El Modelo Divino - 16 - Desenmascarando al desolador abominable

Publicado Oct 31, 2012 por Adrian Ebens En El Modelo divino

Sección 5. Santificados a través del modelo divino

16. Desenmascarando al desolador abominable

El propósito de este libro es tratar de sacar algunas implicaciones prácticas que el efecto de nuestra comprensión del Padre y el Hijo tiene sobre nuestras familias, iglesias, y comunidades en términos de bendiciones o maldiciones. Estoy tratando de demostrar que hay una gran diferencia entre el “hijo” de la trinidad y el Hijo del Dios viviente revelado en las Escrituras. Espero que hasta el momento tengamos una visión clara de que todos los aspectos de nuestra experiencia en la vida son afectados de alguna manera por esta comprensión.

En este capítulo quiero explorar la transacción que está descrita en Daniel 7 y 8. Se refiere a la venida del Hijo del hombre al Anciano de días. Esta venida es el pilar central y el fundamento del adventismo. Esta es la fuente de nuestro poder para saber lo que significa entrar al Lugar Santísimo. Nuestra comprensión de los caracteres centrales en esta transacción se reflejará en todas las demás doctrinas que sostenemos; por supuesto, sólo si es realmente nuestro pilar central.

El pasaje bíblico que más que ninguno había sido el fundamento y el pilar central de la fe adventista era la declaración: “Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; entonces será purificado el santuario”. El conflicto de los siglos, p. 405.

Mientras más claramente comprendamos esta cita, más verdadera llega a ser la experiencia de todo el juicio investigador. Quiero sugerir que solamente el modelo divino revelado en 1 Corintios 8:6 puede darle un verdadero significado a la transacción entre el Anciano de días y el Hijo del hombre.

Consideremos parte de esta narrativa cuidadosamente:

Daniel 7:9, 10, 13, 14 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. (10) Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. (13) Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. (14) Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.

¿Cuál es nuestra percepción de la realidad en esta historia? ¿Existe verdaderamente una persona que es el Anciano de días? ¿Está sentado? ¿Es su vestido blanco como la nieve? ¿Es el pelo de su cabeza como lana limpia? ¿Había en verdad libros que fueron abiertos? ¿Realmente trajeron al Hijo de Dios ante el Padre?

Quisiera hacer otra pregunta, pero antes de hacerla quiero mostrar la diferencia entre nuestros pioneros y los estudiosos del momento. Quiero que leamos como Urías Smith lo comprendió. Esta cita es de Bible Student Assistant, pp. 45-46. Uriah Smith, 1858.[1]

 

DIOS: UN SER PERSONAL

PRUEBA: “También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto SU ASPECTO, Jn 5:37

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, (2) en estos postreros dias nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyo heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; (3) el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de sus sutancia, etc. (Heb 1:14).

Estuve mirando hasta que… y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el PELO de su CABEZA como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Dan 7:9.

“Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. (19) Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. (20) Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. (21) Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; (22) y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi MANO hasta que haya pasado. (23) Después apartaré mi mano, y verás mis ESPALDAS; mas no se verá mi rostro”. Éx 33:18-23.

“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se PASEABA en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”. Gén 3:8

“Y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus PIES como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Éx 24:10.

“Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se SENTÓ a la DIESTRA de Dios”. Mc 16:19

“¿Tienes tú un BRAZO como el de Dios? ¿Y truenas con VOZ como la suya?” Job 40:9.

“¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?” Lam 3:38.

Ahora escuchemos a Jaime White:

Jaime White – Review and Herald, 19 de agosto de 1858.

¿Qué es Dios? Él es una inteligencia material que posee cuerpo y partes. Tiene la forma de un hombre. ¿Qué es Cristo Jesús? Es el Hijo de Dios, y es como su Padre, siendo “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia”. Es una inteligencia material, con cuerpo, partes y pasiones; poseyendo carne inmortal y huesos inmortales.

Ahora contrastemos las citas anteriores con la siguiente:

Preguntas bíblicas contestadas por DON F. NEUFELD – Review and Herald, 6 de octubre de 1977.

Vale la pena observar el hecho de que esta declaración no hace comentarios de sí los miembros de la Deidad tienen cuerpos físicos o materiales. Los adventistas han titubeado en especular acerca de este aspecto de la naturaleza de Dios. Hablando de él, ellos enfatizan sus atributos, tales como personalidad, auto-existencia, transcendencia, inmutabilidad, omnisciencia, omnipresencia, omnipotencia, santidad, y amor. Es verdad que en la Biblia, Dios es representado con orejas (Sal. 17:6), nariz (2 Sam. 22:9), una boca (Deut. 8:3), una mano (Zach. 2:9), pies (Sal. 18:9). Pero estas cosas son consideradas usualmente como antropomorfismos, o sea, expresiones atribuidas a las características humanas de Dios. Son intentos, declaran ellos, para ayudar a los seres humanos a entender a Dios, quien está muy por encima de ellos.

