La firme posición de los pioneros

Publicado Ene 27, 2012 por Adrian Ebens En El Padre y el Hijo

Estaba leyendo en el tomo 3 de los Testimonios tocante a Laodicea y hallé lo siguiente:

Dios conduce a su pueblo paso a paso. La vida cristiana es una constante batalla y una marcha. No hay descanso de la lucha. Es mediante esfuerzos constantes e incesantes como nos mantenemos victoriosos sobre las tentaciones de Satanás. Como pueblo, estamos triunfando en la claridad y fuerza de la verdad. Somos plenamente sostenidos en nuestra posición por una abrumadora cantidad de claros testimonios bíblicos. Pero somos muy deficientes en humildad, paciencia, fe, amor, abnegación, vigilancia y espíritu de sacrificio [...] Testimonios para la Iglesia, Tomo 3, p. 280 (1873)

Esta declaración fue escrita por Ellen White, poco después del lanzamiento de la Declaración de doctrinas fundamentales de 1872. Ella indica que la iglesia estaba sostenida plenamente en sus posiciones doctrinales. El uso de la palabra "plenamente" es interesante a la luz de los numerosos reclamos hechos por los Trinitarios sobre la creencia de la plena deidad de Cristo. Ellen White en 1873, indica al usar "somos" que el pueblo, no sólo ella, estaba plenamente sostenido en sus posiciones doctrinales. Esto quiere decir que la palabra “plenamente” incluía la deidad de Cristo. Así que lo que Elena de White indica aquí es que la iglesia sostenía plenamente la deidad de Cristo en 1873.

¿Podría ser posible que ella dijo "estamos triunfando en la claridad y fuerza de la verdad, cuando nuestros pioneros estaban "luchando" "para ver" la "luz" de la "plena deidad" de Cristo en un contexto trinitario? Hubiese sido imposible para Ellen White escribir esta declaración un año después de que su esposo, junto con Uriah Smith, había publicado la Declaración de doctrinas fundamentales de 1872. Ella habría escrito: “Continuamos creciendo en el conocimiento de la divinidad de Cristo y otras doctrinas”. Pero, ¡NO! , ella afirma que la iglesia estaba firmemente anclada en sus posiciones doctrinales en 1873.

Lo que les faltaba era la aplicación (muy necesaria) de lo que habían aprendido y que consistía en obtener una preciosa fe probada en el fuego y un carácter semejante al de Cristo. Prestemos atención a este consejo. Mientras que más firmes estemos en nuestra posición en relación al Padre y su Hijo, más demostraremos el Espíritu de Cristo a medida que nos acercamos al fin de este mundo.