo anterior, la importancia que tiene el conocimiento de Dios. No hay vida eterna si no hay un conocimiento cabal, inteligente y fundamentado en todas las Escrituras de Dios. No existen palabras adecuadas para expresar la importancia que tiene el adquirir un conocimiento verdadero de Dios.

Muchos vientos de doctrinas han salido. ¿Y cómo conocer la verdad? ¿Cómo sabes cual es la verdad? “Tu palabra es verdad” nos dice el versículo. Pero, ¿cómo saber si la frase, doctrina, afirmación o creencia con la que me encuentro es verdadera? ¿Cómo saber si la posición que yo mismo mantengo sobre un tema es verdad? ¿Cómo conocer si lo que creo es verdad? Es verdad si no contradice ningún versículo. Es verdad si no hace a un versículo mentira. Toda frase, creencia, doctrina, o afirmación es verdadera si hace que todos los versículos sean verdad. Una doctrina es verdadera si hace que todos, pero todos los versículos, sean verdad. Y este estudio trata de eso, de obtener un conocimiento de todos, o al menos la mayoría de los versículos del tema. Una expresión de la verdad que incluya toda declaración. El objetivo de este trabajo es plantear además algunos versículos muchas veces ignorados o no incluidos, e invitar al lector a que los considere. Ultimamente se ha generado cierta controversia respecto de la doctrina de la Trinidad. Y este trabajo también apunta a ello. ¿Qué dicen las Escrituras respecto de Dios? ¿Es sustentable la mencionada doctrina por las Escrituras? ¿Qué creía Elena de White al respecto?

Que la lectura de los versículos bíblicos expuestos pueda dar un conocimiento creciente de Dios, y que su palabra pueda traer su fruto a su tiempo, es mi deseo tanto para Ud. como para mí.