¿Vemos la diferencia? Regresemos a los pioneros y dejemos que ellos expliquen su posición más ampliamente. Dejemos que Jaime White nos establezca el contexto:

Nuestra posición es que un cambio ha ocurrido en la ubicación y obra de nuestro literal Sumo sacerdote en un santuario literal en el cielo, el cual ha de ser comparado con la venida del novio a las bodas. Este punto de vista es una salvaguardia contra el espiritualismo.[2] No solamente creemos en un Jesús literal, que es un “Ministro del Santuario”, sino que también creemos que el santuario es literal. Aun más, cuando Juan dice que vio “a uno como el Hijo del hombre” “en medio de los siete candeleros”, es decir, en el Lugar Santo, no sabemos cómo hacer de los candeleros algo espiritual, y al Hijo de Dios literal. Por lo tanto creemos que ambos son literales, y que Juan vio a Jesús mientras ministraba en el Lugar Santo. Juan también tuvo una visión de otra parte del santuario, cuya visión se aplica al tiempo del sonido del séptimo ángel.

 … El Lugar Santísimo, que contiene el arca de los diez mandamientos, fue entonces abierto para que nuestro Sumo Sacerdote entrara a hacer la expiación para la purificación del santuario. Si tomamos la libertad de decir que no existe un arca literal que contiene los diez mandamientos en el cielo, podríamos dar un paso más y negar la ciudad santa literal, y el Hijo literal de Dios. Ciertamente, los adventistas no deberían escoger el punto de vista espiritual, en vez del que hemos presentado. No vemos cómo se puede aceptar un término medio. La parábola, p. 16.

Jaime White entendió lo que estaba en juego. Sabía que si las escenas del juicio de Daniel 7 y 8 no estaban ocurriendo literalmente entonces la doctrina podría derrumbarse. Note como José Bates responde a la próxima pregunta:

¿Le da el Anciano de días realmente un dominio y un reino al Hijo del hombre?

Daniel el profeta enseña la misma doctrina: Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí en las nubes del cielo uno como el Hijo del hombre que venía, y llegó hasta el Anciano de días, y le hicieron llegar delante de él. (14) Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que no pasará, y su reino uno que no será destruido. Dan. 7:13-14. Ahora bien, todos admitimos que este personaje era Cristo Jesús; porque ningún ser en la tierra o en el cielo ha tenido jamás la promesa de un reino eterno sino él. ¿Y acaso el Anciano de Días no se lo otorga? ¿No sería absurdo decir que se lo dio a sí mismo? ¿Cómo podría decirse (o probarse), como lo hacen algunos, que el Hijo es el Anciano de días? Este pasaje y el del quinto capítulo de Apocalipsis, prueban de forma conclusiva que Dios y su Hijo son dos personas en el cielo. Jesús entonces les dijo: “… porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió”. Juan 8:42. “Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre”. José Bates, 1846, Opening of the Heavens p. 18.

¿Podemos ver cómo los pioneros respondieron a ésta pregunta? ¿Podemos ver como el rechazo de la trinidad les hizo ver que el Anciano de días era exactamente lo que el titulo da a entender: el Anciano de días? Por lo tanto él tenía absoluta autoridad para otorgarle el reino a su Hijo.

Por favor no hay que perder este punto, ya que revela el secreto del cabello largo y suelto del adventismo, y es el secreto de su poder. La realidad del santuario celestial, de la obra intercesora de Jesús, y de su recepción de un reino, depende completamente de una clara comprensión de las distintas personalidades del Padre y el Hijo. Cualquier cambio hacia un entendimiento metafórico debido a una mentalidad trinitaria, hará que el sistema se derrumbe por completo. Tal entendimiento parece un espejismo en las paredes polvorientas de las mentes de los académicos, y sirve sólo como una ilustración, pero no como algo verdadero.

Es imposible para una mente trinitaria el creer realmente que el Padre le está dando un reino literal a su Hijo. Solamente puede ser un gesto simbólico para el propósito del plan de la salvación y éste es el genio desolador de la trinidad. Obliga a la mente a un cambio metafórico y luego la despoja de la realidad del santuario, el Hijo del hombre, y el Anciano de días. Esta realidad es remplazada con rótulos metafóricos que están colgados de una pared para que los admiremos como si estuviésemos en una galería de arte.

Cuando creemos que Jesús es el “por quién” agente del Padre, entonces toda la narrativa del santuario tiene sentido como está escrito literalmente, y el evento llega a ser una realidad. Es por esto que nuestros pioneros hablaron con tanta frecuencia acerca de las distintas personalidades del Padre y el Hijo. Observemos:

Quienes procuran mover los antiguos pilares, no están afirmando las cosas; no recuerdan lo que han recibido y oído. Quienes tratan de introducir teorías que mueven las columnas de nuestra fe con respecto al santuario, la personalidad de Cristo o de Dios, están trabajando como ciegos. Procuran introducir incertidumbre y dejar al pueblo de Dios sin ancla, a la deriva. Recibiréis Poder p. 237

Debemos ahora estar en guardia y no apartarnos de los mensajes tan importantes que Dios nos ha dado para este tiempo. Satanás no ignora los resultados de tratar de definir a Dios y a Cristo en una forma espiritualista[3] que deja a Dios y a Cristo como si no fueran entidades. Los momentos ocupados en esta clase de ciencia, están haciendo un sendero para que Satanás venga y confunda las mentes con misticismos de su propia invención, en vez de preparar el camino del Señor. A pesar de estar ataviados con vestiduras angelicales han hecho de nuestro Dios y nuestro Cristo entidades falsas. ¿Por qué? –porque Satanás ve las mentes preparadas para su obra. Los hombres han perdido de vista a Cristo y a nuestro Señor Dios, y han obtenido una experiencia que es el Omega de una de los engaños más sutiles que jamás cautivara la mente del hombre. Se nos prohíbe establecer la imaginación sobre un tren de conjeturas. 11 Manuscript Releases, p. 211.

¿Podemos ver por qué Elena de White conecta la doctrina del santuario con las personalidades del Padre y el Hijo? ¿Se puede ver una distinción clara entre el Padre y el Hijo a medida que lee las declaraciones fundamentales de los adventistas sobre la trinidad?

2. Trinidad

Hay un solo Dios, que es una unidad de tres personas coeternas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este Dios uno y trino es inmortal, todopoderoso, omnisapiente, superior a todos y omnipresente. Es infinito y escapa a la comprensión humana, no obstante lo cual se le puede conocer mediante la propia revelación que ha efectuado de sí mismo. Es eternamente digno de reverencia, adoración y servicio por parte de toda la creación. (Deuteronomio 6:4; Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14; Efesios 4:4-6; 1 Pedro 1:2; 1 Timoteo 1:17; Apocalipsis 14:7).

En esta instancia el Dios que es uno también “son” tres personas a las cuales también se refieren como a un dios que es “uno” y “trino”. La palabra “uno” es un ser singular.

Veamos cómo algunos de nuestros Académicos adventistas describen a este Dios:

Sugerimos que Dios, en su autorevelacion trinitaria, ha afirmado que nos creó para reflejar el amor que reside sobrenaturalmente en su mismo ser como un Dios amante por la eternidad que es uno en tres. Ademas, el creo el amor trino que se encuentra en Dios no esta orientado hacia el yo, y eso implica enfaticamente que encontramos gozo y satisfaccion mas grande en vivir para otros y servir a otros. (Whidden, Moon y Reeve, La Trinidad, p. 252).

Podemos ver como el lenguaje usado es “un”, y “su”[4], y luego es combinado con el término “auto-revelación trinitaria.” Observemos también como la palabra “Él” también significa “ellos” en la siguiente cita:

En la doctrina de la Trinidad, no encontramos tres roles diferentes en una Persona (eso sería modalismo). Tampoco hay tres dioses en un conjunto (eso es triteísmo o politeísmo). El Dios único (“Él”) es también, e igualmente, “Ellos”, y “Ellos” están siempre juntos, cooperando estrechamente. El Espíritu Santo ejecuta la voluntad del Padre y del Hijo, que es también su propia voluntad. Dios revela esta verdad sobre sí mismo en toda la Biblia. Vislumbres de nuestro Dios, Escuela Sabática, Lecciones para adultos, Lección 1, 1er Trimestre de 2012, contribuyente principal: Jo Ann Davidson.

Esto hace las personalidades del Padre y el Hijo indistinguibles. Por favor observemos esta franca admisión de un teólogo adventista acerca de la dificultad en mantener una clara distinción de las personas en la trinidad.

La dificultad es suficientemente evidente. Una doctrina que afirma que Dios es uno, y que sin embargo hay tres personas en Dios, con frecuencia desconciertan la mente mientras intenta encontrar un marco relevante e inteligible en el cual esta contradicción aparente puede ser expresada y al mismo tiempo satisfacer las necesidades religiosas de la persona promedio. No es de extrañar que la referencia al Padre incomprensible, al Hijo incomprensible, y el Espíritu Santo incomprensible haya fomentado comentarios sardónicos en el sentido que toda la doctrina es incomprensible. Raul Dederen “Reflexiones sobre la doctrina de la trinidad”. Andrews University, 1970.

 Aquí está el secreto de Satanás para desolar el santuario celestial. Resulta de la fusión del Padre y el Hijo, cuya causa es una fórmula trinitaria de tres personas en un dios. Tan pronto se adopta esta fórmula, la narrativa de Daniel 7 y 8 es desolada.

Solamente la comprensión del Padre y el Hijo en relación al “de quién” y al “por quién” nos permite mantenerlos distintos en nuestras mentes y darle así un verdadero significado a la historia de Daniel 7.

 

 

 

 

 

 

 



[1] Letras mayúsculas en el original

[2] Espiritualismo como método de estudios bíblicos.

[3] [EN RELACIÓN A UN SISTEMA DE INTERPRETACIÓN, NO EL ESPIRITISMO POPULARMENTE LLAMADO ESPIRITUALISMO.] Este comentario en mayúscula fue insertado aquí por los encargados del patrimonio de Elena G. de White.

[4] Nota de traducción: En el texto original, los autores utilizan “He” y “His” –pronombres masculinos para la primera persona en singular. Mientras que en español el pronombre “su” puede ser ambiguo. Los términos del texto original en inglés no admiten ambigüedad.

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